Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Del Apocalypsis Nova del beato Amadeo de Portugal al arte del siglo XVI y XVIII

En una visión, un beato conoció los nombres de los 7 príncipes angélicos: dejó huella en el arte

La Inmaculada a menudo aparece rodeada de ángeles, pero los 7 príncipes son arcángeles con signos identificativos
La Inmaculada a menudo aparece rodeada de ángeles, pero los 7 príncipes son arcángeles con signos identificativos

Pablo J. Ginés/Cari Filii

En el siglo XV, el beato Amadeo de Silva (14201482), un franciscano portugués de Ceuta que pasó años en España y después en Italia, escribió un libro describiendo sus visiones místicas. El libro se llamaba “Apocalypsis Nova”, y sus copias a mano empezaron a circular desde 1502.

Una de las más antiguas se conserva en el monasterio de El Escorial desde tiempos del rey Felipe II y es mencionado a veces en las literaturas de misterios esotéricos, como es el caso de la novela moderna de Javier Sierra “El maestro del Prado”. Según esta novela, el beato Amadeo avisa en su “Apocalipsis Nova” de que al acercarse el Juicio Final, la Virgen se manifestará a través de cuadros e imágenes pictóricas.

Ahora, Editorial Encuentro, en la serie “Los tipos iconográficos de la tradición cristiana”, en su volumen Los Ángeles II: solicitud de los espíritus celestes, recoge muchos de esos cuadros y su historia. Se trata de un volumen muy hermoso de 583 páginas lleno de imágenes e ilustraciones.



Enseñanzas (supuestas) del arcángel Gabriel
El título completo del libro real del beato Amadeo era “Apocalipsis Nova, sensum habens apertum, et ea quae in antiqua Apocalypsis erant intus, hic ponuntur foris, hoc est, quae erant abscondita, sunt hic aperta et interpretata”. El autor explica como en 8 trances o raptos o visiones le visita el arcángel Gabriel y le habla de cómo Dios creó a los ángeles, el mundo y el hombre. Hay quien dice que este Amadeo de Silva, también llamado Amadeo de Portugal, era hermano de Santa Beatriz de Silva, fundadora de las Concepcionistas en España, pero no es algo seguro.

Su libro se difundió de verdad casi dos siglos después de su muerte, a finales del siglo XVII, por el doctor Alonso Alberto de Velasco, “cura de la Santa Iglesia Catedral Metropolitana de Mexico, abogado y consultor del Santo Oficio de la Inquisición de Nueva España, según cuenta el teólogo jesuita Andrés Serrano (16551711) en su obra “Los siete principes de los ángeles, validos del Rey del Cielo” publicada en México en 1699 y en Bruselas en 1707.

 La Virgen, los 7 príncipes arcángeles y la Trinidad como tres hombres parecidos a Cristo, un motivo que se repitió mucho en el siglo XVII y XVIII

Los 7 ángeles especiales ante el trono de Dios
Los jesuitas fueron los verdaderos difusores en el arte de los Siete Príncipes de los Ángeles, que encontramos en muchas obras del siglo XVIII y posteriores en España y en América.

Que hay siete ángeles especiales ante Dios lo dice la Biblia: “Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que tiene entrada a la gloria del Señor“, explica el ángel en el Libro de Tobit 12:15. Y en Apocalipsis 1,4 leemos: “Reciban gracia y paz de Aquel que Es, que era y que viene de parte de los Siete Espíritus que están delante de Su Trono“.

Los nombres de los siete príncipes de los ángeles que se mencionan en “Apocalipsis Nova” y que después encontramos en la pintura, casi siempre acompañando a la Virgen, se obtienen de distintos sitios. Por un lado, están los 3 arcángeles cuyo nombre  conocemos de la Biblia: Gabriel, que habló con María; Miguel, que lucha con el demonio y Rafael, que acompaña a Tobías en el libro de Tobit.

Los 7 Príncipes de los Ángeles: Rafael con el pequeño Tobías, Uriel con espada de fuego, Sealtiel con el incienso, el capitán Miguel con su estandarte, Gabriel como mensajero de María, Jehudiel con su garrote y Barachiel con sus flores

Uriel, representado con espada de fuego
Otro ángel de la lista es Uriel, que no aparece en la Biblia pero sí en el Primer Libro de Enoc, un apócrifo judío escrito por varios autores entre el siglo III a. C. y I a.C. Puede que la Carta de Judas, de la Biblia, se remitiese a este texto al hablar, por ejemplo, de la caída de los ángeles. Uriel, en hebreo, significa “fuego de Dios”, así que muchos artistas lo han relacionado con el ángel con espada de fuego que expulsa a Adán y Eva del Paraíso. Es curioso que en el Libro de Enoc aparecen otros arcángeles en una lista (Raguel, Sariel y Remiel, además de los bíblicos) que en Apocalipsis Nova no se citan.

Los otros tres príncipes de los ángeles son Jehudiel, Sealthiel y Barachiel, nombres que al parecer se sacan de una lista de muchos en el IV libro de Esdras, también llamado Apocalipsis de Esdras, un texto tardío del siglo I, que la Iglesia Copta incluye en sus biblias y fue bastante influyente en la Antigüedad.

Sealtiel, protector de Isaac y de Ismael, intercesor
El influyente biblista jesuita Cornelio a Lapide (1567–1637), uno de los divulgadores de la devoción a estos ángeles, considera que Sealtiel es el ángel que en Génesis impidió a Abraham matar a Isaac, y que también es el que explica a la esclava Agar que tendrá un hijo llamado Ismael. Se le considera muy intercesor: en las pinturas aparece con las manos en oración o con incienso (signo de elevar comunicaciones a Dios).

Jehudiel y Barachiel, pueblos y dones
Jehudiel porta corona y garrote, se le considera guía de pueblos y gobernantes
, y se piensa que fue quien llevó a Israel por el desierto (en Éxodo 23, 20-33).

Barachiel se considera que es quien reparte los dones del Espíritu Santo y suele representarse con el regazo lleno de flores.

Fray Juan Interián de Ayala (16561730), un mercedario académico e intelectual, consideraba que los 3 ángeles que visitaron a Abraham podían ser estos Jehudiel, Barachiel y Sealtiel. Pero los teólogos modernos (y muchos de los antiguos, incluyendo el Beato Andrei Rublev, pintor del famoso icono ruso de la Trinidad, del siglo XIV-XV) prefieren ver en esa escena de los tres misteriosos visitantes sin nombre un símbolo del Dios Trino y Uno que visita al hombre.

El jesuita Andrés Serrano, escribiendo en el México del siglo XVII, cita las visiones del beato Amadeo de Portugal para describir las escenas que luego se verán en muchas obras barrocas.

Cuadro de Cuzco del siglo XVII (hoy en el Hotel Monasterio, antiguo beaterio de Nazarenas); los 7 Príncipes de los Ángeles en el Centro; sobre ellos, María, Reina del Cielo y Trono de Dios; más arriba, la Trinidad, representada como tres hombres con rostro de Cristo

Ante el Trono de Dios… que es María
Así, los ángeles cantan: “El más bienaventurado es aquel Hombre, cuya naturaleza, oh Dios, te dignaste tomar; después de Éste, tu Madre beatísima; después de ésta, los siete Ángeles”.

María es el Trono de Dios y ante ella se sitúan los siete ángeles. Ella, Reina del Cielo, puede disponer de ellos, sus asistentes.

“Así la Madre del Señor se dice tener siete Ángeles notables, que asisten a su Trono, de cuyo número es el bienanventurado Rafael, como se dice en Tobías, según aquello del Apocalipsis: La Gracia sea con vosotros […] Por los siete espíritus que están en su presencia y consiguientemente delante del Trono de la Madre, que se sienta a su diestra“.

Recientemente se ha editado en España, en Editorial Encuentro, en la serie “Los tipos iconográficos de la tradición cristiana”, su volumen “Los Ángeles II: solicitud de los espíritus celestes“, un interesante y hermoso libro de 583 páginas lleno de imágenes e ilustraciones de estas escenas de los 7 ángeles con la Virgen María.

Los 7 ángeles en cada momento de la vida de María
Es curioso que “Apocalipsis Nova” explica que en el momento de la Anunciación, a Gabriel le acompañaban solo Barachiel y Jehudiel, como símbolo de la Trinidad. Pero a los pintores barrocos y clasicistas esto no les convence y pintan a los 7 príncipes angélicos en la Anunciación de Totimehuacán en México (del año 1729). En otro cuadro en Tepozotlán, María aparece en el centro rodeada de los Siete Príncipes y coronada por una Trinidad representada por tres hombres cristomorfos (con aspecto de Cristo). En estos años se pintan todo tipo de escenas marianas (de la Ascensión, del bautizo de la Virgen y otros momentos de la vida de la Madre de Dios) rodeada de sus 7 ángeles.

Alberto de Velasco, desde la catedral de México gran difusor de estas devociones, escribía: “A vos Señora os tributan debidas adoraciones, como a su Reina, los siete más nobles Espíritus que vio San Juan, como siete lámparas arder y como siete antorchas lucir en el Trono de Dios”.

Y añadía: “El amor de María en estos excelentísimos Espíritus tiene su origen en el agradecimiento y en la nobleza de esta Señora por haber sido estos Siete los que con más demostraciones de fineza y amor la cortejaron y sirvieron desde el primer instante de su Concepción Inmaculada hasta que subió triunfante al paraíso. […] Todos ellos en compañía de su Capitán general Miguel resistieron y llenaron de confusión al Dragón, y para que la culpa, que intentaba introducir en el alma de María, no llegase a imprimir su mancha ni a tender el manto de sus sombras en esta hija de la felicidad, hicieron de las entrañas de Santa Ana un cielo de cristal, por donde se espaciase el Sol de Dios sobre el horizonte de la gracia”.

Los 7 príncipes de los ángeles rodean los corazones de Jesús y María; ambas devociones eran fomentadas y difundidas por los jesuitas

Como el beato Amadeo de Portugal y su “Apocalipsis Nova” defendían la Inmaculada Concepción de la Virgen, también abundaron cuadros y láminas representando la Inmaculada rodeada de estos 7 príncipes de los ángeles. Muchas veces eran particulares que encargaban láminas y cuadros de tamaños medianos para sus casas, a veces con los 7 ángeles entorno a los dos corazones de Jesús y María, otra devoción que difundían los jesuitas.

Pida aquí el libro Solicitud de los Espíritus Celestes  

(Publicado originariamente en el portal de noticias marianas Cari Filii, www.carifilii.es)

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