Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

"Si supieras cuánto te amo..." (Buena Nueva)

Guadalupe García escribe un libro autobiográfico sobre el sufrimiento, y a la vez cómo ser feliz

Gloria Giménez / ReL

Guadalupe García Sánchez-Colomer
Guadalupe García Sánchez-Colomer
Guadalupe García Sánchez-Colomer es una madre de cinco, que está en el paro, y que sufre una enfermedad que no la dejaba vivir. No podía rezar de tanto desgaste físico y moral, hasta que el Señor le dio "una hoja de ruta" para ser feliz conviviendo con sus preocupaciones y dificultades diarias. Fruto de esas vivencias ha escrito: "Si supieras cuánto te amo..." (Buena Nueva).

-¿Qué razones te han impulsado a escribir el libro?
- Esto que hoy es un libro está escrito desde el corazón y su destinatario original y yo creía que único, era Dios porque nunca se me pasó por la cabeza la idea de escribir un libro. Lo que hay en él es parte de mis cuadernos de rezar.

-¿Qué o quién te ha inspirado?
- Pasé una larga temporada en que ansiaba rezar y era incapaz. Deseaba con todas mis fuerzas comunicarme con Dios y escuchar lo que Él me dijera, y  no podía.

Estaba sufriendo mucho físicamente pero sobre todo moralmente. Deseaba llevar mi enfermedad con sentido sobrenatural para sacarle todo el jugo espiritual y que tanto sufrir no fuera en vano, pero a veces me rebelaba, me enfadaba con Dios, no me gustaba estar enferma y me sentía amargada y eso se notaba en mi día a día.

Entonces el Señor puso en mi camino a un sacerdote que me ayudó mucho; en su parroquia en la misa dominical de niños cantaban unas canciones preciosas que se me metieron dentro y me sugirió que cada semana escuchase una y escribiese lo que me sugería. Así empecé a poder hacer oración otra vez y en esas canciones llevadas a la oración encontré consuelo, esperanza, respuestas y alegría en medio del dolor. Esas canciones son del Grupo Betsaida, de Chile.

La enfermedad no desapareció, el sufrimiento tampoco, mi vida era la misma pero al entrar Dios en ella otra vez lo cambió todo: trajo consigo luz, paz, esperanza, un sentido a todo aquello tan feo, trajo música y un gozo profundo a  mi alma. No sé cómo explicarlo pero así lo sentí entonces y lo entiendo ahora. Se puede estar sufriendo una agonía y a la vez ser profundamente feliz. Parece una contradicción pero es verdad, en Religión en Libertad hay un montón de testimonios que lo demuestran.

- ¿Por qué este título?
- ¡Me encanta que me preguntes eso! Verás, mientras recorría ese camino de años me sucedió algo muy grande. Tras haber dado un enorme salto de fe peregriné a Medjugorje y allí sin haberlo pedido la Gospa (así llaman los croatas a la Virgen María) me curó. La mejor descripción que puedo hacer de ese momento ya está escrita en los Evangelios de San Mateo (Mt 9, 20-23), de San Marcos (Mc 5, 25-34) y de San Lucas (Lc 8, 43-48) en el relato de la curación de la hemorroísa y así como ella “sintió en su cuerpo que estaba curada de la enfermedad” en un nanosegundo yo sentí que estaba curada de la mía. Esto no se puede describir con palabras porque no le hacen justicia a lo que sucedió, hay que vivirlo para saber cómo es. En ese instante me inundaron un gozo y una gratitud tan enormes que reía y lloraba a la vez. Aunque la almendra del asunto, lo que la Gospa me dijo, es sólo para mí y no lo voy a contar en el libro relato lo que pasó allí, así que quien quiera hacerse una idea que compre el libro y vaya a la página 52.

Volviendo a la pregunta, la Virgen dijo allí, no sé a quién ni  en qué momento, estas palabras: “Si supieras cuánto te amo llorarías de gozo” y ¡es verdad!

Cuando experimenté ese amor en lo alto del Podbrdo lloraba de  felicidad y he vuelto a llorar de gozo al sentir ese amor otras veces. Así que cuando nació este proyecto esa frase me  vino sola  a la cabeza.

-¿Qué reflexiones sacas al respecto?
- Bueno, allí arriba en el monte estaba tan agradecida a Dios y a la Virgen que quería contarle a todo el mundo lo que habían hecho conmigo, sin embargo al volver a casa no encontraba la forma y, aunque en una ocasión quisieron entrevistarme para una cadena de televisión, no estaba segura de que Dios quisiera eso de mí ni de que necesitara mi testimonio. Pero el testimonio de otros a mí me ayuda mucho, alimenta mi fe y hace que quiera ser apóstol, no sólo seguidora de Cristo sino testigo de Cristo, así que en mi oración le preguntaba a Él y finalmente supe que quería que lo hiciera. Así nació este proyecto en el que he recibido la ayuda generosa y desinteresada de diversas personas a las que estoy muy agradecida.



- Define tu libro con una frase.
- Es un manual para aprender que meter a Dios en tu vida no la llena de cargas y negaciones sino de luz, música, color y sabor.

- ¿Por qué es bueno leer tu libro? ¿Qué le aporta al lector?
- Es bueno leerlo porque soy una persona corriente, ni monja ni teóloga ni filósofa, sino una esposa y madre normalita y el libro está escrito en lenguaje de andar por casa contando vivencias de andar por casa en las que Dios está siempre presente de alguna forma.

Al lector le aporta la noticia de que Dios existe, que es real, que no está allá lejos en las nubes sino muy cerca de cada uno y nos ama con locura. Cristo es real, vive en los sagrarios de las iglesias y en el alma en gracia de los cristianos. Pero no sólo le encontramos ahí sino también en todas las personas de buena voluntad, sean o no sean creyentes, sean o no sean cristianos, porque allí donde hay bondad hay un rastro de Dios, una huella de Dios.

Quiero contarle a todo el mundo que se puede tener un trato normal con Dios, que se le puede encontrar en la vida diaria sin hacer cosas raras porque Él sale a nuestro encuentro en las realidades del día a día. No nos fuerza a nada, no nos obliga a conocerle ni a seguirle. Si le dejamos entrar en nuestra vida ésta cobra otra dimensión, se vuelve transcendente, más profunda, más rica en matices, más llena. Si esto te lo dice un cura en una homilía o un catequista en una reunión o una monja en un encuentro te parece un tópico y dices “vale vale, por esta oreja me entra y por esta me sale”, pero si te lo dice una mujer corriente que está en paro y tiene marido y cinco hijos te sorprende y te paras por lo menos a curiosear el libro.

-¿Qué te ha proporcionado al escribirlo?
- La verdad es que como casi todo ya lo tenía escrito en mis cuadernos he disfrutado mucho del proceso de convertirlos en libro: reunir los textos por capítulos, darles un título, buscar una ilustración alusiva, elaborar una introducción a cada capítulo y al libro… ¡Me lo ha pasado pipa! Y he descubierto que escribir me gusta mucho más de lo que creía.

También me ha dado la satisfacción de saber  que he hecho lo que Dios quería. Durante mucho tiempo me metía cada noche en la cama y me ponía a hablar con el Señor del mismo tema: “¿De verdad quieres que lo haga? Porque si Tú no lo quieres ¿para qué lo quiero yo? Bueno, si tú lo quieres saldrá así que voy a seguir con ello.” Y es que durante un año entero fui de editorial en editorial y por pitos o flautas no lo publicaba nadie, hasta que una mamá del cole de mis hijas me dijo que un amigo suyo tenía una editorial, que si se lo podía enseñar. Esto fue a finales de Diciembre y antes del 15 de Enero siguiente me decían que querían el manuscrito. Vamos, si esto no es porque Dios ha querido…

Me ilusiona pensar que quien lo lea descubra que lo que me ha pasado a mí le puede pasar a cualquiera y que se puede tratar a Dios como a un amigo, como a un papá o como al Amor de tu vida. ¡Es muy fácil!

-¿De verdad se puede rezar con una canción?
- ¡Ya lo creo! Las canciones expresan sentimientos, pensamientos, experiencias, deseos de otras personas que uno mismo puede experimentar o ha experimentado alguna vez. Por eso al meditar las palabras de una canción y contarle al Señor que a ti te pasa lo mismo o algo parecido, o que te gustaría sentirlo o vivirlo como lo dice la canción estás rezando. Además cuando rezas con canciones te pasa que se te meten dentro, como le pasaba a Marlin en “Buscando a Nemo”  y durante el día te ves canturreando y sin darte cuenta estás pensando en Dios o en sus cosas. Así poco a poco le vas teniendo presente en tu vida de forma natural, como tienes a tu esposa o a tu marido, a tus hijos, a tus amigos, a tus parientes, a tu novio o novia, las cosas del trabajo…

Las canciones del Grupo Betsaida hicieron que la vida espiritual que en mí estaba anestesiada por el dolor volviera a circular por las venas de mi alma devolviéndole la vida. Hay una frase en concreto de una canción que hizo que me levantara todas las  mañanas durante una larga temporada en que no tenía fuerzas y hasta ir a recoger a mi hija al colegio me costaba lágrimas. La estrofa completa es: “Desde hoy día pensaré un poco más en los demás, la sonrisa en la mañana me pondré, ofreceré mi malestar y de una amiga nunca hablaré mal.” Y la frase “la sonrisa en la mañana me pondré, ofreceré mi malestar” fue mi salvavidas.

Y no sólo se puede rezar con canciones sino también viendo una película, yendo en el Metro, leyendo un libro, oyendo la radio, estando en la playa… Siempre hay una frase, una situación a la que se le puede sacar punta sobrenatural si la extrapolas al plano espiritual. ¡El libro está lleno de eso!

-¿Tienes algún otro proyecto entre manos?
- Me encanta escribir, he descubierto que el proceso creativo tiene cierta semejanza con la gestación y alumbramiento de un hijo y en mi cabeza dan vueltas muchas ideas pero ahora no tengo nada entre manos. ¡Aunque siempre estoy abierta a las sugerencias de un buen editor!

Título: "Si supieras cuánto te amo..."
Autora: Guadalupe García Sánchez-Colomer
Editorial: Buena Nueva
PVP: 15, 90 euros
Páginas: 236
Comprar: Buena Nueva

 
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