Lamenta que algunos teólogos rechacen términos «clásicos, incluso dogmáticos»
Gerl-Falkovitz, heredera de Guardini: «El riesgo de la Iglesia es aceptar la cultura neo-moderna»
Este viernes, la filósofa Hanna-Barbara Gerl-Falkovitz recibe en Bassano del Grappa (Italia) el Premio Internacional Medalla de Oro al Mérito de la Cultura Católica 2018 por proponer "a la cultura de Europa la Weltanschauung [visión del mundo] católica como criterio de vida personal y colectiva". Es profesora emérita de Filosofía de las Religiones y Ciencias Religiosas Comparadas en la Universidad de Dresde (Alemania), y heredera intelectual del filósofo y teólogo alemán, de origen italiano, Romano Guardini. [Pincha aquí para leer la entrevista en L'Osservatore Romano en donde Gerl-Falkovitz explica cómo iluminaron su fe Romano Guardini y Edith Stein.]
En una entrevista en La Nuova Bussola Quotidiana, a preguntas de Paolo Facciotto la profesora Gerl-Falkovitz alerta, entre otras cosas, del peligro que supone para la Iglesia adaptarse al nihilismo de la mentalidad contemporánea, con el riesgo de terminar aceptándolo.
Una de las obras de la profesora Gerl-Falkovitz sobre Romano Guardini (1885-1968).
-En su opinión, ¿cuál es la parte de mayor actualidad del pensamiento de Guardini?
-Guardini es un educador a la verdad. Es de gran actualidad su pensamiento, presente en los primeros años y que encontramos en todas sus obras, de que la verdad y el amor están intensamente vinculados. Esto nos suena muy familiar. En su primera obra maestra, El espíritu de la liturgia (1918), en la que un capítulo lleva el título "El primado del Logos sobre el Ethos", Guardini muestra que en el orden de la vida, la verdad es, absolutamente, el primer paso. "La verdad es la verdad, independientemente de nuestro consenso o no". Hoy tenemos la aplastante afirmación del amor y de la misericordia tanto en ámbito religioso como social. Pero sin la verdad -el examen verdadero de la situación-, el amor es desdentado y sentimental. La primera orientación de Guardini es con "cosas" y "hechos", con la realidad (contra los sueños de romanticismo y la utopía), tanto en la ética como en la religión.
»Esto es aún más importante porque los humanos son colaboradores en la salvación del mundo y tienen que abrirlo a "la nueva tierra y al nuevo cielo" finales. Colaboradores de Dios, primero en la verdad, después en el amor. Transformar esta secuencia interna significa traer sólo desorden y decepción.
»Guardini es un maestro de la (auto-)educación: antes de actuar está el conocimiento de la verdad, de la realidad, también de los compromisos de amor. Si no es así, se cae en las ilusiones utópicas, aumentado el caos.
-Su campo de estudio son sobre todo los siglos XIX y XX: ¿qué salvaría usted de la filosofía contemporánea? En otras palabras: ¿es posible que el tomismo y la filosofía contemporánea caminen juntos? Un cristiano católico, ¿puede pensar de manera católica utilizando las categorías de la filosofía contemporánea?
-La filosofía contemporánea es multiforme. Existe la corriente dominante del relativismo, incluso del relativismo cultural, la aceptación del subjetivismo ético, un credo en la libertad del yo posmoderno, la construcción y la deconstrucción del propio cuerpo o del propio sexo en la teoría de género, sin olvidarnos del nihilismo: la "muerte" de Dios. Estos son los puntos sobresalientes de una auto-invención aparentemente ilimitada de auto-entronización del ser humano, que tiende actualmente a una especie de inmortalidad técnica y digital.
»Los padres de esta auto-invención hipertrófica son conocidos: Nietzsche (aunque es ambiguo), Wolfgang Abendroth (relativismo), Richard Dawkins (nuevo ateísmo "científico"), Judith Butler (género)... Pero es también verdad que hay conceptos filosóficos serios, orientados hacia una realidad objetiva. En primer lugar la fenomenología (por ejemplo, Edith Stein), que analizaba los fenómenos de un modo metódico sobrio, dando como resultado un enfoque objetivo a los conceptos medievales de realidad (Tomás de Aquino, Duns Scoto). Muchos estudiantes que se formaron con Husserl en este tipo de "apertura de los ojos" se convirtieron a una fe viva en Dios.
Hanna-Barbara Gerl-Falkovitz muestra una foto de la filósofa Edith Stein (Santa Teresa Benedicta de la Cruz, 1891-1942) durante una conferencia. Foto: Edith Stein Gesellschaft.
»La joven rama de la fenomenología alemana y, sobre todo, francesa (Waldenfels, Marion, Henry) da también resultados brillantes: la razón y la revelación se iluminan mutuamente, porque la razón y la fe derivan de la misma fuente. En Alemania, Josef Pieper ha recuperado a Tomás de Aquino para criticar la filosofía existencial y agnóstica contemporánea. Pieper fue una profunda inspiración para el Papa Benedicto. El tomismo clásico como un acceso a la realidad puede ser integrado en la fenomenología.
Josef Pieper (1904-1997), uno de los grandes filósofos neotomistas del siglo XX.
-En su opinión, la Iglesia ¿debería combatir hoy culturalmente el neo-modernismo, o no existe el riesgo de caer en las herejías modernistas, por lo que no hay nada que combatir?
-El riesgo de la Iglesia es la voluntad de aceptar la cultura neo-moderna. Este riesgo es legítimo (si no hay riesgo, no hay éxito) y el peligro es evidente: caer en una pacificación. El éxito es dudoso. Estamos demasiado profundamente implicados para saber ya cuál será la parte vencedora. Es muy problemático el hecho de que la teología científica esté criticando los términos clásicos, incluso dogmáticos, como "personalidad" (de Dios), "transcendencia", "ontología", sin sustituirlos con expresiones mejores.
»Según mi visión (filosófica), creer es también una cuestión de pensamiento. La inteligencia es un don de Dios. La Iglesia podría promover más la educación filosófica de sacerdotes y laicos. Yo he trabajado durante 19 años en una sociedad que era agnóstica en un 80% (Dresde), enseñando filosofía de la religión: sólo quienes, entre mis estudiantes, eran inteligentes participaban en las clases.
-En los últimos años usted ha examinado de manera crítica las teorías de "género". Desde hace pocas semanas en su país, Alemania, se ha reconocido "el llamado 'tercer sexo'", un tema que aparecía en un artículo crítico suyo de 2006. ¿Cuál es su comentario al respecto?
-No existe un tercer sexo. Ni biológica ni psíquicamente. El Estado alemán ha abierto una categoría que tiene que ver sólo con el sentimiento, la subjetividad, la fantasía. Entonces, ¿por qué no setenta o siete mil sexos? El Estado, con su legislación, no tiene que responder a una emoción individual o psíquica. La realidad física de los dos sexos es la materia de las leyes. No es tarea del Estado regular o satisfacer los deseos individuales. Contra los hechos.
Norrie es un hombre que se operó para ser como mujer, pero una vez operado siguió sintiendo ambigüedad sobre su sexo. En 2010, el estado australiano de Nueva Gales del Sur le reconoció como "tercer sexo" o sexo indeterminado, algo que Alemania reconoce ahora también.
-En los últimos años, muchos países europeos, entre ellos también Italia, han aprobado leyes para matrimonios o uniones entre personas del mismo sexo, legislaciones no admitidas por el magisterio de la Iglesia católica. ¿Qué juicio da usted sobre este tema?
-Judith Butler, la promotora del "género", ha observado -contra la que era su intención- que la homosexualidad puede actuar en el acto sexual sólo si imita el acto heterosexual. En la naturaleza sólo vale el modelo llave/cerradura. Dos llaves no abren nada; dos cerraduras no cierran nada. El fenómeno sexual requiere dos sexos distintos, o una imitación artificial de la dualidad normal. Mi respuesta no argumenta en sentido moral, sino antropológico: la dualidad de los sexos no puede ser anulada. También en la homosexualidad existe una obediencia latente a la realidad heterosexual.
»Cómo responda la legislación a la homosexualidad es otra cuestión. Pero la primera cuestión antropológica es la observación de la realidad.
-Usted ha hablado de la "necesidad de una 'política de lo sobrenatural'": ¿qué significa en el contexto actual, por ejemplo, en los países europeos?
-La cita no es mía, es de la filósofa francesa Simone Weil (1909-1943). Weil estaba fascinada por la idea de que el Estado debería estar regulado no por el derecho positivo, sino por la justicia sobrenatural, como Platón escribe en la Politéia [República].
»Este pensamiento es justo, pero hay que limitarlo. Hoy comprendemos la "justicia sobrenatural" como ley natural o derechos humanos: no son negociables. Pero el Estado actúa también, incluso de manera prevalente, con el derecho positivo, es decir, con leyes que son el resultado de acuerdos y negociaciones. Es necesario distinguir entre derechos absolutos como, por ejemplo, el derecho a vivir (nadie tiene permiso para matarme), y los derechos de exigencia relativa como, por ejemplo, el derecho a la educación, al trabajo, al tiempo libre (estos derechos dependen de las posibilidades del Estado, sobre todo de la situación financiera del mismo).
»Respecto a Europa: los derechos humanos absolutos son válidos (han sido "desarrollados" en Europa también por el espíritu del Evangelio), pero el derecho a no ser asesinado no vale para todos: no para los niños en el vientre de su madre o para las personas en estado terminal. Aborto y eutanasia son violaciones evidentes de la justicia "sobrenatural" en el sentido de Simone Weil. Respecto a los emigrantes: también para ella los derechos humanos absolutos son válidos, pero la exigencia de vivienda, trabajo, educación sólo puede ser satisfecha en relación a la capacidad del Estado, es decir, de manera relativa.
Traducción de Elena Faccia Serrano.