Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Los 7 dones del Espíritu Santo, cómo entenderlos en nuestra vida, en un libro del padre Pedro Reyero

P.J.Ginés/ReL

Cristo anunció el poder de lo alto, el fuego del Espíritu... que actúa con sus siete dones
Cristo anunció el poder de lo alto, el fuego del Espíritu... que actúa con sus siete dones
Los niños en catequesis se aprenden la lista de los siete dones del Espíritu Santo. En grupos de oración se predica el poder del Espíritu y sus dones, sin aclarar mucho sus características.

Es posible acceder a esta enseñanza profunda y a la vez viva, ungida, ardiente, sobre cada uno de los dones, y sobre cómo aplicarlos en la vida. O, quizá al revés: cómo aplicar la Vida, con mayúscula, la vida de Espíritu, en nosotros. 



¿Qué pasa cuando explica los dones un intelectual dominico que queda golpeado por la experiencia espiritual carismática,  por la Efusión del Espíritu Santo? ¿Cómo explica los 7 dones a la gente de a pie que va a un grupo de oración a rezar un rato?

Este fue el caso del sacerdote dominico español Pedro Reyero, con títulos de teología y de Filosofía y Letras, catedrático universitario de Filosofía de la Educación y de Historia de la Filosofía. 

El contraste entre los filósofos y la experiencia de Dios
Predicando sobre los siete dones del Espíritu Santo, explicó el contraste entre los pensamientos de los filósofos y la experiencia de conocer a Dios, al comentar el "don de inteligencia", un don del Espíritu (distinto a la inteligencia natural, humana).

"El don de inteligencia es una luz que nos concede el Espíritu, no ya para ver la obra de Dios, sino para verle a él mismo, para entrar en su intimidad. Es esa luz que concedió a los discípulos de Emaús para conocerle donde él está. No las cosas, a Él." 

Añadía: "Los sesudos profesores, en todas las facultades del mundo, nos hablan de Platón, de Aristóteles, de Avicena, de Averrores, de Santo Tomás de Aquino, de Kant... todos haciendo un esfuerzo gigantesco para decirnos algo de Dios, para ver si pueden demostrar de alguna forma que Dios existe. A lo sumo que llegan es a decir: 'bueno, tiene que haber algo que explique todo esto'." 



Experimentar a Dios, el Lejano, el Inaccesible
Comentaba como en los textos de acceso a la universidad, la Selectividad, los alumnos no se atrevían nunca a elegir el texto de Santo Tomás sobre "qué es Dios". "Ningún profesor de este mundo se atreve a explicar este texto porque dicen que es ininteligible", avisaba.

Tampoco otras religiones (judaísmo, islam...) se atreven: Dios es incognoscible, el Otro absoluto, no se puede entrar en su intimidad, sería blasfemo pensarlo... "Les parece una profanación que puedas experimentarlo, que tú digas que eres templo de Dios".

Es entonces cuando con el don de inteligencia se vive lo que dijo Jesús: "Te doy gracias, Padre, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a los sencillos". Y también dijo Jesús: "Os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer". 


 Los dones del Espíritu Santo en la espiritualidad
de Pedro Reyero (VozDePapel), un libro transformador,
se puede adquirir aquí en OcioHispano.com


"Dios desordena tu perfeccionismo y fariseismo"
Es Jesús quien desmonta los edificios intelectuales y se señala a sí mismo como camino de intimidad con Dios. "Dios desordena tu orden, desordena tu oración, desordena tu santidad, desordena tus propósitos, y a primera vista, parece una catástrofe: '¡Dios me ha abandonado!' No. Dios está desordenando tu fariseismo, está desordenando tu perfeccionismo, está desordenando la obra de tus manos, porque todo eso no vale. Entenderlo así, hasta el pecado, es un don del Espíritu Santo. Dios permite que se desordene completamente nuestra vida para encontrar lo que verdaderamente vale: la perla preciosa". 

Pedro Reyero era un intelectual y siempre tenía ejemplos culturales para poner. Pero desde su "carismatización", muy contra su estilo de ser, dicen sus amigos, acudía a menudo a ejemplos en primera persona. 


Pedro Reyero, dominico, murió en 1999,
cuando tenía 63 años


"Una noche, Dios me dio el don de inteligencia y ..."
Así, después de decir que el don de inteligencia es el que hace que los caminantes de Emaús reconozcan a su misterioso acompañante y es el que hace que Tomás el incrédulo proclame "mi Señor y mi Dios", da un ejemplo personal. 

"A mí me dio el Señor, un día, el don de de inteligencia sobre la Escritura en una noche terrible donde yo estuve haciendo esfuerzos inmensos por abrir el Libro cerrado con tres sellos. Hasta entonces era la Biblia para mí un galimatías, no entendía nada. Era una madeja que no podía desenredar. Pero aquella noche el Señor me dio la claridad sobre la Escritura. Me puse a predicar sobre la Trinidad y pocos días después me di perfecta cuenta de lo que había sucedido. ¡Tenía una total claridad de lo que dice la Escritura desde Génesis hasta el Apocalipsis! Una total claridad de las dos líneas que recorren la Escritura: de un lado, el amor de Dios para el hombre; de otro, la pobreza y la infidelidad del hombre al que Dios ama".

Lo que ya se nos ha mostrado
En otras ocasiones, Pedro Reyero buscaba cosas interesantes para decir en predicaciones, "para quedar bien", recuerda, y Dios le condujo al libro de Sirácida 3, 17ss: "Lo que se te encomienda, eso medita, que no te es menester lo que está oculto. Más de lo que alcanza la inteligencia humana se te ha mostrado ya". 

Toda esta reflexión sirve como presentación a la síntesis de predicación y vivencia que hacía Pedro Reyero, uno de los más influyentes predicadores y teólogos de la Renovación Carismática en lengua española

Un libro transformador
María Jesús Casares, nieta del gran lingüista y escritor Julio Casares, presenta ahora Los dones del Espíritu Santo en la espiritualidad de Pedro Reyero (VozDePapel). Casares, en la Renovación desde 1984, acompañó a Reyero en sus retiros y predicaciones, hasta que él murió en 1999. Recupera ahora sus seis predicaciones (sobre el don de temor de Dios, el de fortaleza, el de piedad, el de ciencia, el de inteligencia y el de sabiduría) y lo completa con su propia enseñanza acerca del don que faltaba, el de consejo. 

Como dice el libro de la Sabiduría: "Oré y se me concedió la inteligencia; supliqué y vino a mí el espíritu de Sabiduría. Con ella me vinieron a la vez todos los bienes". 

Para conocer mejor al padre Pedro Reyero, se pueden escuchar aquí 12 de sus predicaciones (en MP3)
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