Dirige el Acton Institute, un think-tank en crecimiento
El padre Sirico, apóstol del libre mercado: «No es el capitalismo el que destruye la familia», dice
Grand Rapids, Michigan. En medio de un auditorio del tamaño de un hangar, ante una taza de líquido caliente y oscuro que se obstinan en llamar “café”, nos reunimos [los periodistas italianos de La Nuova Bussola Quotidiana, nota de ReL] con el presidente del Acton Institute, el Padre Robert Sirico, punto de referencia importante del mundo católico estadounidense.
Ante un continuo ir y venir de voluntarios, chicos y chicas, encajando el tiempo libre entre una iniciativa y otra y con el móvil siempre encendido, Sirico está ocupadísimo.
El Acton Institute (es.acton.org), inaugurado hace 25 años como pequeña asociación católica que promovía ideas de libre mercado, hoy se ha convertido en un think tank global (hay también una sede en Roma).
En este ciclo de lecciones de la universidad de verano han participado 1048 personas de una veintena de naciones del mundo.
Nadie ignora que a una distancia de aproximadamente mil kilómetros al sureste de Grand Rapids (“aquí cerca” según la escala de dimensiones de América del Norte) se ha desarrollado con éxito la Marcha por el Matrimonio en Washington DC, una gran manifestación para ejercer presión sobre los miembros del Congreso en defensa de la familia natural.
“En los últimos años el debate sobre la familia en los EEUU se ha vuelto verdaderamente duro - nos explica Sirico - y, desgraciadamente, muchos católicos que están en política como Nancy Pelosi (ex presidente de la Cámara, ndr) y Joe Biden (vicepresidente de los EEUU, ndr) disienten abiertamente de las enseñanzas de la Iglesia. Sin embargo, hace unos años estos mismos políticos, como también el presidente Obama e Hillary Clinton, afirmaban que el matrimonio era la unión entre un hombre y una mujer. El momento es muy delicado y en la habitual retórica progresista todo el que se oponga al matrimonio homosexual es acusado de “intolerante”. Se trata de una acusación engañosa y si se repite muchas veces y con fuerza es capaz de enterrar los que son los términos reales de este debate".
"Participé en la redacción de la Declaración de Manhattan, en 2009, en defensa de la vida, el matrimonio y la familia, que fue firmada por 150 líderes religiosos estadounidenses [y después suscrita por más de medio millón de religiosos y laicos, ndr], pero pienso que el debate sobre el matrimonio hace muchos años que se ha perdido, concretamente en el momento en que cobró fuerza la anticoncepción. Cuando ésta se difundió la procreación fue separada del amor. En el momento en que dos personas se casan podrían tener hijos, pero deciden no traerlos al mundo; el paso inmediatamente sucesivo es el del matrimonio totalmente estéril, como el de los homosexuales. Y el siguiente paso, casi automático, es el ‘matrimonio’ poli-amoroso, es decir, poder estar ‘casados’ con más de una mujer o más de un marido, independientemente del género. De hecho, el matrimonio se ha transformado en una simple licencia de sexo, también entre consanguíneos: es reciente la noticia de un joven que ha tenido un niño con su abuela”.
-Padre Sirico, usted es presidente de un think tank que promueve las ideas de la sociedad abierta y del libre mercado. Sin embargo, es precisamente el libre mercado el que está siendo acusado, también por parte de muchos religiosos, por el efecto de disgregación que tiene sobre la familia ¿Qué piensa de esto?
-El matrimonio es una donación recíproca radical, total. Destruir este vínculo entre un hombre y una mujer significa socavar también todos los otros vínculos existentes en una sociedad, porque la familia es el primer ambiente en el que una persona aprende la fidelidad, la lealtad y el respeto de las reglas. Conceptos que después serán importantes en cada amistad, en cada empresa económica, en la vida política, en todas partes.
»Una persona que ha sido traicionada por su madre o por su padre, a la que se le hayan contado mentiras, tiende después a no fiarse de ningún otro vínculo. Creo que no es casualidad que precisamente Marx y Engels, los padres del comunismo, hayan luchado ante todo contra la familia además de contra la propiedad privada. Habían entendido que la familia estaba intrínsecamente vinculada a la propiedad privada. Desde su punto de vista tenían razón: para defender la integridad de la familia necesitas una propiedad privada, que no puede ser violada por extraños, ni por el Estado.
»Por esto pienso que quienes para defender a la familia atacan a la propiedad privada y al libre mercado, están cometiendo un error verdaderamente grave. Caen en una trampa marxista.
-Pero para competir en el libre mercado y aspirar a la acumulación de bienes materiales, ¿no es necesario desatender la vida familiar?
-Estoy convencido de que la familia está amenazada sobre todo por la intervención del Estado. Todos entienden instintivamente que la familia es el mejor amortiguador social que haya sido creado jamás, precisamente porque los miembros de una familia, también de la familia ampliada, tienden a socorrerse los unos a los otros, espontáneamente y con mayor pasión respecto a lo que haría un burócrata.
»Cuando el estado interviene, aunque sea de buena fe, por ejemplo para tutelar a las mujeres y a los niños, entonces se afirma la idea de que la familia no es tan necesaria e indispensable porque hay otra “mamá” estatal dispuesta a ayudarlos.
»A menudo se comete el error de evitar mirar la verdadera causa de la disgregación familiar. La gente ve que vivimos en una sociedad industrializada y después ve a la familia disgregarse y, por consiguiente, según un automatismo muy común, se atribuye la causa a la sociedad industrializada y al libre mercado. Pero esto no es así y es el mismo error que se comete respecto a otro fenómeno, el de la globalización: ves los países pobres y atribuyes su pobreza al capitalismo.
»En realidad es el capitalismo el que hace insoportable la vista de la pobreza, precisamente porque la elimina gradualmente y de manera no uniforme. En realidad todos viven mejor, pero soportan menos la desigualdad. Lo mismo sucede con la familia.
»Sin embargo, atención: no estoy en absoluto afirmando que el mercado genere virtudes. El mercado es neutral, permite a las personas el intercambio libre de mercancías, información y servicios. Permite donarse libremente al otro, pero permite también ser tentados por el vicio. Si para impedir la tentación abolimos o limitamos la libertad no hacemos otra cosa que degradar la dignidad humana, que necesita libertad, parte integrante de su naturaleza.
-El mercado libre está acusado también de promover y permitir la difusión del materialismo…
-El mercado no es una ideología, es acción humana. En todo caso, es una competición de ideologías en un contexto de libertad económica y de expresión. Si me dice que alguien que opera en el mercado es un materialista… bien, ciertamente lo es, pero no es el mercado el que nos hace materialistas.
»En las sociedades comunistas muchas más personas eran realmente materialistas, porque costaba mucho más esfuerzo obtener cualquier cosa y quien tiene hambre tiende a dar mucha más importancia a los bienes materiales, empezando por los de primera necesidad.
»La libertad de mercado presenta oportunidades y también tentaciones. Pero sustituir con una economía de mando (controlando por medio del Estado el 20, 30, 50 o también el 100% de la economía) el libre mercado presupone que los funcionarios públicos están libres del pecado original. Pero no es así. Al contrario, debemos estar continuamente atentos en lo que a ellos respecta.
»En un mercado libre, la virtud por lo menos compite con el vicio. En una economía de mando no puede competir. Como nos recuerda el principio de subsidiariedad, el estado debe estar limitado para defender la libertad de la familia, de la persona, de sus relaciones. La virtud no está promovida por el Estado sino por la familia.
-Hasta ahora hemos hablado de familia, mercado y propiedad. La finanza, ¿tiene una naturaleza distinta respecto a la economia “real”?
-Ante todo: no puede existir finanza sin economía real, porque todas las inversiones y todas las especulaciones se basan sobre la segunda. Para excluir la finanza de la economía real, para demonizarla, hay que olvidarse de toda la escuela católica de Salamanca [siglo XVII, ndr]. La idea misma de finanza nace de esta tradición, incluso del concepto de especulación, que no quiere decir otra cosa más que “mirar a”, o prever, la realidad para entender dónde pueden preservarse los recursos o dónde pueden ser utilizados mejor. Excluir la finanza querría decir hacer la economía “real” más “derrochadora”, menos productiva y generalmente más mísera.
»El problema de la finanza, así como el de todos las ramas de la economía, es la colusión con el Estado, para pedir favores, para obtener protección (de la competición y del riesgo). Un ejemplo típico es la ayuda estatal a los bancos después de la quiebra de Wall Street en 2008. Pero no es culpa de la finanza en sí misma, sino del Estado. Los propios bancos son empujados a dar pasos falsos y a invertir en productos excesivamente arriesgados si saben que tienen un seguro del Estado a sus espaldas, dispuesto a cubrir sus errores.
-Actualmente asoma un nuevo desafío, el de un posible mercado de seres humanos. No de clones, todavía, sino de procreación asistida y de vientres de alquiler. ¿Qué debería hacer el Estado, en este caso?
-Primero de todo, no es para nada un desafío nuevo. Durante miles de años existió un mercado de seres humanos: la esclavitud. Repito, el mercado es moralmente neutral. La premisa necesaria para una economía de libre mercado es la libertad de la persona. Un esclavo vendido no es una persona libre. Un mercado de esclavos de los siglos pasados, un mercado de embriones de nuestros días, un mercado de clones, que temo se convierta en probable en un futuro próximo, son todas ellas negaciones de la libertad y de la dignidad de una persona.
»Es necesario, por lo tanto, impedir que un ser humano pueda ser vendido, esclavizado o manipulado. El único contexto digno de la persona es el del amor que produce una vida nueva. Y aquí volvemos a la familia y a su defensa. Porque sólo quien rechaza la familia puede pensar en crear estos nuevos Frankenstein. Un mercado de seres humanos está en profunda contradicción con la libertad de mercado, precisamente porque socava la libertad misma de la persona. Y creo que, precisamente por esto, es un experimento que afortunadamente está destinado a fracasar.
(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)
Ante un continuo ir y venir de voluntarios, chicos y chicas, encajando el tiempo libre entre una iniciativa y otra y con el móvil siempre encendido, Sirico está ocupadísimo.
El Acton Institute (es.acton.org), inaugurado hace 25 años como pequeña asociación católica que promovía ideas de libre mercado, hoy se ha convertido en un think tank global (hay también una sede en Roma).
En este ciclo de lecciones de la universidad de verano han participado 1048 personas de una veintena de naciones del mundo.
Nadie ignora que a una distancia de aproximadamente mil kilómetros al sureste de Grand Rapids (“aquí cerca” según la escala de dimensiones de América del Norte) se ha desarrollado con éxito la Marcha por el Matrimonio en Washington DC, una gran manifestación para ejercer presión sobre los miembros del Congreso en defensa de la familia natural.
“En los últimos años el debate sobre la familia en los EEUU se ha vuelto verdaderamente duro - nos explica Sirico - y, desgraciadamente, muchos católicos que están en política como Nancy Pelosi (ex presidente de la Cámara, ndr) y Joe Biden (vicepresidente de los EEUU, ndr) disienten abiertamente de las enseñanzas de la Iglesia. Sin embargo, hace unos años estos mismos políticos, como también el presidente Obama e Hillary Clinton, afirmaban que el matrimonio era la unión entre un hombre y una mujer. El momento es muy delicado y en la habitual retórica progresista todo el que se oponga al matrimonio homosexual es acusado de “intolerante”. Se trata de una acusación engañosa y si se repite muchas veces y con fuerza es capaz de enterrar los que son los términos reales de este debate".
"Participé en la redacción de la Declaración de Manhattan, en 2009, en defensa de la vida, el matrimonio y la familia, que fue firmada por 150 líderes religiosos estadounidenses [y después suscrita por más de medio millón de religiosos y laicos, ndr], pero pienso que el debate sobre el matrimonio hace muchos años que se ha perdido, concretamente en el momento en que cobró fuerza la anticoncepción. Cuando ésta se difundió la procreación fue separada del amor. En el momento en que dos personas se casan podrían tener hijos, pero deciden no traerlos al mundo; el paso inmediatamente sucesivo es el del matrimonio totalmente estéril, como el de los homosexuales. Y el siguiente paso, casi automático, es el ‘matrimonio’ poli-amoroso, es decir, poder estar ‘casados’ con más de una mujer o más de un marido, independientemente del género. De hecho, el matrimonio se ha transformado en una simple licencia de sexo, también entre consanguíneos: es reciente la noticia de un joven que ha tenido un niño con su abuela”.
-Padre Sirico, usted es presidente de un think tank que promueve las ideas de la sociedad abierta y del libre mercado. Sin embargo, es precisamente el libre mercado el que está siendo acusado, también por parte de muchos religiosos, por el efecto de disgregación que tiene sobre la familia ¿Qué piensa de esto?
-El matrimonio es una donación recíproca radical, total. Destruir este vínculo entre un hombre y una mujer significa socavar también todos los otros vínculos existentes en una sociedad, porque la familia es el primer ambiente en el que una persona aprende la fidelidad, la lealtad y el respeto de las reglas. Conceptos que después serán importantes en cada amistad, en cada empresa económica, en la vida política, en todas partes.
»Una persona que ha sido traicionada por su madre o por su padre, a la que se le hayan contado mentiras, tiende después a no fiarse de ningún otro vínculo. Creo que no es casualidad que precisamente Marx y Engels, los padres del comunismo, hayan luchado ante todo contra la familia además de contra la propiedad privada. Habían entendido que la familia estaba intrínsecamente vinculada a la propiedad privada. Desde su punto de vista tenían razón: para defender la integridad de la familia necesitas una propiedad privada, que no puede ser violada por extraños, ni por el Estado.
»Por esto pienso que quienes para defender a la familia atacan a la propiedad privada y al libre mercado, están cometiendo un error verdaderamente grave. Caen en una trampa marxista.
-Pero para competir en el libre mercado y aspirar a la acumulación de bienes materiales, ¿no es necesario desatender la vida familiar?
-Estoy convencido de que la familia está amenazada sobre todo por la intervención del Estado. Todos entienden instintivamente que la familia es el mejor amortiguador social que haya sido creado jamás, precisamente porque los miembros de una familia, también de la familia ampliada, tienden a socorrerse los unos a los otros, espontáneamente y con mayor pasión respecto a lo que haría un burócrata.
»Cuando el estado interviene, aunque sea de buena fe, por ejemplo para tutelar a las mujeres y a los niños, entonces se afirma la idea de que la familia no es tan necesaria e indispensable porque hay otra “mamá” estatal dispuesta a ayudarlos.
»A menudo se comete el error de evitar mirar la verdadera causa de la disgregación familiar. La gente ve que vivimos en una sociedad industrializada y después ve a la familia disgregarse y, por consiguiente, según un automatismo muy común, se atribuye la causa a la sociedad industrializada y al libre mercado. Pero esto no es así y es el mismo error que se comete respecto a otro fenómeno, el de la globalización: ves los países pobres y atribuyes su pobreza al capitalismo.
»En realidad es el capitalismo el que hace insoportable la vista de la pobreza, precisamente porque la elimina gradualmente y de manera no uniforme. En realidad todos viven mejor, pero soportan menos la desigualdad. Lo mismo sucede con la familia.
»Sin embargo, atención: no estoy en absoluto afirmando que el mercado genere virtudes. El mercado es neutral, permite a las personas el intercambio libre de mercancías, información y servicios. Permite donarse libremente al otro, pero permite también ser tentados por el vicio. Si para impedir la tentación abolimos o limitamos la libertad no hacemos otra cosa que degradar la dignidad humana, que necesita libertad, parte integrante de su naturaleza.
-El mercado libre está acusado también de promover y permitir la difusión del materialismo…
-El mercado no es una ideología, es acción humana. En todo caso, es una competición de ideologías en un contexto de libertad económica y de expresión. Si me dice que alguien que opera en el mercado es un materialista… bien, ciertamente lo es, pero no es el mercado el que nos hace materialistas.
»En las sociedades comunistas muchas más personas eran realmente materialistas, porque costaba mucho más esfuerzo obtener cualquier cosa y quien tiene hambre tiende a dar mucha más importancia a los bienes materiales, empezando por los de primera necesidad.
»La libertad de mercado presenta oportunidades y también tentaciones. Pero sustituir con una economía de mando (controlando por medio del Estado el 20, 30, 50 o también el 100% de la economía) el libre mercado presupone que los funcionarios públicos están libres del pecado original. Pero no es así. Al contrario, debemos estar continuamente atentos en lo que a ellos respecta.
»En un mercado libre, la virtud por lo menos compite con el vicio. En una economía de mando no puede competir. Como nos recuerda el principio de subsidiariedad, el estado debe estar limitado para defender la libertad de la familia, de la persona, de sus relaciones. La virtud no está promovida por el Estado sino por la familia.
-Hasta ahora hemos hablado de familia, mercado y propiedad. La finanza, ¿tiene una naturaleza distinta respecto a la economia “real”?
-Ante todo: no puede existir finanza sin economía real, porque todas las inversiones y todas las especulaciones se basan sobre la segunda. Para excluir la finanza de la economía real, para demonizarla, hay que olvidarse de toda la escuela católica de Salamanca [siglo XVII, ndr]. La idea misma de finanza nace de esta tradición, incluso del concepto de especulación, que no quiere decir otra cosa más que “mirar a”, o prever, la realidad para entender dónde pueden preservarse los recursos o dónde pueden ser utilizados mejor. Excluir la finanza querría decir hacer la economía “real” más “derrochadora”, menos productiva y generalmente más mísera.
»El problema de la finanza, así como el de todos las ramas de la economía, es la colusión con el Estado, para pedir favores, para obtener protección (de la competición y del riesgo). Un ejemplo típico es la ayuda estatal a los bancos después de la quiebra de Wall Street en 2008. Pero no es culpa de la finanza en sí misma, sino del Estado. Los propios bancos son empujados a dar pasos falsos y a invertir en productos excesivamente arriesgados si saben que tienen un seguro del Estado a sus espaldas, dispuesto a cubrir sus errores.
-Actualmente asoma un nuevo desafío, el de un posible mercado de seres humanos. No de clones, todavía, sino de procreación asistida y de vientres de alquiler. ¿Qué debería hacer el Estado, en este caso?
-Primero de todo, no es para nada un desafío nuevo. Durante miles de años existió un mercado de seres humanos: la esclavitud. Repito, el mercado es moralmente neutral. La premisa necesaria para una economía de libre mercado es la libertad de la persona. Un esclavo vendido no es una persona libre. Un mercado de esclavos de los siglos pasados, un mercado de embriones de nuestros días, un mercado de clones, que temo se convierta en probable en un futuro próximo, son todas ellas negaciones de la libertad y de la dignidad de una persona.
»Es necesario, por lo tanto, impedir que un ser humano pueda ser vendido, esclavizado o manipulado. El único contexto digno de la persona es el del amor que produce una vida nueva. Y aquí volvemos a la familia y a su defensa. Porque sólo quien rechaza la familia puede pensar en crear estos nuevos Frankenstein. Un mercado de seres humanos está en profunda contradicción con la libertad de mercado, precisamente porque socava la libertad misma de la persona. Y creo que, precisamente por esto, es un experimento que afortunadamente está destinado a fracasar.
(Traducción de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares)
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