Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Un historiador japonés agnóstico elogia a Benedicto XVI: «Ha combatido por la Europa cristiana»

Sandro Magister / L´Espresso

La obra de Hajime Konno presenta una visión muy ponderada y matizada sobre el pontificado de Benedicto XVI.
La obra de Hajime Konno presenta una visión muy ponderada y matizada sobre el pontificado de Benedicto XVI.
Tras más de dos años de reinado de Francisco, tal vez el Papa más alabado universalmente de la historia, en el lejano Japón ha salido un libro importante que hace un retrato no de él, sino -¡sorpresa!- de su humilde y maltratado predecesor.

La clave: "Renovación de la Europa cristiana"

Precisamente Japón, por historia y por cultura, es un país lejano a Europa y más aún de esa Europa cristiana que el autor del libro especifica como la clave de comprensión del pontificado de Benedicto XVI, proclamándolo desde el título, en latín: Renovatio Europae Christianae.

Y sin embargo, este punto de observación tan lejano hace que el libro sea original. Benedicto XVI ha recibido un ejemplar de regalo, ha leído la amplia síntesis que el mismo autor le ha preparado en alemán y lo ha encontrado "sorprendente" y nuevo porque no ha sido ideado ni escrito "desde el interior de la comunidad de fe como tampoco desde la perspectiva de mis adversarios; sino que lo ha sido desde un tercer lugar, desde el exterior".

Esto es lo que el autor ha leído en la nota de agradecimiento autógrafa que el Papa emérito le ha hecho llegar a través de la nunciatura en Tokio.

Japonés y agnóstico
El autor se llama Hajime Konno. Tiene 42 años, es agnóstico, si bien desciende de una familia de fe cristiana ortodoxa. Entre 1998 y 2002 estudió historia y cultura alemana en Berlín, en la Humboldt-Universität, y ya entonces se interesó en el Kulturkampf que en Alemania dividía a la misma Iglesia católica sobre la cuestión de los consultores para el aborto. Desde 2006 enseña filologia alemana en la Universidad de la Prefectura de Aichi. Cuando el pontificado de Joseph Ratzinger estaba terminando volvió a Alemania, a Múnich, para estudiar in situ el catolicismo de Baviera, con las peregrinaciones a pie al santuario mariano de Altötting y con las procesiones del Corpus Domini.

Es autor de numerosos ensayos, entre ellos de un libro sobre Max Weber traducido también en alemán. Pero su obra más importante es este libro que, en aproximadamente 500 páginas, ofrece por primera vez al público japonés un retrato razonado de Ratzinger teólogo y Papa sobre el fondo de la historia de Europa: Hajime Konno, Kyoko Benedikutusu Jurokusei. Kirisutokyoteki Yoroppa no Gyakushu [Benedictus PP. XVI. Renovatio Europae Christianae], Tokyo, University of Tokyo Press, 2015.



"Ha combatido por la Europa cristiana"
El libro es de gran interés también para los lectores no japoneses. El autor ha escrito una amplia síntesis del mismo en alemán. Más abajo está reproducida la parte final de la síntesis, en la que sobresale la afirmación: "Benedicto XVI ha sido, sobre todo, el Papa del logos: con la fuerza de sus palabras, su arma más poderosa, ha combatido por la Europa cristiana".

Pero aún más interesante es el segundo capítulo de la síntesis y del libro. En él, Konno pone de relieve la pretensión universalista del Occidente contemporáneo y su deseo de imponer a todo el mundo sus propios valores, excluyendo las culturas no occidentales, sobre todo asiáticas.

De esto se derivan -observa Konno- conflictos culturales no sólo en Occidente entre progresistas y conservadores, sino también en Oriente, como por ejemplo Japón, entre universalistas y nacionalistas.

¿Y la Iglesia católica? Konno responde que ciertamente el cristianismo ha sido en Occidente el origen de los valores modernos, pero que hoy está, a su vez, en conflicto precisamente con las consecuencias y las imposiciones anticristianas de esta modernidad, por lo que la Iglesia católica es como un "Oriente" en Occidente. Y Ratzinger, primero como teólogo y después como Papa, ha sido un magnífico y lúcido protagonista de este encuentro/desencuentro planetario entre Iglesia y modernidad.

Un texto a tener en cuenta

A continuación reproducimos la parte final de la síntesis del libro escrita por el mismo autor, pero sin las notas y las referencias bibliográficas que, en cambio, abundan en el texto íntegro.

Entre los testimonios citados en el volumen hay también un japonés, Yasuaki Satono, antiguo alumno de Ratzinger teólogo y miembro aún del Schülerkreis, el círculo de sus ex alumnos, que se reúne periódicamente en Roma. Yasuaki Satono ha publicado en Japón tres ensayos sobre su maestro, cuyos títulos son: Las enseñanzas del profesor Ratzinger y mis recuerdos sobre él; El nuevo Papa. Mi camino de fe; y Benedicto XVI. Observaciones sobre el islam.

UN INCONFORMISTA EN LA CÁTEDRA DE PEDRO
de Hajime Konno

Benedicto XVI salió a la escena de la política mundial como cabeza de la Iglesia dotado de claros principios y de fuerte voluntad. El nombre elegido como Papa, Benedicto, indicaba su diagnóstico pesimista de los tiempos, es decir, su comparación entre la situación de hoy y la decadencia tardo-romana en los tiempos de San Benito. Ya en su homilía en la vigilia de la elección al trono pontificio, el 18 de abril de 2005, tomó claramente posición a este respecto.

El objetivo del Papa era sobre todo la defensa y el fortalecimiento de los fundamentos cristianos de Europa, si bien durante su pontificado la curia se ocupó intensamente también de relaciones con países no europeos, como por ejemplo las repúblicas socialistas de China y de Vietnam. Benedicto no tenía la intención de someterse a las modas y de limitarse a gobernar con diligencia: quería decidir qué había que cambiar y qué no, siempre partiendo de la posición de la Iglesia e independientemente del espíritu de los tiempos. No es en absoluto verdad que se había dedicado sólo al antimodernismo; su intención, simplemente, era preservar los elementos que consideraba necesarios para la Iglesia, prescindiendo del hecho de que fueran modernos o pre-modernos. Eliminó la tiara papal del escudo pontificio, renunció al título de "patriarca de Occidente", se enfrentó con pasión a los problemas ambientales.

Y ha sido, sobre todo, el Papa del logos: con la fuerza de sus palabras, su arma más poderosa, ha combatido por la Europa cristiana. Ha abierto la Iglesia a los medios de comunicación más recientes, incluidos YouTube y Twitter, ha rehabilitado el latín y la misa tridentina, ha extendido la mano a la Fraternidad San Pío X, ha consolidado la liturgia como actualización solemne de los misterios, ha situado la eucaristía en el centro de la vida cristiana, ha impulsado la administración de la comunión en la boca y no ha tenido miedo, incluso después del tan criticado discurso de Ratisbona, de tocar el tema de la violencia de los islamistas radicales.

Como interlocutores en el movimiento ecuménico el Papa Benedicto XVI ha elegido con cuidado Iglesias como la ortodoxa y la anglicana, estableciendo buenos contactos con ambas, incluso invitando a los conservadores anglicanos disidentes a unirse a la Iglesia católica. El punto culminante de la amistad entre católicos y ortodoxos fue el encuentro con el patriarca ecuménico de Constantinopla. Benedicto XVI ha visitado además Gran Bretaña, donde se reunió tanto con la reina Isabel II como con el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, beatificando en Glasgow al cardenal John Henry Newman. No fue posible organizar un viaje a Rusia, a pesar de las buenas relaciones de Benedicto con el patriarca de Moscú, Cirilo I, desde los tiempos en que éste era metropolitano de Smolensk y Kaliningrado. A pesar de que en la época del concilio Ratzinger se comprometió en una valoración positiva del protestantismo, el Papa Benedicto XVI ha mantenido las distancias con las "comunidades eclesiales" de la reforma.

Los progresistas tanto dentro como fuera de la Iglesia católica no le reconocieron la facultad de actuar autónomamente más allá del espíritu del tiempo. En estos ambientes, un pontífice que tenía como máxima "cooperatores veritatis" parecía un príncipe de la Iglesia arrogante, insoportable. Intentaron por todos los medios producir una imagen negativa del Papa y exultaron con su inesperada renuncia. Entre los medios empleados tuvo un papel importante el antigermanismo. El método de estigmatizar a Ratzinger como alemán, si bien él raramente puso el acento sobre su identidad alemana, se asemeja al que utiliza al antisemitismo cuando incluso a los judíos convertidos se les sigue lanzando la acusación de ser judíos.

En Alemania, su tierra natal, el Papa Benedicto XVI ha sido siempre discutido. Por un lado su elección fue una especie de golpe liberador. El hecho de que un alemán hubiera sido elegido Papa y, por lo tanto, por así decirlo, suma autoridad espiritual de Occidente, era de por sí sensacional. Los tabloides ingleses como The Sun no pudieron evitar los titulares burlones ("From Hitler Youth to... Papa Ratzi"). Benedicto reaccionó a todo esto poniendo en evidencia su patriotismo bávaro, y no el alemán, y visitando el 28 de mayo de 2006 el antiguo campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Sin embargo, al mismo tiempo subrayó la importancia de Alemania. Los progresistas intentaron todo lo que estuvo en su mano para resaltar los problemas de los abusos sexuales y de la Fraternidad San Pío X con el fin de debilitar la autoridad del Papa. Los católicos conservadores alemanes, como por ejemplo los que se habían reunido en la iniciativa Deutschland pro Papa o en el Forum Deutscher Katholiken, se encontraron desarmados ante el clima marcadamente anticlerical que reinaba en la opinión pública alemana.

Si bien Benedicto XVI no tenía intención de hacerlo expresamente, el caso es que de hecho puso en discusión el dominio de los valores modernos. En el contexto de su crítica al marxismo, él apoyaba la democracia parlamentaria occidental, pero su alinearse en favor de la democracia no era en absoluto algo incondicional. Rechazó con decisión introducirla en la Iglesia, ordenada de manera jerárquica. Miraba con escepticismo también a la demoscopia. Su distanciamiento de la voluntad popular no se explica sólo con la experiencia que él vivió en los años sesenta con el movimento estudiantil, sino que está radicado en él desde el momento en que tomó las distancias del nacionalsocialismo, que en su época estaba acompañado por los atronadores aplausos de la mayoría de la población. Además, no compartía la valoración optimista del hombre actual y de los progresos de la sociedad.

Su actitud estaba enmarcada dentro del conservadurismo social cristiano. El aprecio por la familia y el matrimonio heterosexual estaba en contradicción con el actual multiplicarse de los modelos de familia. El énfasis puesto sobre el papel del cristianismo como base pre-política de la democracia liberal se revolvía contra el secularismo. Benedicto desaprobaba la crítica al eurocentrismo y confirmaba el carácter cristiano de Europa tomando posiciones y actuando como paladín activo de la antigua cultura europea contra las oleadas de la globalización no sólo en las cuestiones políticas, sino también y sobre todo en las culturales.

El Papa Benedicto XVI ha sido un inconformista en la cátedra de Pedro. Cuando desde el sillón dorado impartía la bendición en latín, excomulgaba a los disidentes, mantenía unida a la Iglesia universal y afirmaba la unicidad de la fe católica, mostraba de hecho su lado autoritario. No sorprende que sus detractores, como Leonardo Boff o Johann Baptist Metz, le criticaran. Sin embargo, la cuestión se ve distinta si discernimos la situación en la que se encuentra la Iglesia. Si se mira la posición de dominio de los valores modernos, la Iglesia católica es una minoría oprimida mientras que sus críticos en cambio pertenecen a la mayoría, por lo que la actitud autoritaria de Ratzinger era una reacción a la situación vigente.

De todas formas, el espíritu combativo ha sido sólo un aspecto de Joseph Ratzinger. Aunque protegiéndose, en un cierto sentido, contra los que le criticaban, no ha perdido nunca la disponibilidad al diálogo. Así, también su crítico más aguerrido, Hans Küng, fue acogido amigablemente en Castel Gandolfo. En sus encíclicas el Papa Benedicto XVI ha tratado repetidamente temas como el "amor" y la "esperanza". Sustancialmente ha sido siempre un patriota bávaro con un perenne entusiasmo en el corazón por la procesión del Corpus Domini. En este sentido se parece al príncipe de la antigua China Lan Ling Wang (Gao Changgong): si bien en el campo de batalla él luchaba llevando puesta una máscara del diablo, los rasgos del rostro que ésta escondían eran delicados.

Artículo publicado en L´Espresso.
Traducción de Helena Faccia Serrano.

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