El distribuidor católico Hubert de Torcy analiza un proceso plagado de éxitos
«En seis años, los evangélicos han asaltado Hollywood, pero los católicos brillan por su ausencia»
Aunque fue un católico, Mel Gibson, el que dio el pistoletazo de salida para el cine religioso en el siglo XXI, son los evangélicos quienes han conseguido en los últimos años una posición de privilegio en Hollywood. Lo cuenta Hubert de Torcy, director de Saje Distribution (una distribuidora francesa de producciones cristianas), en un artículo en el número de abril-mayo de La Nef:
Cine: el asalto de los evangélicos
Digámoslo desde el principio: en lo que concierne al cine de inspiración cristiana, los católicos estadounidenses brillan por su ausencia, tanto en las salas de cine como en la producción cinematográfica. El contraste es sorprendente con sus primos evangélicos. En efecto, en apenas seis años, los evangélicos americanos han llevado a cabo un auténtico asalto a Hollywood.
En realidad, todo comienza en 2004 con un film de culto del muy católico Mel Gibson, La Pasión de Cristo, que conoce un inmenso éxito. En esta ocasión, la mayor parte de las Iglesias, católica, protestantes o evangélicas, copan salas enteras con una o más sesiones, convirtiendo esta película en la más rentable de todos los tiempos para un productor independiente.
Un nuevo modelo de distribución
Había nacido un nuevo modelo de distribución, que descansa sobre la implicación y la motivación de las iglesias. En 2014, el estudio hollywodiense Sony saca por su parte un film cristiano, basado en un best-seller que cuenta la experiencia auténtica de muerte inminente del joven Colton Burpo, de 4 años de edad: El cielo es real [Heaven is for real].
Sony se ve desbordado por el éxito (más de 100 millones de dólares de taquilla para un presupuesto de apenas 12 millones de dólares) y decide inmediatamente lanzar su propia filial dedicada a la producción de películas faith-based [basadas en la fe]: ve así la luz Affirm Films, un estudio al que se deben algunas películas de éxito que forman desde entonces parte del catálogo de Saje, como Resucitado, Los milagros del Cielo, Se armó el belén o Pablo, el Apóstol de Cristo.
En El caso de Cristo se aborda en forma de thriller e investigación periodística, basada en un caso real, la credibilidad de los Evangelios como razón de la fe.
El año 2014 es también el año de otra película cristiana que ha permitido demostrar la existencia de un mercado basado en la fe: Dios no está muerto. Para producir este film, Pureflix, un estudio evangélico independiente, había invertido 2 millones de dólares. La película generó 65 millones de dólares de ingresos, sugiriendo a Pureflix a seguir explotando ese filón. Dios no ha muerto va a dar lugar a una trilogía y otros éxitos vendrán a jalonar la ruta, como El caso de Cristo, I'm not ashamed [No me avergüenzo], Do you believe? [¿Tienes fe?] o Sansón.
Hay que advertir, sin embargo, que si bien la mayoría de estas películas se sitúan en un contexto protestante, sus autores no son otros que Chuck Konzelman y Cary Solomon, dos fervientes católicos a quienes se debe igualmente el film provida Unplanned, que ocupó tantos titulares en Estados Unidos el año pasado.
El último acto que consagró el asalto de los evangélicos a Hollywood tuvo lugar en 2019, con el estreno de La canción de mi padre [I can only imagine], realizada por los hermanos Erwin (Andrew y Jon). Confiaron la distribución de la película en Estados Unidos al estudio Lionsgate. Los 7 millones de dólares de presupuesto produjeron 86 millones de dólares de ingresos. Lionsgate, que es, junto con Sony, una de las seis Majors de Hollywood, decide asociarse con los hermanos Erwin para crear la competencia de Affirm Films: acaba de nacer Kingdom Story. Su primera película, realizada por los hermanos Erwin, se estrenará próximamente en Francia: Sigo creyendo [I still believe].
Traducción de Carmelo López-Arias.