Numerosas expediciones pioneras fueron comandadas por frailes
Exploraron América al tiempo que la evangelizaban: ocho religiosos que brillaron como descubridores
Las órdenes religiosas católicas, a principios del siglo XV, sufrieron una profunda crisis producida por la relajación en el cumplimiento de sus respectivas y antiguas reglas que, en algunos casos, estuvieron muy cerca de su disolución definitiva.
Dentro de las primeras órdenes religiosas mendicantes, pioneras en el descubrimiento, hay que destacar a los franciscanos, dominicos y agustinos recoletos; no nos olvidamos de mencionar a la “Compañía” de Jesús en la labor evangelizadora, pero no pertenece a las mendicantes, cuyas diferencias en reglas, estructuras y filosofía son muy importantes.
La primera noticia que se tiene del primer religioso que llegó a América para evangelizar corresponde a Fray Bernardo Boyl, ermitaño de Montserrat, quien fue encomendado por los Reyes Católicos, navegando en el segundo viaje de Colón para evangelizar en las Indias Occidentales.
Apocalypto (2006) de Mel Gibson: religiosos para evangelizar desde el segundo viaje de Colón.
Parece ser que su dificultad en hacerse entender con los indios y, sobre todo, por sus malas relaciones con el Almirante, hicieron que este ermitaño volviera a España desesperado y abandonando la misión encomendada.
Fueron los “12 apóstoles, héroes franciscanos”, encabezados por su líder, Fray Martín de Valencia (natural de Valencia de Don Juan, León), que llegaron a Nueva España en el año 1524, los que la iglesia reconoce como los pioneros de la misión evangelizadora de América. Entre estos pioneros merece citarse, por su intensa labor evangelizadora y cultural, a Fray Toribio de Benavente (conocido por Motolinía) quien tuvo como principal enemigo, ¡cómo no!, al dominico Fray Bartolomé de las Casas por sus diferencias de criterio evangelizador y la aplicación de las Leyes de Indias.
Bajorrelieve de Fray Toribio en Benavente (Zamora). Hizo llamarse Motolinia, que en el idioma de los indios significaba "el más pobre". Es autor de varias crónicas imprescindibles que deben ser estudiadas si se pretende conocer la Historia de México. Foto: Wikimedia.
Con esta breve reseña de los primeros religiosos evangelizadores, en la adjunta antología de eclesiásticos descubridores pretendemos recordar a aquellos religiosos que se distinguieron por sus trascendentes hazañas, y merecen ser recordadas o conocidas por todos aquellos que sienten, al menos, alguna curiosidad histórica por los descubrimientos españoles. Poco se ha escrito de la mayoría de estos héroes religiosos españoles,cuyo comportamiento, sacrificio y riesgo personal, incluso encontrando la muerte en su empeño, no desmerece en nada a los demás conquistadores.
De una manera general, debemos decir que los religiosos, durante su estancia en las diferentes partes del mundo donde evangelizaron, se comportaron muchas veces como auténticos aguerridos soldados; cuando hizo falta empuñaron la espada, o el arcabuz, o cualquier tipo de arma, combatiendo junto a los soldados españoles durante las contiendas contra los indios, para defenderse y defender, con su lealtad, los territorios pertenecientes a la Corona española.
Hubo algunos religiosos, objeto de este breve trabajo, que gozaron de la gloria de importantes hazañas descubridoras y que la Historia los reconoce aunque, lamentablemente, no sean suficientemente conocidos por los españoles.
En Norteamérica se estima y se venera a muchos de estos descubridores religiosos con monumentos, nombres de calles, parques naturales, jardines etc.
1. Fray Tomás de Berlanga, O.P.
Descubrimiento: Islas Galápagos
Monumento a Fray Tomás de Berlanga en su pueblo natal.
Nació el dominico Fray Tomás de Berlanga en Berlanga de Duero, Soria, en el año 1487. Estudió en Burgo de Osma y en el Convento de Salamanca, donde profesó como dominico en el año 1508. A los dos años de su profesión partió para la Isla Española (Santo Domingo) y después pasó al famoso convento de Santo Domingo de México, vivero de religiosos que se ocuparon de evangelizar por todo el territorio del norte México y los actuales estados Unidos de América.
Fue un curioso estudiante de la cosmografía, geografía, ciencias naturales y las navegaciones marinas, curiosidad que le valió para escribir diferentes crónicas sobre estos temas. A Fray Tomás de Berlanga se debe la primera idea de comunicar el Océano Atlántico con el Océano Pacífico, siguiendo el río Sagres, a través del istmo de Panamá; la ruta de esta idea fue la que orientó a la construcción del actual canal de Panamá.
Nombrado obispo de Panamá, el rey Carlos I le encomendó, en el año 1535, la misión de viajar desde Panamá a Lima, para mediar en la disputa territorial que mantenían Francisco Pizarro y Diego de Almagro por las fronteras entre Perú y Chile.
Fue durante este viaje por el Pacífico cuando, debido a unas fuertes corrientes, su barco fue a dar en una isla que, por sus conocimientos geográficos, le pareció muy interesante, dedicando algunos días en explorarla. Por la cantidad de grandes tortugas, o galápagos, que habitaban allí denominó a esta Isla la Isla de los Galápagos, como así lo escribió en una crónica al rey Carlos I, donde hacía una detallada descripción de la misma. Realizó unos importantes estudios sobre la fauna y la flora de las islas que sirvieron para posteriores estudios científicos.
Las islas Galápagos fueron uno de los permanentes refugios de piratas que esperaban los barcos españoles para robarles; uno de los piratas principales, asiduo habitante de estas islas, fue el famoso pirata inglés Richard Hawkins. En la actualidad, las Islas Galápagos pertenecen a Ecuador formando un archipiélago compuesto de 20 islas grandes y más de doscientos islotes.
Murió Fr. Tomás de Berlanga en su pueblo natal, Berlanga de Duero, a los 65 años de edad.
2. Fray Gaspar de Carvajal, OP
Descubrimiento: Río Amazonas
Nació Fray Gaspar de Carvajal, (como otros tantos “dioses” descubridores españoles) en la ciudad cacereña de Trujillo, alrededor de 1504. En el año 1536 se embarcó como prior de varios compañeros suyos con destino a Perú, donde en la Ciudad de los Reyes (Lima) fundó el primer convento dominico de Perú.
Fue capellán de la milicia capitaneada por Francisco Pizarro. En el año 1540 las circunstancias le obligaron a continuar con la expedición del capitán Francisco de Orellana hacia la “terrae incognitae” siendo el descubridor y, después, cronista de esta expedición, donde fue herido de manera que él mismo confirma en su crónica: "Me dieron un flechazo por un ojo, que pasó la flecha a la otra parte, de la cual herida he perdido el ojo y no estoy sin fatiga y falta de dolor, puesto que Nuestro Señor, sin yo merecerlo, me ha querido otorgar la vida para que me enmiende y le sirva mejor que fasta aquí".
Francisco de Orellana, nacido en Trujillo, fue el fundador de la ciudad de Guayaquil (Ecuador). Murió en algún lugar desconocido del río Amazonas, después de volver a explorar, por segunda vez, el mismo río.
Durante los dos años que duró la expedición, tuvieron que sufrir multitud de penalidades por las dificultades de marcha sobre terrenos pantanosos y frecuentes lagunas, además de ser atacados por los indios en varias ocasiones que, en este caso, según describe el padre Carvajal, "eran mujeres de pelo largo", por lo que el río tomó el nombre de Amazonas, nombre que hoy permanece. Llegaron a la desembocadura, tras recorrer 4800 kms.
La expedición fue un éxito por la fabulosa descripción étnica de las tribus encontradas, así como su fauna y flora; en su famosa crónica Descubrimiento del río de las Amazonas finaliza la misma con estas palabras: "Yo, Fray Gaspar de Carvajal, el menor de los religiosos de la Orden de nuestro religioso Padre Santo Domingo, he querido tomar este poco trabajo y suceso de nuestro camino y navegación, así para decirla y notificar la verdad en todo ello; como para quitar ocasiones a muchos que quieran contar esta nuestra peregrinación, o al revés de como lo hemos pasado y visto; y es verdad en todo [lo] que yo he escrito y contado, y porque la prodigalidad engendra fastidio, así, superficial y sumariamente he relatado lo que pasado por el Capitán Francisco de Orellana y por los hidalgos de su compañía y compañeros que salimos con él del real de Gonzalo Pizarro, hermano de Don Francisco Pizarro, Marqués y Gobernador del Perú. Sea Dios loado. Amén".
3. Fray Marcos de Niza, OFM
Descubrimiento: Norte de Sinaloa
No hay muchos datos de este religioso francés que, según nuestros datos, nació en Niza (Francia) alrededor del año 1495 y llegó a Nueva España en el año 1537, residiendo en el convento franciscano de México. Murió en México en el año 1558.
Para escribir de la curiosa expedición de este religioso, es necesario remontarnos a la desgraciada expedición de Pánfilo de Narváez a la Florida, en el año 1528. Solo cuatro supervivientes quedaron de aquella expedición, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, Alonso del Castillo, Andrés Dorantes y un negro llamado Estebanico.
A Estebanico se le considera como el primer africano que llegó a Estados Unidos de América. Poco se sabe de él pero hay datos no fidedignos, pero que se escriben, de que no era negro del todo sino muy moreno, por lo algunos autores piensan que era procedente de Marruecos. En cualquier caso, Estebanico era africano.
Siempre he recomendado a mis alumnos que aquellos que quieran introducirse en la Historia española de los descubrimientos, deben comenzar leyendo estos tres libros, que son interesantes, además de su contenido, por haber sido escritos por sus protagonistas: Naufragios, de Alvar Núñez Cabeza de Vaca; La verdadera historia de la Conquista de Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo; La primera vuelta en torno del globo, de Antonio Pigafetta.
Pues Fray Marcos de Niza quedó asombrado por las hazañas de Cabeza de Vaca y sus acompañantes, y por su relación de los tesoros y riquezas que había descubierto durante su expedición, a pie, durante 8 años, desde La Florida hasta México.
El virrey, Antonio de Mendoza, también persuadido de las hazañas de Cabeza de Vaca, organizó en el año 1539 una expedición al mando de Fray Marcos de Niza, para que fuese a visitar y misionar la Ciudad de San Miguel, en la provincia de Culuacán: "Y si con el ayuda de Dios Nuestro Señor y gracia del Espíritu Santo, halláredes camino para pasar adelante y entrar por la tierra adentro, llevaréis con vos a Esteban de Dorantes [se refiere a Estebanico: se apellidaba De Dorantes por ser servidor del ya citado superviviente] por guía, al cual mando que os obedezca en todo y por todo lo que vos le mandáredes, como a mi misma persona; y no haciéndolo así, que incurra en mal caso y en las penas que caen los que no obedescen a las personas que tienen poder de Su Majestad para poderles mandar".
Llevaba como guía, como indica la crónica, a Estebanico por ser un camino que, previamente, había recorrido ya con los citados supervivientes. La expedición se dirigió más al norte de Culuacán, caminando Estebanico siempre delante de Fray Marcos Niza, con dos o tres días de antelación; la comunicación con Fray Marcos de Niza se hacía a través de algún indio mensajero encargado de la información de las ciudades y parajes que Estebanico iba descubriendo. En una de estas informaciones le comunicaron que Estebanico había muerto a manos de los indios, después de descubrir algunos pueblos muy numerosos.
Este hecho hizo que se desanimara Fr. Marcos y retornara a su punto de origen.
Monumento y placa en Lochiel (Arizona), que recuerda que Fray Marcos de Niza fue el primer europeo en pisar el estado, el 12 de abril de 1539.
El relato que ofreció Fray Marcos de Niza al virrey estuvo lleno de inexactitudes y fantasías; se fió de las noticias que le proporcionaban los indios mensajeros de Estebanico, sin contrastar, además de añadir a su relación una serie de noticias nunca contrastadas ni vistadas, como aquella de que había descubierto las famosas siete ciudades de Cíbola, con las casas adornadas de piedras preciosas y oro. No obstante, el virrey se creyó todas las inventadas fantasías descritas por FrayMarcos de Niza y dio lugar a organizar otra expedición, esta vez capitaneada por Francisco Vázquez Coronado, en la que también figuraba como explorador el propio Fray Marcos.
La expedición de Vázquez Coronado fue muy importante después de constatar que las famosas siete ciudades de Cíbola, que dijo ver Fray Marcos, era un conjunto de casas pobremente construidas de adobe y, por supuesto, sin ninguna riqueza.
Después de estos inventos de Fray Marcos de Niza, el religioso cayó en desgracia siendo considerado un charlatán, muriendo desprestigiado en México en el año 1558.
4. Fray Andrés de Urdaneta Cerain, OSA
Descubrimiento: El "Tornaviaje"
No se conoce exactamente su fecha de nacimiento, aunque la fecha que manejan sus biógrafos es la de 1508. Nacido en Villafranca de Ordicia, Guipúzcoa.
Monumento a Fray Andrés de Urdaneta en Ordicia (Guipúzoca).
Debido a que, desde muy joven, se distinguió por su carácter aventurero, tuvo la oportunidad de participar en la primera gran expedición capitaneada por Frei García Jofre de Loaysa [Frei indica pertenencia a una orden militar, mientras que Fray indica pertenencia a una orden mendicante], natural de Ciudad Real, que salió de La Coruña en el año 1525, con siete naves y cerca de 500 pasajeros, para poblar las Islas Molucas. Esta expedición fue la primera consecuencia de la expedición del 1519-1522, de Magallanes-Elcano, para dar la primera vuelta en torno del globo.
Sebastián Elcano también participó en esta expedición como segundo jefe, y fue quien se ocupó de enrolar a Andrés de Urdaneta en la expedición, cuando era un joven de 17 años de edad. Aunque se atribuye a estos expedicionarios el descubrimiento de las Islas Marshall, la expedición fue un fracaso en todos los sentidos: dos de las naves volvieron a España desde el sur de Argentina; otra desapareció; otra acabó en la isla Filipina de Cebú después de un motín; atravesando el Pacífico, a la altura de las islas Marshall, murió el capitán Loaysa en el año 1526 y cinco días después moría de escorbuto su segundo, Juan Sebastián Elcano. Solamente llegaron dos naves, en muy malas condiciones, y alrededor de 150 tripulantes supervivientes, a las Islas Molucas, quedando en manos de los portugueses.
Las Islas Molucas están hoy bajo soberanía indonesia.
En las Islas Molucas permaneció nuestro protagonista, Urdaneta, durante casi 12 años, unas veces siendo amigo de los portugueses y otras combatiéndolos, pero logrando durante este tiempo un gran conocimiento de la cosmografía y la navegación por el difícil Pacífico.
Regresó a España en el año 1536 donde presentó a Carlos I una importante documentación de su estancia en las Molucas. Fue a México en una expedición de Pedro de Alvarado donde desempeñó diferentes cargos en la administración del virreinato hasta que, en el año 1553, contando con 45 años de dad, ingresó en la Orden de San Agustín.
Felipe II, sabiendo de los conocimientos de Urdaneta, como experto piloto y cosmógrafo, le escribió una carta en el año 1563 para encomendarle que capitaneara una expedición a las Islas Molucas; rechazó intervenir en esa expedición por encontrarse ya muy mayor (55 años) pero recomendó a un familiar suyo, alcalde de México, Miguel López de Legazpi, hombre honrado, para llevar a efecto sus pretensiones. Después de varias cartas del rey Felipe II, logró convencer a Urdaneta para que fuera como ayudante de Legazpi, como experto conocedor de la navegación del Pacífico y como prior de cuatro religiosos agustinos, a los que la iglesia católica considera como los pioneros de la evangelización de Filipinas. Asimismo, el rey le encomendó la búsqueda de la ruta de vuelta a Nueva España, inútilmente buscada por varias expediciones anteriores [las expediciones de Saavedra y Cerón y Rui López de Villalobos], todas ellas fracasadas
Aunque se sintió muy disgustado y engañado por el rey (cuando la expedición navegaba ya por el mar Pacífico) debido a que el destino final no era las Islas Molucas, sino Filipinas, Urdaneta, por lealtad al rey, dirigió la navegación y con su muy eficaz ayuda la expedición llegó a Filipinas en el año 1565.
Hasta aquí la brevísima biografía de este ilustre agustino, antes de realizar la hazaña de encontrar la ignota ruta de vuelta desde Filipinas a Nueva España, conocida como el tornaviaje.
En efecto, en el mes de junio del año 1565, salió Urdaneta de la isla filipina de Cebú, en la nave San Pedro, rumbo a Nueva España. Urdaneta dirigió la nave hasta los 39º latitud norte, alcanzando, en las costas de Japón, la corriente del Kuro-Shivo y navegando a favor de esta corriente, hacia el sur, hasta avistar las costas de California y llegar a Nueva España en el mes de octubre del mismo año. Durante todo el siglo XVI y parte del XVII, el Océano Pacífico fue llamado el “Lago español”.
Óleo de Guillermo Muñoz Vera (2011) que evoca la ruta comercial del Galeón de Manila.
Esta navegación fue, hasta el año 1813, la ruta que siguió el famoso Galeón de Manila, que hacía la ruta anual desde Manila a Acapulco y viceversa; es considerada esta ruta comercial como la más larga y peligrosa jamás igualada en el mundo, donde se aprecian los primeros y evidentes signos de globalización mundial. Las mercancías desembarcadas en Acapulco pasaban a Veracruz, puerto de embarque en la Flota de Indias que, haciendo una escala en Cuba, después desembarcaba su preciosa carga en el importante puerto de Sevilla que, posteriormente se repartiría por toda Europa
Por espacio de 250 años, el Galeón de Manila navegó por esa importante ruta iniciándose la transculturación entre Oriente y Occidente y un comercio internacional que ayudó mucho al mantenimiento de los españoles en las Islas Filipinas.
La ciudad de Manila fue llamada la “Perla del Pacífico” y uno de los principales puertos comerciales del mundo.
Urdaneta murió en México, tres años después de su hazaña, en el año 1568.
5. Fray Agustín Rodríguez, OFM
Descubrimiento: Primera entrada en Nuevo México y exploración por los ríos Conchos y Grande
Fr. Agustín Rodríguez era un lego franciscano que cumplía su misión religiosa en las minas mexicanas de Santa Bárbara (Chihuahua). Poco se sabe de su biografía pero se conoce que era de natural inquieto y sacrificado en su misión evangelizadora.
En el año 1581 solicitó permiso para poder predicar el Evangelio más allá de las minas de Santa Bárbara. Según el testimonio de algunos supervivientes de la expedición se dijo que, "por cuanto por relación que le dieron Fray Agustín Rodríguez de la orden de San Francisco, con otros religiosos de la dicha orden, de que pretendían ir a predicar el Santo Evangelio, adelante de las minas de Santa Bárbola y de la Gobernación de Diego de Ibarra, a cierta tierra nueva que tendrán noticia, había donde se podía hacer mucho fruto, les dio licencia en nombre de Su Majestad, para que fuesen a descubrir la dicha tierra y gente que en ella habrá, y que para seguridad de sus personas y que con ella pudiesen predicar el Santo Evangelio, pudiesen ir con ellos hasta veinte hombres" [testimonio dado en México sobre el descubrimiento de doscientas leguas adelante, de las minas de Santa Bárbola, Gobernación de Diego de Ibarra; cuyo descubrimiento se hizo en virtud de licencia que pidió fray Agustín Rodríguez y otros religiosos franciscanos].
En realidad en esta expedición, como en otras posteriores, se siguieron los espectaculares comentarios de la expedición de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, de manera que la curiosidad por conocer nuevas tribus y nuevas tierras para evangelizar, impulsaron esta expedición de Fray Agustín Rodríguez.
A Fray Agustín Rodríguez le acompañaban dos hermanos franciscanos, Fray Francisco López y Fray Juan de Santa María. Marchaban con ellos, a modo de protección, varios soldados capitaneados por Francisco Sánchez, alias el “Chamuscado” así llamado por sus barbas pelirrojas; esta expedición se conoce en la Historia por el descubrimiento de “Chamuscado-Rodríguez”, todos ellos bien armados y pertrechados: "Los demás, sus compañeros y religiosos, se aprestaron y previnieron de armas para sus personas, conviene a saber, cotas y zaragüelles de malla, y arcabuces, y los caballos armados, y cada uno dellos, un criado indio; y los frailes llevaban siete indios, los cuales eran de las dichas minas de Santa Bárbola; y entre ellos iba un mestizo".
Placa en Texas que evoca la expedición Rodríguez-Chamuscado en 1581.
La expedición comenzó, "por seis de junio del año pasado de ochenta e uno, salieron él y los demás compañeros y, religiosos del Valle de San Gregorio, jurisdicción de Santa Bárbola de la Nueva Vizcaya, y fueron por el propio valle, abajo, hasta dar en el río que llaman de Concha [se refiere al actual río Conchos, principal afluente del río Grande o Bravo], adonde hallaron una rancheta de indios chichimecos, desnudos, que se mantienen de raíces y otras cosas del campo; e yendo por el río abajo, fueron a dar en otro río que le pusieron por nombre el río de Guadalquivir, por ser grande y caudaloso; y en este río hallaron otros indios de diferente nación y lengua que la Concha, aunque también andan desnudos como los otros; que éstos y los otros los recibieron de paz, y les ofrecieron con buena voluntad de lo que tenían; y tomando lengua déstos, si habrá más población, adelante, dijeron, que sí, y que eran gente desnuda como ellos, y tenían enemistad y guerra con ellos; y así fueron adelante por el propio río, arriba, y caminaron veinte jornadas de hasta ochenta leguas de despoblado, y llegaron a una población que le pusieron por nombre la provincia de Sant Felipe, y allí hallaron pueblo formado con casas de dos altos y de buena traza, hechas de tapia y blancas por dentro, y la gente vestida de mantas de algodón y camisas de lo propio; y tuvieron noticias que a los lados fuera del río, había otros muchos pueblos de indios de la misma nación, los cuales los recibieron de paz y les dieron de lo que tenían, que era maíz, calabazas y frísoles y gallinas y otras cosas, que es de lo que ellos se sustentan".
El río Grande fue así llamado por los habitantes de Nueva España, y río Bravo por los norteamericanos. Continúa siendo fronterizo entre México y Estados Unidos.
La exploración siguió el río Conchos hasta su desembocadura en el río Grande, visitando multitud de pueblos apaches, conociendo sus costumbres y, en ocasiones, teniendo que luchar contra ellos. Siguiendo después el curso del río Grande, descubrieron los famosos indios Pueblo, cerca de la actual ciudad de Socorro (Nuevo México), "apuestos y de piel clara y algunas de las mujeres tenían pelo claro. Cultivaban maíz, frijol y calabaza y mantenían pavos y, en definitiva, los españoles quedaron impresionados con ellos y su manera de vivir".
Al año siguiente, 1582, se enteraron de la muerte del compañero Fray Juan de Santa María, que había decidió dejar la expedición y volver a Santa Bárbara. Los soldados supervivientes también decidieron volver a Santa Bárbara. Durante el camino de vuelta murió el Chamuscado, hombre ya mayor de 70 años de edad; los dos frailes supervivientes, Fray Agustín Rodríguez y Fray Francisco López, con varios sirvientes indios, decidieron continuar con su misión. Poco tiempo después, por dos indios supervivientes que lograron volver a México, fueron los que hicieron la crónica de la expedición y contaron que los dos frailes, y varios indios acompañantes, fueron matados por los indios apaches en el pueblo de Santa María de Gorretas.
Esta sencilla expedición, que acabó con sus principales capitanes, fue el principio del conocimiento del actual Estado de Nuevo México y fue muy válida para la siguiente y definitiva expedición que organizó el capitán Juan de Oñate, para descubrir el resto del territorio y poblar de españoles Nuevo México.
6. Fray Antonio de San Buenaventura y Olivares, OFM
Descubrimiento: Zonas territoriales de Texas, fundación de San Antonio y obras públicas muy importantes
Fr. Antonio de Olivares, como mejor se le conoce, nació en Moguer en el año 1630. Profesó como franciscano en el convento de Moguer. En el año 1665 viajó a América, formándose en el convento franciscano de Querétaro para las misiones de Texas; trabajó incansablemente en Nueva España, fundando conventos.
Monumento a Fray Antonio de Olivares en Moguer (Huelva).
En el año 1675 formó una expedición de frailes con objeto de explorar las posibilidades de fundar misiones en el interior del territorio de Texas, “más allá del río Grande”, compuesta por los religiosos Fray Juan Larios, Fray Francisco Hidalgo, Fray Fernando del Bosque y él mismo. A Fray Antonio de Olivares se debe la fundación, con ayuda de los indios, a los que evangelizó, de la ciudad de San Antonio, la misión de San Antonio de Valero, donde se realizó el primer bautizo el día 8 de julio de 1718, y la famosa Acequia Madre de Valero, de nueve kilómetros de longitud, consiguiendo con este agua la irrigación de más de 400 hectáreas de terreno en San Antonio.
Describe el padre Ortiz el pueblo de San Antonio en la época del informe (1765) y nos cuenta que “el pueblo de esta Missión se compone de treinta casas de adobe: las veinte están con portales y arcos de Piedra que juntas con el paño de la Iglesia componen una hermosa y espaciosa calle. Las demás son de xacales [xacal (jacal) significa choza] hasta concluir todo el pueblo”.
En cuanto a las labores del campo, describe el informe de los espacios, las herramientas y artilugios disponibles, “Para las semillas de maíz, frijol y algodón tiene esta Missión las tierras suficientes y para su cultivo tiene veinticuatro yuntas de Bueyes, las rexas, barras y demás instrumentos necesarios, con una fragua para su composición. Ay también Huerta para Sandías, y melones, con otras Hortalizas. Y esta y la labor riega una abundante cequia que pasa por el pueblo”
De la cequia (acequia) descrita por el padre Ortiz se conserva en San Antonio una buena parte y fue una obra excelente y necesaria para la llegada del agua para la misión y para el pueblo. Hoy es uno de los atractivos turísticos de la ciudad.
La iglesia de la misión de San Antonio de Valero, localizada a poco más de dos kilómetros del pueblo de San Antonio, fue el escenario de la famosa revolución independentista de los texanos contra el presidente Santa Ana de México; se conoce este escenario en la Historia norteamericana como el “sitio del Álamo”, que se visita hoy como monumento nacional texano.
La noche previa a la batalla, en El Álamo, dirigida y protagonizada en 1960 por John Wayne. Suena la célebre The green leaves of summer, con música de Dimitri Tiomkin, autor de la banda sonora.
En el año 1720 como consecuencia de fracturarse una pierna, Fray Antonio de Olivares no pudo curar debidamente y debió volver a Querétaro donde murió en el año 1722. A Fray Antonio de Olivares se le reconoce como el religioso que cantó la primera Misa del Estado de Texas.
7. Fray Junípero Serra Ferrar, OFM
Descubrimiento: Norte de la Baja California y Alta California
Nació en la villa de Petra, en la Isla de Mallorca, el 24 de noviembre de 1713. Sus padres, Antonio Serra y Margarita Ferrer, eran labradores. Fue bautizado, el mismo día que nació, con el nombre de Miguel José. Realizó sus primeros estudios en el convento franciscano de San Bernardino, de Petra, y siguiendo sus estudios superiores en el convento de San Francisco en la ciudad de Palma. Tomó el hábito el año 1730, a los 16 años y un año más tarde profesó en el convento de Jesús, de Palma.
Sus lecturas preferidas fueron siempre la vida de los santos franciscanos, especialmente la de San Junípero, por ello cuando profesó tomó el nombre de Junípero con el que se le conoce hasta hoy. Fue profesor de Filosofía en la universidad Raimundo Lulio, obteniendo el grado de Doctor en Teología. Sus lecturas le llevaron al deseo de viajar a América para evangelizar a los gentiles. Acompañado de Fray Francisco Palou, su inseparable compañero hasta su muerte, viajaron en abril del año 1749 hasta Málaga en un pequeño barco inglés, en el que tardaron 15 días en llegar a puerto y de Málaga a Cádiz en otro barco, donde les esperaban los otros frailes para embarcarse, destinados al colegio de San Fernando de México. Salieron de Cádiz en agosto de 1749 y llegaron a Veracruz después de 99 días de navegación. Sufrieron muchas penalidades durante el viaje, sobre todo por la falta de agua; cuando sus compañeros le preguntaron cómo resistía tan bien la sed, el contestó: "Yo he hallado algún remedio para no tener sed, y es el comer poco y hablar menos para no gastar saliva”.
De Veracruz, a petición propia, fue andando hasta México llegando al Colegio de San Fernando a final de diciembre de 1749, con una gran llaga en un pie que le acompañó y mortificó hasta el fin de sus días. Al año siguiente, Fray Junípero y su compañero salieron para las misiones de Sierra Gorda, donde estuvieron evangelizando durante nueve años, fundando cinco misiones (Jalpan, Landa, Tilaco, Tancoyol y Concá)
Volvió al colegio de San Fernando de la capital, donde estuvo por espacio de siete años predicando a los infieles en varios pueblos distantes de México.
Pasó a California, el 12 de marzo del año 1768, junto con 16 franciscanos, para sustituir a los expulsos jesuitas, siendo elegido por el virrey Francisco de la Croix como presidente espiritual de la expedición, desde el puerto de San Blas, en Sinaloa. Llegaron a la misión de Loreto en el mes de abril.
Murió Fray Junípero el día 28 de agosto de 1784, en Monterrey, California, donde continúa enterrado. El actual Papa, Francisco, le canonizó el día 23 de septiembre del año 2015. (¡Ya era hora!) Su estatua permanece en el Capitolio de Washington, junto a las estatuas de los 100 hombres ilustres de la nación americana. Este pequeño gran hombre (no medía ni 1,60 m) ha sido siempre más admirado, venerado y celebrado en Estados Unidos que en España.
Fray Junípero, en el Capitolio de Washington.
La historia de su conquista y población de California es muy amplia y muy digna de ser conocida, pero para relatarla en una antología considero que, por su extensión, no procede. Me limitaré a relatar algunos datos.
Fray Junípero fundó la primera misión de la Nueva California: San Diego de Alcalá, y el primer presidio de California [entiéndase por “Presidio” en la Historia a un fuerte o fortaleza para protección de ciudades o de las fuerzas armadas (en alguna ocasión también se utilizaba como presido de penados].
Una vez juntas en San Diego las cuatro expediciones (dos por mar y dos por tierra), las órdenes del visitador Gálvez eran que desde San Diego deberían navegar lo antes posible hasta Monterrey, pero las condiciones de los tripulantes y expedicionarios no eran las más adecuadas para emprender tan dura y desconocida empresa, por lo que se decidió enviar al barco San Antonio con el resto de las tripulaciones y regresar a La Paz para recoger víveres y más tripulantes
Llegó a San Diego el barco San Antonio con bastimentos y marineros para suplir a los muertos de escorbuto y poder continuar las expediciones a Monterrey. Salieron hacia Monterrey pero después de varias semanas de navegación no encontraron el puerto de Monterrey y decidieron volver a San Diego..
La segunda expedición a Monterrey se organizó por vía terrestre y marítima. El día 16 de abril de 1770 salió el barco El Príncipe, donde se embarcó el padre Junípero Serra. Al día siguiente, el 17 de abril, salió la expedición por tierra al mando del gobernador Gaspar de Portolá, viajando con él el padre Juan Crespí y el teniente Pedro Fagés al mando de 25 soldados. Esta expedición llegó a Monterrey el 23 de mayo, después de 37 días de expedición por tierra.
La expedición por mar llegó a Monterrey el día 31 de mayo de 1770, donde se fundó la segunda misión, San Carlos de Monterrey y el segundo presido de California, que quedó al mando de Don Pedro Fagés
A partir de este suceso descubridor, se continuó planteando el explorar el camino desde Monterrey hasta San Francisco, que se hizo en varios intentos, y comenzar a explorar los caminos desde Sonora hasta Monterrey.
El primer intento de viajar hasta San Francisco se hizo entre el 21 de noviembre de 1770 y el 4 diciembre, a cargo de Don Pedro Fagés, que había quedado como gobernador en el presido de San Carlos de Monterrey. La expedición llegó hasta el estero del puerto de San Francisco y desde allí decidieron volver debido a diferentes problemas. El segundo reconocimiento estuvo a cargo del comandante de Monterrey y San Diego, Rivera Moncada, en compañía del franciscano Fray Francisco Palou, como ya se sabe compañero, ayudante y amigo de Fray Junípero Serra. La expedición salió a finales del año 1774. El objetivo era buscar los lugares adecuados para fundar nuevas misiones franciscanas y establecer el presidio correspondiente; la duración del mismo fue similar al anterior, saliendo a finales del mes de diciembre y llegando a mediados del mes de enero. Las exploraciones menudearon también por la parte central de baja California.
Sustituido el virrey Croix por el nuevo, Don Antonio María de Bucareli y Ursúa, se concretó en el año 1773, a petición de los religiosos dominicos, la sustitución de las misiones de la Baja California, en poder de los franciscanos, por los dominicos, hasta la misión más septentrional de San Fernando de Velicatá, fronteriza con la Alta California, que había fundado Fray Junípero Serra. De esta manera, los franciscanos de estas misiones sustituidas fueron a reforzar las misiones que se fundaron y fundarían, posteriormente, en la Nueva California. Los dominicos obtuvieron la concesión de una ruta desde Sonora a la Alta California
Desde 1772 a 1774, Pedro Fages, Rivera, José Cañizares y Juan Bautista Aguirre se dedicaron, tanto por mar y por tierra, al reconocimiento de la bahía de San Francisco.
Esta es una semblanza de las fundaciones misioneras californianas de Fray Junípero Serra, que se visitan hoy recorriendo el Camino Real de California adornada cada misión franciscana con una campana, como señal histórica de las fundaciones.
8. Fray Francisco Hermenegildo Tomás Garcés, OFM
Descubrimiento: Territorios de Arizona y más de mil leguas por los ríos Colorado y Gila
Conocido popularmente por Fray Francisco Garcés, nació en Morata de Jalón (Zaragoza) en el año 1738. Ingresó en la Orden de los franciscanos en el año 1758 y profesó en el año 1763; fue profesor de la escuela del famoso convento franciscano de Querétaro.
Sus exploraciones comenzaron en la Baja California después de la expulsión de los jesuitas, recorriendo diversos territorios de Arizona y el suroeste de los Estados Unidos, realizando extensas exploraciones en los desiertos de Sonora, Colorado y Mojave, el río Gila y el río Colorado desde el Golfo de California (Mar de Cortés) y el Valle del Bajo Colorado hasta el Gran Cañón. Acompañó al gran explorador español Juan Bautista Anza durante los años 1775-1776, hasta la bahía de San Francisco
Fundó dos misiones en Yuma, en el bajo Colorado, después de recorrer este río varios centenares de kilómetros, haciendo amistad y evangelizando a diversas tribus de indios.
Monumento a Fray Francisco Garcés en la misión de Yuma.
Fr. Francisco Garcés y varios de sus hermanos franciscanos murieron asesinados a manos de los indios, defendiendo su misión de San Pedro y San Pablo de Tabuana; la Historia reconoce este levantamiento de los indios como la “revuelta de Yuma”.
Juan Hernández Hortigüela (Madrid, 1942) es historiador especializado en la historia de España en el Pacífico en los siglos XVI y XVII y en la historia de Filipinas. Es autor de numerosos libros (el último, España, la primera bandera de Texas) y fundador y ex presidente de la Asociación Cultural Galeón de Manila.