Giorgio Enrico Cavallo demuestra en dos libros sus motivaciones cristianas
Cristóbal Colón fue «el último de los caballeros medievales», sostiene un historiador italiano
Cristóbal Colón no era un humilde marinero oriundo de Génova. Así lo revelan las recientes investigaciones de Giorgio Enrico Cavallo -profesor, historiador y periodista de divulgación- en el ensayo Cristóbal Colón el Noble. La epopeya transoceánica del último caballero medieval. Fabio Piemonte le ha entrevistado en Il Timone para profundizar los resultados de sus estudios.
-Profesor Cavallo, buscando en los archivos documentos sobre la figura de Colón, ¿qué ha descubierto que sea especialmente relevante?
-La historia de un Cristóbal Colón grumete de origen humilde, hijo de un cardador de lana, que se convierte en almirante y conoce a soberanos y Papas es, de hecho, poco creíble. Los documentos dicen lo contrario: aparte de sus orígenes, que no fueron genoveses sino muy probablemente vinculados a la familia piamontesa Cuccaro Monferrato, su procedencia familiar es noble. Esto explicaría sin duda sus conocimientos de la Biblia, latín y cartografía, así como su frecuentación de los salones de la corte portuguesa, en la que todos eran aristócratas. Entre otras cosas, recibió el título de "don" y más tarde incluso el de virrey de las tierras descubiertas.
-¿Así que Colón era un "caballero"?
-Sí, el último de los caballeros medievales, deseoso de encontrar tesoros para financiar una cruzada de liberación de Tierra Santa; un aristócrata que, preocupado por la conversión de los indios, los defendió de las garras de sus compañeros de viaje y de los primeros conquistadores.
Giorgio Enrico Cavallo (n. 1989) es profesor de historia y literatura italianas en la enseñanza media y superior e investigador de la historia del Piamonte.
»España estuvo a la vanguardia en la protección de los derechos de los indios. Las reservas de indios eran una triste realidad del mundo protestante y no, como se suele creer, de la América católica.
-¿Entonces Colón era un hombre de fe?
-En efecto, su fe es inherente a su propio nombre de "portador de Cristo", que designa también su misión entre los indígenas. Se hizo terciario franciscano; repetía a menudo: "Que Jesús y María nos acompañen en el camino"; alimentó un profundo celo por la conversión real de los indios, oponiéndose a la política de bautismos impuesta por los conquistadores. La progresión de los nombres dados a las islas descubiertas es también interesante en este sentido: Cristo Jesús (San Salvador), la Santa Virgen (Santa María de la Concepción), el rey Fernando (Fernandina) y la reina Isabel (La Isabela). También es muy consciente de que debe el éxito de cada viaje únicamente a la acción de la divina Providencia.
-¿Qué otros signos concretos de su fe son evidentes en sus viajes?
-En cada isla o promontorio que pisaba Cristóbal mandaba erigir una gran cruz de madera, rezaba y cantaba gloria a Dios. Nunca se hacía a la mar los domingos. Al escapar de tormentas y huracanes, Colón se protegió a sí mismo y a su tripulación con votos sagrados. En su segundo viaje, en 1493, descubrió una isla llamada Guadalupe, en homenaje al santuario al que había acudido para cumplir un voto que había hecho. Al morir, dijo: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". La Iglesia abrió su causa de beatificación, que, sin embargo, fue lamentablemente suspendida con la muerte de León XIII.
-Su último ensayo, "1492. La cruzada que cambió el mundo" ¿es una especie de continuación del volumen sobre Colón?
-Sí, me detuve en el contexto y los protagonistas del periodo que va de la Reconquista española a la conquista de América, deconstruyendo la vulgata según la cual los célebres conquistadores aniquilaron civilizaciones refinadas y avanzadas y saquearon sus territorios.
»La conquista española fue una continuación de las Cruzadas. Colón, Cortés, Pizarro interpretaron la cruzada como hombres de la era del Renacimiento y, como nobles caballeros, realizaron hazañas para mayor gloria de la cristiandad. Ciertamente, si por un lado la conquista española del Nuevo Mundo introdujo la civilización en América, poniendo fin a los atroces sacrificios humanos y alzando la cruz sobre el Nuevo Mundo, por el otro es cierto que el uso de métodos brutales y las ansias de poder de muchos conquistadores estimularon la propaganda anticatólica contra la España de Carlos V y Felipe II. Lo cierto es que en las Américas los indios se encontraron con un Dios que prohibía el canibalismo y los sacrificios humanos, un Dios de amor.
Traducido por Verbum Caro.