Nuevos datos del Servicio Secreto británico
Pío XII se volcó económicamente en la lucha contra Hitler durante la Segunda Guerra Mundial
La ayuda de la Santa Sede llegó desde Estados Unidos a las Iglesias perseguidas y las poblaciones devastadas.
La edición de este miércoles de L´Osservatore Romano recoge las conclusiones de un estudio publicado en el -último número de The Historical Journal, revista trimestral de historia de la Universidad de Cambridge, por la historiadora Patricia M. McGoldrick, de la universidad de Middlesex, bajo el título "Nuevas perspectivas sobre Pío XII y las transacciones financieras vaticanas durante la Segunda Guerra Mundial".
El estudio, de 29 páginas, documenta con archivos procedentes del Servicio Secreto británico del periodo 19411943 que "una auténtica lluvia de dinero llegó desde el Vaticano" a Estados Unidos a partir del estallido de la contienda en 1939.
Ayuda al esfuerzo de guerra contra el nazismo
El Vaticano extrajo entonces millones de dólares de la Europa en guerra para invertirlos en bancos estadounidenses y británicos, en bonos del Tesoro norteamericano y en acciones de las grandes empresas que poco después sostendrían industrialmente el esfuerzo de guerra norteamericano, entre ellas Rolls Royce, United Steel, Westinghouse Electric o General Electric.
A este fin se destinó el 20% de los fondos estudiados por McGoldrick, mientras que el 80% restante se volcó en ayudar a las Iglesias perseguidas en las zonas de guerra, a la actividad diplomática y de acogida de las nunciaturas y las diócesis y a la población que quedaba devastada y empobrecida, sobre todo, por los bombardeos.
El Instituto para las Obras de Religión (IOR) mantuvo durante toda la guerra una cuenta en el Chase Manhattan Bank con la que se sostuvo económicamente la continuidad de las parroquias, las órdenes religiosas, las escuelas y las organizaciones juveniles en los países ocupados por los nazis.
Bernardino Nogara
El artículo de L´Osservatore Romano destaca el papel crucial que jugó en esta operación Bernardino Nogara, miembro de la dirección de la banca comercial italiana y amigo de la familia de Pío XI, quien en 1929 fue llamado a dirigir las finanzas de la Santa Sede.
Según la profesora McGoldrick, bajo la dirección de Nogara, "desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial el Vaticano sacó rápidamente sus títulos y sus reservas de oro de la zona amenazada por la ocupación nazi hacia Estados Unidos, e hizo de los Estados Unidos el centro financiero desde el cual sostener y administrar la Iglesia universal, e invirtió otros diez millones de dólares en la economía americana".
Todo esto sucedió, subraya la autora, "con el beneplácito de Washington". El 22 de diciembre de 1939 el presidente Franklin Delano Roosevelt había comisionado al célebre Myron C. Taylor, empresario, potentado y diplomático, para que mantuviese una fluida relación con Pío XII. Según cuenta McGoldrick, ante esa llegada de dinero el gobierno estadounidense declaró exentas las operaciones financieras procedentes de la Santa Sede, fue flexible en algunas de las normas concernientes a las transacciones internacionales cuando estaba implicado el Vaticano, e incluso medió con el Reino Unido cuando hubo algún problema con una de las cuentas.
Los papeles desvelados en este artículo incluyen el socorro prestado con estos fondos a personas internadas en los campos de concentración nazis, en particular sacerdotes y religiosos.