«El diario de Martina», una novela de valores y con una espiritualidad que marca a la protagonista

Enrique Calicó ha publicado la novela El Diario de Martina, lo que supone la obra número 30 de su trayectoria. En esta historia la mujer que da nombre al libro decide a los 70 años, y tras cinco años de letargo tras la muerte de su marido, emprender un viaje a París. Allí decide escribir sus vivencias, marcadas por una serie de valores y por una espiritualidad muy definida tanto en ellas como en los personajes que la rodean.

Martina explora el yo más íntimo en estas páginas en las que deja constancia de su amor por su hija y su familia y del recuerdo de su marido, que estará siempre presente en su corazón.

- Señor Calicó, ¿cuántos libros lleva publicados contando con este último?

- El Diario de Martina es el número treinta, pero hay que tener en cuenta que veintidós son teatrillos…

- ¿Quiere explicarnos que son lo que usted llama teatrillos para aquellos que no han tenido la suerte de recibir alguno por Navidad.

- Teatrillos son unas pequeñas obras de teatro para representar en casa por Navidad, aunque tengo entendido que también en algunas familias lo hacen en verano, que siempre es acertado.

Se trata de una familia de cuatro miembros, papá, mamá, el hijo Luisito y el abuelo, eje principal, el regulador, moderador, lleno de valores que va enderezando lo torcido. Con el tiempo se han ido ampliando de personajes, pues había familias que me decían que tenían más hijos y todos querían participar. Esto empezó en 1997, es decir desde entonces llevo 22 años felicitando a familia y amigos con esa obra que está muy bien ilustrada por la genial Pilarín Bayés.  

- Bien, ya sabemos que 22 son teatrillos pero además tiene algunos de autobiografía, mejor dicho, de momentos vividos suyos, de cuando era joven, de cuando era catequista, momentos mezclados con fábulas…

- Sí, las fábulas también son momentos míos muy bien disimulados que el lector puede interpretar a su manera y esconden una realidad, pero la lección que a mí me enseñó la vida es evidente.

- También ha escrito vida de santos…

- Bueno solo dos, la del Padre Pío, cuando muy poca gente había oído hablar de él y aún no era santo, por eso la escribí para darlo a conocer en lengua española. Y la de San José Oriol, un santo de Barcelona. Esta última porque me la pidieron en su tercer centenario en la Parroquia donde había sido bautizado, Sant Pere de les Puelles. Se presentó en formato igual que los teatrillos, también ilustrado por Pilarín, en la que ella hizo una verdadera obra de arte.

- El fondo, el entrelíneas, de todas sus obras tienen un sentido católico lleno de valores morales y espirituales que tanta falta hacen en la sociedad de hoy día. ¿Es esto lo que le impulsa a escribir?

- Yo tengo dos normas que me las impongo siempre. La primera es que cuando estoy frente a un trozo de papel en blanco, me digo: Si lo que vas a escribir, no vale más que ese trozo de papel, mejor que no lo escribas. La otra es que cuando Dios dicta, corre a buscar papel y lápiz. Cada uno que lo interprete como quiera.

- Pero usted en los teatrillos, cada año toca un tema diferente. Los que le hemos leído años tras años pensamos que tiene una imaginación muy desarrollada. ¿De dónde saca tantos temas?

- No, creo que tengo una imaginación normal. Los temas solo hay que sacar la cabeza por la ventana y ver lo que ocurre en la calle.

- Volvamos a El diario de Martina. Es su primera novela larga de más de 400 páginas…

- Perdone que le interrumpa, pero Momentos de una vida también es un libro extenso, claro que son momentos de mi vida y no una novela.

- A eso quería llegar, porque Martina parece una vida real, la vida de una persona que usted haya conocido, sólo que ha cambiado los nombres para no delatarla.

- No es el primero que me lo dice, pero se equivocan. Es una novela que he escrito sobre la marcha y a lo que daba mi imaginación, con algún que otro recuerdo. Pero todo transcurre tan natural, tan franco, que da esa sensación. Claro que salen sitios y hechos reales, y que yo he tenido que buscar atrás, fotos, recuerdos, y cerciorarme que no me equivocaba en nombres o como se escribían. Son lugares tan conocidos, que a todo el mundo le trae un recuerdo y disfruta el doble leyéndolo.

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- ¿Qué tiene Martina que todo transcurre tan natural y sin embargo te agarra desde el primer día?

- No sé, Martina es una mujer muy mujer, sencilla, inteligente, femenina, sensible, sentimental, que se reconoce a sí misma de lágrima fácil, romántica, amante de la pintura y de muchas otras cosas como la justicia, está llena de amor que se desborda a los demás. Quizás sea esa sencillez, esa bondad, sus reflexiones sobre los diferentes acontecimientos, no sé, pues recibo diferentes comentarios, unos les ha atrapado unas cosas y a otros, otras, puesto que toca diferentes temas. Hay quienes me han dicho como se percibe el evangelio, otros los diferentes Santuarios que ella visita, otros el cariño con los nietos… hasta me han dicho: “yo quisiera tener unos nietos así”.

- No se puede negar que es un libro que encanta a las mujeres. Y la pregunta es: ¿Usted ha escrito este libro para las mujeres? Seguramente más de una le habrá dicho: “Usted si que entiende a las mujeres”.

- Sí, me han preguntado ambas cosas. Yo escribí el libro para todo el mundo, especialmente para aquellas personas que se dejan llevar por la tristeza, para que reaccionen y se contagien de vivir con ilusión, mejor dicho que busquen en la vida la ilusión de vivir. Martina es una mujer que despierta del aletargo de haberse quedado viuda. Y después de cinco años despierta a la ilusión de vivir, y decide escribir su diario. Hay varias cosas que la empujan a ello, su hija con sus dos nietos que viven en Nueva York, la alegría de Ginés que contagia a todos los de la residencia, el buscar la justicia, sus nuevas amistades, su afición a la pintura que la llevará a una lucha interior, y sobre todo el hilo conductor , el deseo de encontrar esa fe que tenía su difunto esposo al que añora tanto. Y no parará en busca de esa fe.

En cuanto entender a las mujeres, ni hablar, los hombres no estamos capacitados para entender a las mujeres. Cuando digo esto, las señoras que están escuchando, hay que ver la cara de satisfacción que ponen, y es que es la pura realidad. No es lo mismo expresar las reacciones que puedan tener según los casos, que entenderlas.  

Martina es algo más que una vida cotidiana. Es la reacción positiva frente a la vida adversa. Es una lucha constante entre el bien y la tentación, lo fácil, lo atrayente. Y aquí se describen sus pensamientos. Y no cesará en su empeño en busca de tener fe. Para ello hará las cosas más inverosímiles. Visitará diferentes Santuarios para pedírselos la Santísima Virgen, etcétera.

- De todos los valores y buenos ejemplos que van saliendo sin querer en el libro como aquel que no dice nada, como el servicio a los demás, la amistad, la familia, su amor a la pintura, el despertar a la música y una lista interminable, ¿Cuál es para usted el que destacaría, el que le da más sentido en toda la trama?

- Sin lugar a duda el profundo sentido de espiritualidad con que Martina se va encontrando a lo largo de toda la obra, especialmente la que encuentra en las personas que la rodean, en el recuerdo de su marido, las nuevas amistades… y que cada vez más despiertan en ella ese profundo afán de querer descubrir la fe.

- Y con esto termino aquí esta entrevista para no alargarnos más, pues si nos introducimos en el libro, no terminaríamos nunca. Le deseo mucho éxito pues es un libro que hará mucho bien a los lectores.

- Pues así lo espero, muchas gracias y aquí me tiene a su disposición.