Una ocasión olímpica para orar y aprender
7 ideas cristianas para gozar de los Juegos Olímpicos y crecer con ellos espiritualmente
Estamos en plena celebración de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Quizás más de un católico se habrá preguntado si, además de entretener, esta cita deportiva mundial puede servirle en su camino de santificación, en su vida y crecimiento espiritual. ¿Es posible?
Aquí les presentamos siete maneras como un católico puede enriquecerse, evangelizar y disfrutar de las Olimpiadas en este Año de la Misericordia.
1. Admire a los deportistas que manifiestan su fe públicamente
Muestre su admiración y aprecio por aquellos deportistas que no temen mostrar su fe en público.
2. Rece por los atletas y sus países
Durante la ceremonia de inauguración, ¿investigó sobre la presente situación de un determinado país? ¿Sabe la situación de los cristianos en esos país? ¿Rezó por él y sus representantes deportivos? Si no lo hizo, aún está a tiempo…
3. Enseñe a sus niños el valor del esfuerzo y la disciplina
Las Olimpiadas constituyen una magnífica ocasión para educar a sus hijos, sobrinos, etc. sobre lo importante que es en la vida el trabajar duramente para obtener algo, el esfuerzo, el sacrificio y el gozo, la disciplina.
Para ello puede ser de utilidad tener a la mano el texto de la primera carta que escribió san Pablo a los habitantes de Corinto (9,24-27):
“No sabéis que en las carreras del estadio todos corren, mas uno solo recibe el premio? ¡Corred de manera que lo consigáis! Los atletas se privan de todo; y eso ¡por una corona corruptible!; nosotros, en cambio, por una incorruptible. Así pues, yo corro, no como a la ventura; y ejerzo el pugilato, no como dando golpes en el vacío, sino que golpeo mi cuerpo y lo esclavizo; no sea que, habiendo proclamado a los demás, resulte yo mismo descalificado”.
4. Rece cada día de los Juegos Olímpicos por el país anfitrión, Brasil.
Y especialmente por la ciudad anfitriona, San Sebastián de Rio de Janeiro, nombre con el que fue fundada en 1565.
5. Ponga en valor las muestras de valores humanos en los deportistas.
Ayudar o consolar al adversario, pedir perdón, alentar a los demás, especialmente al que más lo necesita, promover la unidad, el compañerismo y el respeto por el otro son actitudes que deben ser puestas en valor.
6. Intente hacerse una idea de qué deportistas son católicos.
Siempre hay algún, aunque sea pequeño, signo o detalle que dé alguna pista de ello. ¿Alguno porta un crucifijo? ¿Se persignan antes de competir? ¿Has leído, visto o leído algo acerca de ellos en alguna fuente de información católica? ¿Provienen de alguna universidad católica?
7. Aprenda sobre los deportistas olímpicos que han dado la cara por su fe
¿Sabía que un atleta olímpico se negó a correr una de las pruebas más atractivas del atletismo porque había sido programada para el domingo, el Día del Señor? Le damos una pista: se hizo una película sobre él y su participación en los Juegos Olímpicos de París de 1924.
(Inspiradas en las propuestas de Shaun Mcafee publicadas en Epic Pew).
Aquí les presentamos siete maneras como un católico puede enriquecerse, evangelizar y disfrutar de las Olimpiadas en este Año de la Misericordia.
1. Admire a los deportistas que manifiestan su fe públicamente
Muestre su admiración y aprecio por aquellos deportistas que no temen mostrar su fe en público.
2. Rece por los atletas y sus países
Durante la ceremonia de inauguración, ¿investigó sobre la presente situación de un determinado país? ¿Sabe la situación de los cristianos en esos país? ¿Rezó por él y sus representantes deportivos? Si no lo hizo, aún está a tiempo…
3. Enseñe a sus niños el valor del esfuerzo y la disciplina
Las Olimpiadas constituyen una magnífica ocasión para educar a sus hijos, sobrinos, etc. sobre lo importante que es en la vida el trabajar duramente para obtener algo, el esfuerzo, el sacrificio y el gozo, la disciplina.
Para ello puede ser de utilidad tener a la mano el texto de la primera carta que escribió san Pablo a los habitantes de Corinto (9,24-27):
“No sabéis que en las carreras del estadio todos corren, mas uno solo recibe el premio? ¡Corred de manera que lo consigáis! Los atletas se privan de todo; y eso ¡por una corona corruptible!; nosotros, en cambio, por una incorruptible. Así pues, yo corro, no como a la ventura; y ejerzo el pugilato, no como dando golpes en el vacío, sino que golpeo mi cuerpo y lo esclavizo; no sea que, habiendo proclamado a los demás, resulte yo mismo descalificado”.
4. Rece cada día de los Juegos Olímpicos por el país anfitrión, Brasil.
Y especialmente por la ciudad anfitriona, San Sebastián de Rio de Janeiro, nombre con el que fue fundada en 1565.
5. Ponga en valor las muestras de valores humanos en los deportistas.
Ayudar o consolar al adversario, pedir perdón, alentar a los demás, especialmente al que más lo necesita, promover la unidad, el compañerismo y el respeto por el otro son actitudes que deben ser puestas en valor.
6. Intente hacerse una idea de qué deportistas son católicos.
Siempre hay algún, aunque sea pequeño, signo o detalle que dé alguna pista de ello. ¿Alguno porta un crucifijo? ¿Se persignan antes de competir? ¿Has leído, visto o leído algo acerca de ellos en alguna fuente de información católica? ¿Provienen de alguna universidad católica?
7. Aprenda sobre los deportistas olímpicos que han dado la cara por su fe
¿Sabía que un atleta olímpico se negó a correr una de las pruebas más atractivas del atletismo porque había sido programada para el domingo, el Día del Señor? Le damos una pista: se hizo una película sobre él y su participación en los Juegos Olímpicos de París de 1924.
(Inspiradas en las propuestas de Shaun Mcafee publicadas en Epic Pew).
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