«Los católicos estamos en la luna» sobre la ideología de género, afirma el arzobispo de La Plata
Aparecen cada vez más recursos para alertar y formar a la población ante la difusión de la ideología de género y su imposición por parte de los poderes públicos, tanto a través del adoctrinamiento escolar como por la creación de un consenso político-mediático que impide la discrepancia.
El arzobispo de La Plata (Argentina), Héctor Aguer, acaba de publicar un cuaderno, Naturaleza humana y teoría de género, que puede solicitarse en papel directamente a la diócesis o bien descargarse en PDF y formato de imagen a través de Aciprensa. Recoge conferencias y diversos artículos de su autoría aparecidos en los diarios El Día de La Plata y La Nación de Buenos Aires.
“Dios ha sido desplazado y el hombre ha sido entronizado en su lugar”, sostiene en la introducción, donde afirma que la cultura “que baña a las comunidades cristianas y penetra fácilmente por los poros en cada uno de sus miembros, está profundamente descristianizada, y por consiguiente deshumanizada”.
Según recuerda Aciprensa, Aguer ha sido atacado en distintas ocasiones por defender públicamente los valores cristianos y la enseñanza de la Iglesia respecto a la sexualidad y el matrimonio, así como por rechazar prácticas como el sexting y catalogar la fornicación como “un vicio” propio de la cultura actual.
En conversación con ACI Prensa, monseñor Aguer aseguró que pese a los ataques recibidos “en cualquier hipótesis yo voy a defender siempre la libertad de expresión y la libertad de la Iglesia”.
Una defensa de la naturaleza humana antes filosófica que teológica
El arzobispo de La Plata explicó que en la realidad actual se asume que “el hombre no es más persona varón, persona mujer, sino que se construye a sí mismo según su capricho subjetivo individual”.
“Detrás de esta problemática”, continuó monseñor Aguer, “hay un problema metafísico de no reconocer que existe una naturaleza humana. El constructivismo sociológico, el positivismo jurídico, han llevado a reemplazar la noción de naturaleza por deconstrucción”.
Por otro lado, señaló que la tesis de su reciente obra es “primeramente racional”, con “argumentos filosóficos antes que teológicos, porque me parece que la cuestión clave está allí, en una recta antropología”.
En la introducción del libro, Mons. Aguer explica que una antropología sin referencia a Dios “se empantana en el desconocimiento o el rechazo de la auténtica identidad del hombre mismo, de su naturaleza, del logos o razón que es la base de su libertad, dignidad y derechos”.
De esta manera, “la ideología de género es uno de sus productos más difundidos y cuenta con poderosísimos medios de imposición”.
Asimismo lamenta el hecho de que pese a esta realidad “los católicos seguimos viviendo en la luna, y nuestra ausencia cuasi total en los medios donde se crean las nuevas vigencias culturales constituye una penosa muestra de nuestro atraso pastoral”.
En medio de una cultura descristianizada, “¿no sería oficio nuestro hablarles del amor verdadero del varón y la mujer, de la castidad, del sano noviazgo, del matrimonio y la familia, de la amistad con Jesucristo, del amor de Dios?”.
“Jesús lo hizo, ciertamente, se ocupó de los pecadores y nos encargó continuar su obra”, concluyó el arzobispo de La Plata.
El arzobispo de La Plata (Argentina), Héctor Aguer, acaba de publicar un cuaderno, Naturaleza humana y teoría de género, que puede solicitarse en papel directamente a la diócesis o bien descargarse en PDF y formato de imagen a través de Aciprensa. Recoge conferencias y diversos artículos de su autoría aparecidos en los diarios El Día de La Plata y La Nación de Buenos Aires.
“Dios ha sido desplazado y el hombre ha sido entronizado en su lugar”, sostiene en la introducción, donde afirma que la cultura “que baña a las comunidades cristianas y penetra fácilmente por los poros en cada uno de sus miembros, está profundamente descristianizada, y por consiguiente deshumanizada”.
Según recuerda Aciprensa, Aguer ha sido atacado en distintas ocasiones por defender públicamente los valores cristianos y la enseñanza de la Iglesia respecto a la sexualidad y el matrimonio, así como por rechazar prácticas como el sexting y catalogar la fornicación como “un vicio” propio de la cultura actual.
En conversación con ACI Prensa, monseñor Aguer aseguró que pese a los ataques recibidos “en cualquier hipótesis yo voy a defender siempre la libertad de expresión y la libertad de la Iglesia”.
Una defensa de la naturaleza humana antes filosófica que teológica
El arzobispo de La Plata explicó que en la realidad actual se asume que “el hombre no es más persona varón, persona mujer, sino que se construye a sí mismo según su capricho subjetivo individual”.
“Detrás de esta problemática”, continuó monseñor Aguer, “hay un problema metafísico de no reconocer que existe una naturaleza humana. El constructivismo sociológico, el positivismo jurídico, han llevado a reemplazar la noción de naturaleza por deconstrucción”.
Por otro lado, señaló que la tesis de su reciente obra es “primeramente racional”, con “argumentos filosóficos antes que teológicos, porque me parece que la cuestión clave está allí, en una recta antropología”.
En la introducción del libro, Mons. Aguer explica que una antropología sin referencia a Dios “se empantana en el desconocimiento o el rechazo de la auténtica identidad del hombre mismo, de su naturaleza, del logos o razón que es la base de su libertad, dignidad y derechos”.
De esta manera, “la ideología de género es uno de sus productos más difundidos y cuenta con poderosísimos medios de imposición”.
Asimismo lamenta el hecho de que pese a esta realidad “los católicos seguimos viviendo en la luna, y nuestra ausencia cuasi total en los medios donde se crean las nuevas vigencias culturales constituye una penosa muestra de nuestro atraso pastoral”.
En medio de una cultura descristianizada, “¿no sería oficio nuestro hablarles del amor verdadero del varón y la mujer, de la castidad, del sano noviazgo, del matrimonio y la familia, de la amistad con Jesucristo, del amor de Dios?”.
“Jesús lo hizo, ciertamente, se ocupó de los pecadores y nos encargó continuar su obra”, concluyó el arzobispo de La Plata.
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