Publican 25 predicaciones inéditas de San Josemaría Escrivá: «Él anima a alzarse tras cada derrota»

Luis Cano,  secretario del Instituto Histórico San Josemaría, investigador y profesor de Historia de la Iglesia en el Istituto Superiore di Scienze Religiose all’Apollinare (Roma), es coautor junto a Francesc Castells, de “En diálogo con el Señor”, la primera investigación histórico-crítica de la predicación oral del fundador del Opus Dei, con  25 textos inéditos correspondientes al período 19541975. El libro ha sido editado por Rialp y  fue presentado el jueves 23 en Madrid.
 
“En diálogo con el Señor” se suma a los cinco estudios crítico-históricos ya disponibles: Camino (2002), Santo Rosario (2010), Conversaciones (2012), Es Cristo que pasa (2013) y La Abadesa de las Huelgas (2016).
 
-¿De qué trata el libro? ¿cuál es su importancia?
-Recoge textos sacados de charlas y meditaciones que dio en Roma, a quienes vivían cerca de él. Son textos hasta ahora inéditos, los primeros de millares de páginas que dejó sobre la vida espiritual, la oración, el seguimiento de Jesucristo... Mi impresión es que a través de ellos se aprende a tratar con Dios con confianza, como quien habla con una persona muy querida. Es un mensaje lleno de esperanza.

- Son predicaciones de los años 50, 60 y 70 del siglo XX: ¿mantienen su vigencia y actualidad?
- Sí, porque hablan al cristiano de hoy, que experimenta lo difícil que es a veces ser fieles a Dios, por los propios errores y caídas. Anima a levantarse siempre, como el deportista, que no se rinde ante los obstáculos. Su mensaje es: ser santo no significa ser perfectos; sino alzarse siempre después de cada derrota, confiando en la misericordia de Dios, como destaca el Papa Francisco, sintiéndose capaz de lo mejor y de lo peor.


(En la presentación del libro, de izquierda a derecha: Santiago Herráiz, editor de Rialp; Luis Cano, coautor; Juan José García-Noblejas, Profesor Emérito de Comunicación de la Universidad de la Santa Cruz. Foto de Alberto Gallego).


- El cardenal Ratzinger destacó en octubre de 1993 al referirse a san Josemaría "un cristocentrismo acentuado y singular": ¿Se encuentra ahí la fuerza de su predicación?
- Totalmente. El centro de sus palabras es siempre Cristo, Dios y hombre como nosotros, al que trataba con una confianza que sorprende. Usa continuamente el Evangelio, se nota que lo ha meditado muchas veces, que es el centro de su oración diaria. Siempre habló de sus tres amores: Cristo, María, el Papa. Sus fuentes eran la Escritura, los Padres, la liturgia, el Magisterio.

- ¿Cómo definiría el estilo de su predicación?
- Es un discurso sencillo, espontáneo. Se nota que es su propia oración, dicha en voz alta, alentando una relación personal con el Señor, siendo un personaje más, sin intermediarios. Se explaya y habla con franqueza y naturalidad, desde el corazón, con un gran clima de familiaridad, que se nota en la intimidad que exterioriza, en confidencias que no suelen encontrarse en sus obras publicadas. 

- ¿Hay más obras de san Josemaría aún no publicadas?
- En relación a los escritos que se conservan, además de la predicación oral, destacan los documentos fundacionales  con un total de 4.000 páginas, hasta ahora inéditos, el último fechado el 14 de febrero de 1974. Existen además unas 14.300 cartas personales, algunas ya publicadas, y unas 2.000 transcripciones de charlas o meditaciones. Estamos ante un gran tesoro que se editará desde el Instituto Histórico con el necesario aparato crítico.

- ¿Cómo se trabajan las ediciones críticas?
- Lo primero que se intenta es ofrecer un texto seguro, con un cotejo cuidadoso de las fuentes. Además de esto, ofrecemos una ambientación histórica, datos que aclaran lo que dice o lo ponen en relación con otras obras suyas.

- ¿Qué aporta esta obra a la literatura espiritual?
- Recordar que Cristo sigue llamando a todos a seguirle en el mundo de hoy, a pesar de los pesares y de las propias debilidades. Entiende que el hombre o la mujer moderna tienen una vocación y esta llamada divina, como él dice, «tiene una finalidad muy concreta: meterte en todas las encrucijadas de la tierra, estando tú bien metido en Dios. Ser sal, ser levadura, ser luz del mundo».