La española Teresa de Jesús Rodríguez gana el XXXIX Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística
Con el poemario Tu clara presencia, Teresa de Jesús Rodríguez Lara (La Laguna, Tenerife) ha obtenido el XXXIX Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística, fallado el 12 de diciembre en la Universidad Pontificia de Salamanca (España). La dotación es de 7.000 euros, la edición de la obra y una medalla conmemorativa. La obra ha sido seleccionada de entre 248 poemarios de 25 países.
Teresa de Jesús Rodríguez cuenta con numerosas publicaciones, de manera especial en el campo de la poesía, ha recibido diversos reconocimientos entre ellos dos menciones de honor en otras tantas ediciones en este Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística.
Mística clásica y resonancias bíblicas
La obra ganadora Tu clara presencia es un Poemario que se desarrolla desde la seguridad que da la conciencia filial, en el que imperan tanto la suavidad como la pasión amorosa. Hay ecos repetidos de la mística clásica: "castillo interior", "música callada", "silencio sonoro"..., así como resonancias bíblicas: "hijo pródigo", "Buen Pastor", "Agua viva"... Una vehemencia sostenida nutre los versos, al igual que la lúcida visión de lo celeste vivido como primicia ya en el contexto terrenal. La visión se hace táctil: "enciendes en mi alma / serenas claridades / que bullen en mí / como lluvia de besos melodiosos"; el hablante lírico arde en deseos de abismarse en lo celestial, de quedar inundado del agua viva que es Dios. Ni la certeza de la precaria condición humana hace titubear la voz lírica; la poeta se sabe incorporada al cauce del amor divino, y ansía quedar embriagada del sentimiento amoroso: "Quién bebiera y bebiera hasta hartarse / del torrente vivo / que rueda por tu pecho".
Teresa de Jesús Rodríguez Lara, ganadora del premio, es la autora de 'Tu clara presencia'
Por otro lado, el poeta panameño Javier Alvarado ha recibido una Mención de Honor por su obra: El pastor resplandeciente. En este libro, constituido exclusivamente por sonetos, se expresa, con gozo, un hondo sentimiento religioso. Hay un vigor en la expresión que se conjuga armónicamente con la forma estrófica elegida: los poemas son cantos, celebraciones del alma, que deambula gozosa en la certeza de estar anclada en el amor divino. Los versos quedan configurados, en este contexto de religación profunda, en ofrenda del poeta, en reconocimiento humilde de la grandeza divina, que es misericordia, belleza esplendente, amor a raudales. La seguridad espiritual del poeta se traduce en un verbo firme, modulado, que acoge con optimismo viador a las criaturas y todo lo creado: "Y mi palabra es rústica de barro / se ilumina en férulas de estrellas/ cuando bajo a la tierra con tu boca // y extraigo agua divina del guijarro / y se desborda el pozo en las botellas; / tu oratoria de Dios que se desboca".
Un arte hecho de palabras
El presidente de la Fundación Fernando Rielo, P. Jesús Fernández Hernández, en su mensaje afirmó que "partimos de un hecho cierto. La poesía mística es un arte hecho de palabras que, además de recapitular cuanto pueda decirse de la poesía lírica en general, nos transporta al recinto donde se concentra el misterio más acendrado del ser humano: su destino transcendente, que da unidad, dirección y sentido a todo vivir auténtico. Si la poesía mística despliega en el tiempo su prosodia y textura léxica, enciende, por otro lado, para el lector el resplandor de lo eterno, porque sondea en lo más profundo del alma y descubre en ella la verdad fundamental de que está llamada a culminar el camino de la plenitud."
Los otros finalistas fueron Antonio Bocanegra (San Fernando, Cádiz, España), Miguel Sánchez Robles (Caravaca de la Cruz, Murcia, España); Theresia Maria Bothe (Sicilia, Italia); Luis García Pérez (Ciudad Real, España); Lucrecio Serrano Pedroche (Albacete, España); Iván Cabrera Cartaya (Tacoronte, Tenerife, España); Carlos González García (Fresnedillas de la Oliva, Madrid, España); Beatriz Villacañas Palomo (Boadilla del Monte, Madrid, España)
El Jurado estuvo conformado por D. Jesús Fernández Hernández, Presidente de la Fundación y del Jurado; Dr. Jaime Siles Ruiz, Catedrático de latín de la universidad de Valencia y poeta; Dra. Dª Mª Jesús Mancho Duque, Catedrática de Lengua Española de la universidad de Salamanca; David Gregory Murray, Crítico literario; Dr. D. José Mª López Sevillano, Secretario Permanente del Premio.
Un concierto de guitarra de diez cuerdas a cargo del Maestro Alfredo Vicent puso el broche de oro al Acto de proclamación.
El premio, para obras inéditas tanto en español como en inglés, ha sido fallado en foros como la ONU; la UNESCO; el Senado francés y el Campidoglio romano. El comité de honor lo han conformado varios miembros de la Real Academia Española, entre ellos, su director, Darío Villanueva; rectores universitarios, poetas y catedráticos de literatura.
El carácter ecuménico del premio ha hecho que lo hayan obtenido poetas de distintas confesiones cristianas, en realidad la mayoría, pero también no cristianas, demostrando la capacidad de la poesía mística para unir a las culturas y a las religiones.
Fragmentos del poemario Tu clara presencia:
No tengo más consuelo
que tu mirada afable y sonriente
que me infunde confianza
desde ese silencio tuyo
tan sonoro,
que circunda mi vida
de cercano afecto.
¡Qué gran amor, tu Amor!,
dulce venero
que me entregas puro
para abrigar la pequeñez mortal
que el alma siente.
Y yo, humildemente,
me acurruco a tus plantas
y te entrego
mi minúscula existencia.
DIOS: UNO Y TRINO
Creo en Ti, Señor, profundamente
y te quiero y te sigo con locura;
tu Misterio me habita con holgura
y me abraza tu Amor como un torrente.
Haz que sea mi fe la voz candente
que esparza tu Verdad por la espesura,
apremiante fulgor y don de altura
que reúne tu Ser enteramente.
¡OH Padre bondadoso que me cuida!
¡Oh Hijo, que me salva de la muerte!
¡Oh Espíritu de Amor, dador de vida!....
Que siempre viva en mí tu Trina esencia...
¡Qué grata algarabía da tenerte!
¡Cuánta gloria me infunde tu Presencia!
EL PADRE
"Él me invocó: Tú eres mi Padre"
(Sal 88,27)
Padre mío, hoy te hablo
desde este castillo interior
donde anida el alma,
con la palabra sencilla
del hijo que clama por su Padre,
porque tu Amor me arropa
con tanta suavidad
que solo anhelo su música callada.
Qué gozo llamarte... ¡Padre!,
¡Padre mío!, te digo quedamente...
Mi alma clama por Ti
y yo dejo en tus manos
mi corazón, desnudo y transparente