¿Jesús como un Pelícano? La Iglesia lo representa así desde hace siglos
Se trata de un símbolo clásico desde casi el principio del cristianismo y que ahora comienza a reaparecer en la iconografía religiosa actual. En multitud de Iglesias, pinturas, cálices, esculturas, incluso en himnos religiosos encontramos a Jesucristo representado como un pelícano. Pero a qué se debe esta identificación. En Church.Pop lo explican:
A lo largo de la historia, la Iglesia ha representado a Jesús tanto con pinturas como con símbolos. Así, por ejemplo, era común que los primeros cristianos usaran el símbolo del pez (Ichthys) pues en griego son las iniciales de Iesous Christos Theou Yios Soter (Jesucristo Hijo de Dios Salvador).
Sin embargo, otro símbolo muy interesante de nuestro Señor es el del pelícano. ¿Se tratará de las iniciales de alguna palabra con un significado especial para el cristianismo o tendrá acaso un sentido más profundo?
Muchos piensan que esta es una comparación absurda y hasta ofensiva. ¡Habiendo tantos animales bellos por qué compararlo con algo tan feo como un pelícano! Pero aunque no lo crean, comparar a Jesús con un pelícano es algo muy acertado y en la antigüedad se dieron cuenta de ello.
Los pelícanos son aves costeras de gran tamaño con mucha habilidad para la pesca. Cuando un pelícano tiene que alimentar a sus crías, vuela hacia el mar, atrapa algunos peces, los guarda en una bolsa que posee entre las plumas de su pecho y vuela de regreso a la costa para darle lo pescado a sus crías.
Resulta que el largo pico del pelícano hace que muchas veces este se lastime en su afán por alimentar a sus crías. Antiguamente también se creía que el pelícano, al no tener un buen día de pesca, en lugar de dejar morir de hambre a sus crías, arrancaba partes de su propia carne para darles de comer. Es aquí donde nace la comparación con Cristo pues Él mismo nos da de comer de su Carne y de su Sangre.
En cada Santa Misa, Cristo nos ofrece la Santa Eucaristía con todo su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Por eso en la historia de la Iglesia se han hecho muchas representaciones de Cristo como un pelícano que arranca partes de su carne para dársela a sus crías por amor. Así como las crías del pelícano no podrían vivir sin el alimento que les da su madre, los hombres no podríamos tener Vida Eterna sin recibir la Santa Eucaristía.
Esta comparación también está presente en algunos himnos tradicionales como el Adoro te Devote, el cual dice en una de sus estrofas Pie pellicane, Iesu Domine, Me immundum munda tuo sanguine (Señor Jesús, Pelícano bueno, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre).
Fuente Church.Pop.
A lo largo de la historia, la Iglesia ha representado a Jesús tanto con pinturas como con símbolos. Así, por ejemplo, era común que los primeros cristianos usaran el símbolo del pez (Ichthys) pues en griego son las iniciales de Iesous Christos Theou Yios Soter (Jesucristo Hijo de Dios Salvador).
Sin embargo, otro símbolo muy interesante de nuestro Señor es el del pelícano. ¿Se tratará de las iniciales de alguna palabra con un significado especial para el cristianismo o tendrá acaso un sentido más profundo?
Muchos piensan que esta es una comparación absurda y hasta ofensiva. ¡Habiendo tantos animales bellos por qué compararlo con algo tan feo como un pelícano! Pero aunque no lo crean, comparar a Jesús con un pelícano es algo muy acertado y en la antigüedad se dieron cuenta de ello.
Los pelícanos son aves costeras de gran tamaño con mucha habilidad para la pesca. Cuando un pelícano tiene que alimentar a sus crías, vuela hacia el mar, atrapa algunos peces, los guarda en una bolsa que posee entre las plumas de su pecho y vuela de regreso a la costa para darle lo pescado a sus crías.
Resulta que el largo pico del pelícano hace que muchas veces este se lastime en su afán por alimentar a sus crías. Antiguamente también se creía que el pelícano, al no tener un buen día de pesca, en lugar de dejar morir de hambre a sus crías, arrancaba partes de su propia carne para darles de comer. Es aquí donde nace la comparación con Cristo pues Él mismo nos da de comer de su Carne y de su Sangre.
En cada Santa Misa, Cristo nos ofrece la Santa Eucaristía con todo su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Por eso en la historia de la Iglesia se han hecho muchas representaciones de Cristo como un pelícano que arranca partes de su carne para dársela a sus crías por amor. Así como las crías del pelícano no podrían vivir sin el alimento que les da su madre, los hombres no podríamos tener Vida Eterna sin recibir la Santa Eucaristía.
Esta comparación también está presente en algunos himnos tradicionales como el Adoro te Devote, el cual dice en una de sus estrofas Pie pellicane, Iesu Domine, Me immundum munda tuo sanguine (Señor Jesús, Pelícano bueno, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre).
Fuente Church.Pop.
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