Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Asunción Aguirrezábal profundiza en dos autores en contraste

«Kafka, encerrado en sí, buscaba un Dios lejano; Santa Teresa, abierta a todos, tenía a Dios cerca»

Asunción Aguirrezábal señala que Teresa es atractiva también hoy, en gran parte, porque siempre estuvo abierta a los demás
Asunción Aguirrezábal señala que Teresa es atractiva también hoy, en gran parte, porque siempre estuvo abierta a los demás

P.J.Ginés/ReL

en la Universidad Católica Eichstaett-Ingolstadt (Alemania)de Antoñanzas, discípula del padre carmelita Tomás Álvarez, es autora de diversos libros sobre Santa Teresa de Ávila. Esta especialista señaló algunas similitudes entre el escritor de Praga Franz Kafka y la santa de Ávila, en el Simposio Internacional sobre "Las Moradas: Santa Teresa de Jesús, maestra del camino interior" (programa en www.ku.de/teresa) organizado en la Universidad Católica Eichstaett-Ingolstadt (Alemania). [La ponencia puede leerse aquí en un documento Word].

Ambos escritores hablan de "un Castillo", de unas estructuras con espacios y estancias,  reflejando su búsqueda interna, pero si Teresa enseña a navegar por esas estancias, Kafka desespera y refleja su desubicación.

ReL ha querido saber más sobre las semejanzas y diferencias entre estas dos figuras literarias y ha preguntado a la autora. 

-Teresa y Kafka se vuelcan en la escritura pero... ¿en qué sentido podemos decir que su necesidad de escribir es distinta?
-Ambos personajes se vuelcan en la escritura, aunque con muy distintas intenciones. Kafka es un escritor profesional de principios del siglo XX, de la literatura contemporánea. Es un original novelista, y si bien va a ser un escritor de éxito, no lo es para el gran público sino para intelectuales, dado el doloroso mensaje que transmite su escritura.

»Teresa es una “escritora de raza”. Escribe por impulso interior. Necesita comunicar el estado de su alma y su experiencia de Dios. Con su pluma de mujer del siglo XVI escribe sus experiencias sin intención de publicarlas. Habla con la pluma para su entorno más íntimo y cercano.

-Teresa escribió una infinidad de cartas, en las que se sentía más libre que en escritos doctrinales que podían ser escudriñados... ¿cómo empleaba la simbología en esas cartas?
- Teresa escribió numerosísimas cartas, normalmente durante la noche. Las alternaba con su vida de caminante y sus trabajos conventuales, y todo ello con poca salud. Sus cartas son el exponente de sus dotes de comunicación. Sin simbolismos, con su alma en la pluma y con muy distintos asuntos e interlocutores. Usará los temas “cifrados” y los “apodos” cuando su Orden peligre en el espionaje hacia sus misivas. Las cartas representan su rica personalidad y sus dotes extraordinarias de comunicación.

-Kafka era un judío no religioso, Teresa tenía un abuelo judío... ¿puede haber una conexión cultural o de estirpe en su tendencia a la mística o al menos en su expresión simbólica?
-A Teresa nunca le influyó la idea de ser descendiente de judíos, ni habló de ello. Sus padres y sus tíos se trasladaron a Avila y casaron con damas “de sangre vieja”. Educaron a sus hijos en profunda piedad cristiana. En su formación hacia la mística influyeron la Biblia y los autores cristianos.

-¿Los símbolos que aparecen en Las Moradas o el castillo de Kafka pueden tener un origen en la simbología bíblica? (La Jerusalén celestial del Apocalipsis, o la Ciudad de Dios que comenta San Agustín...)
- De San Agustín, Teresa leyó Las Confesiones, aunque es posible que hojeara la Ciudad de Dios, pero no habla de ello. Sus símbolos son producto de su propia experiencia.

- ¿Le consta que alguien haya hecho un análisis psicológico de estas simbologías tan similares?
- Sí, hay estudios comparativos pero yo no los conozco. En el Diccionario Grande de Santa Teresa hay dos buenos estudios, uno sobre los símbolos y otro sobre la tipología bíblica.

- A un español joven de nuestros días, ¿quién le puede resultar más cercano, como experiencia personal, Kafka o Teresa?
-Para un joven de hoy, el pensamiento de Kafka es racionalista y se organiza en torno a su necesidad de buscar a Dios, pero a un Dios lejano. Kafka le busca con angustia, pero su alma no llegó nunca a encontrar el camino hacia él, ya que no tenía religión ni vía directa para encontrarse con El. Vive encerrado en sí mismo.

»En cambio, Teresa se abre a los demás mostrándonos su alma llena de la presencia plena de Dios en las tres personas de la Santísima Trinidad. Necesita compartir este don con nosotros y mostrarnos el camino directo que conduce a Dios. Siempre vivirá abierta a los demás.

-¿Y cuál de ellos se lee hoy con más viveza personal, de forma que toque a la mente y corazón?
- La razón del interés que despierta Kafka, en las mayorías por su fama y en las minorías, es su profunda inserción en el tiempo y el carácter de revelación en cierto modo profético de su doloroso mensaje del estado de las cosas en el interior de la vida y la cultura europea del siglo XX.

»Hoy en día, en pleno V Centenario del nacimiento de Teresa, su persona está más cerca de nosotros que nunca, y su mensaje se lee con más interés y por eso mismo llega a calar en el corazón de los que se acerquen a ella.



En el congreso sobre "Las Moradas" en la Universidad Católica Eichstaett-Ingolstadt (Alemania) del pasado septiembre

-¿Qué vigencia tiene hoy la filosofía de los existencialistas, el hombre como "pasión inútil", que en el 68 atraía a tantos jóvenes? ¿Enlaza esta visión con la simbología deprimente de Kafka?
- No me parece que Kafka, todo un hijo de su tiempo, irremediablemente racionalista y que se complacía dolorosamente en el desierto que lo rodeaba y en el que llevaba dentro, sea un ejemplo para los jóvenes de hoy. Ellos necesitan encontrar un ideal de vida y no sentirse víctimas, como Kafka, de su encierro destructivo personal.

-¿Qué tipo de cristianos pueden leer hoy a Teresa con mayor provecho?
-Todos los que buscan su mensaje o los que simplemente disfrutan de la trascendencia de su inspiración y también los que la leen como recreo de buena literatura, como Azorín, Victor de la Concha, etc..

-Finalmente, ¿qué puede sacar en claro un cristiano hoy de leer a Kafka, con su desesperanza?
-Vale la pena aunque fuera tan solo por este comentario que hizo: “Soy un camino entre la nada y Dios y, por ese camino que soy, avanzo retrocediendo”. Un cristiano puede hallar en Kafka al hombre víctima encarcelado y deshumanizado en una sociedad vaciada de sentido, de vida fraterna y de esperanza. Por contraste, para un cristiano la base de su fe es la Esperanza.
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