El congreso internacional que los estudia conjuntamente celebra su segunda edición
Chesterton, Tolkien y Lewis veían los mitos como vías para llegar a «realidades más trascendentes»
Los días 21, 22 y 23 de julio de 2023 se desarrollará el II Congreso Internacional Fe, Arte y Mito en torno a las figuras de J.R.R. Tolkien (1892-1973), C.S. Lewis (1898-1963) y G.K. Chesterton (1874-1936). Tendrá dos modalidades: una presencial en Buenos Aires y, en simultáneo, virtual. Para más información, puedes consultar aquí.
[Lee en ReL, sobre la primera edición del congreso: Chesterton, Tolkien y Lewis veían el mito como «una forma velada» de la «eterna Verdad de Dios»]
José Moviglia, miembro del comité organizador, nos avanza algunas ideas acerca de las figuras de los escritores anglosajones y de los temas principales que se desarrollarán en las diversas exposiciones. (Pincha aquí para descargar el cronograma.)
-¿Qué une a Chesterton, Lewis y Tolkien que permite unirlos en estos congresos?
-Creo que lo que une a estos tres autores es justamente esos tres elementos que quisimos hacer el título de nuestro congreso: fe, arte y mito.
»Primero, la fe cristiana que siempre está presente en las obras de Chesterton, Tolkien y Lewis, sea explícita o implícitamente.
»Segundo, el arte, específicamente el arte de la palabra en sus poemas, ensayos o novelas.
»Tercero, el mito. Quizá este sea el más extraño de los tres elementos para algunos, pero es importante recordar que los tres pensadores consideraban que los mitos (lejos de ser mentiras o errores, como se los suele entender hoy) son vías indispensables para llegar a las realidades más profundas y trascendentes. De esto tratan en buena medida La ética en el país de los elfos de Chesterton, Sobre los cuentos de hadas de Tolkien (incluido en Los monstruos y los críticos y otros ensayos), y El mito hecho verdad de Lewis (incluido en Dios en el banquillo). Evidentemente era un tema que les importaba lo suficiente como para escribir algunos de sus mejores ensayos.
»Así que si hay algo que los une, creo que podría encontrarse en esta triada de la fe, el arte y el mito. Tres cosas olvidadas o malentendidas en nuestra época y que estos tres gigantes pueden ayudarnos a recuperar.
-¿Por qué específicamente Tolkien como uno de los autores del congreso?
-Tolkien es el padre del género moderno de la fantasía épica. Sin embargo, representa mucho más que ser la mente detrás de la saga de El Hobbit. El católico Tolkien es un niño prodigio para todo tipo de ciencias y artes vinculadas al lenguaje. Durante sus años en la escuela, antes de ingresar como estudiante de mérito a la Universidad de Oxford, desarrolla sus primeros idiomas inventados como pate de sus hobbies preferidos. A partir de allí, no sólo construye la gramática y la filología de estas lenguas. También arma la historia y el mundo de los pueblos que la hablarían.
»Sobre estas leyendas en las que él integra elementos de mitologías germánicas con una cosmovisión cristiana, surgen las obras que desde hace más de veinte años siguen siendo éxitos taquilleros de Hollywood.
José Moviglia forma parte del comité organizador del congreso.
-¿Es importante el tema de la amistad en El Señor de los Anillos?
-La amistad es uno de los temas más importantes en El Señor de los Anillos, y es difícil apreciar y comprender este clásico sin tener eso presente.
»Tolkien muestra una considerable variedad de amistades a lo largo de la trilogía: Frodo y Sam, Merry y Pippin, Legolas y Gimli, por ejemplo. En cada una de ellas, se ve no solo a dos personas que “se caen bien entre sí”, sino que tienen un vínculo mucho más profundo. Es un lazo de amor, distinto del amor entre esposos o el amor entre familiares, que lleva a ambas partes a estar dispuestas a morir por la otra. Son amistades radicales e intensas, y al encontrarnos con ellas en la lectura de esta saga, creo que podremos volver a mirar nuestras propias amistades con nuevos ojos.
-También han elegido a C. S. Lewis...
-Como el mismo Tolkien confiesa en sus cartas, él nunca podría haber terminado su magnus opus sin la ayuda de su buen amigo C. S. Lewis. De modo semejante a Chesterton, “Jack” (como lo apodaban sus compañeros más cercanos) padeció una juventud plagada de dudas y ansiedades que lo llevaron a rechazar la fe de sus padres y adoptar una especie de racionalismo ateo.
»No fue hasta que conoció a Tolkien que él vuelve a la fe que había abandonado. Desde entonces, la producción literaria de Lewis se multiplica enormemente publicando clásicos como Cartas del diablo a su sobrino, Los cuatro amores, Mero cristianismo y las siete novelas de la saga de Narnia. Con estas obras, el nombre de Lewis se convierte en un hallmark de la apologética y la literatura cristiana que continua inspirando a muchos autores hasta la actualidad.
El congreso sobre Tolkien, Chesterton y Lewis está organizado por personas muy jóvenes y ya se ha convertido en una referencia internacional.
-A propósito de la amistad antes mencionada ¿de qué manera se podría vincular a Lewis con San Agustín de Hipona?
-Una de las cosas que se escucha decir a menudo sobre San Agustín es que él es un “teólogo del amor”. Creo que si entendemos esta frase correctamente, no estamos lejos de poder ver el vínculo entre la amistad y el pensamiento agustiniano.
»En el Ordo Amoris [el orden de los amores], la amistad entre los hombres y entre Dios y los hombres tienen respectivamente sus lugares. No es, por lo tanto, el amor cursi o exclusivamente emocional, sino un acto de la voluntad con implicancias metafísicas y éticas de gran magnitud.
»Y en parte, creo que esta consciencia del orden de los amores es la misma que se halla en la obra de C. S. Lewis. Donde se ve con mayor fuerza es quizá en su libro Los cuatro amores, pero cualquiera que haya leído algo de Las crónicas de Narnia, El gran divorcio o Mientras no tengamos rostro sabrá que su ficción también lleva esa orientación.
»Es más, uno de los grandes trabajos académicos de Lewis es un estudio del tema del amor en la literatura medieval (The Allegory of Love o La alegoría del amor), y allí, la influencia de San Agustín es evidente. En el fondo, creo que San Agustín y Lewis compartían la misma inquietud y sabían que el amor, en sus varias formas y especies, es una realidad de suma importancia.
-¿Qué representa Chesterton, el autor de tantos clásicos de la apologética?
-Chesterton, tal vez, es el más variado de los tres. Tras una tortuosa juventud como nihilista ateo, este periodista londinense que fue Chesterton encuentra la respuesta a todos sus dilemas existenciales en el lugar donde menos lo esperaba: la fe cristiana.
»Atravesado por una profunda conversión que conduciría en 1922 con su ingreso a la Iglesia católica, ejercita su pluma en una amplia variedad de géneros y gana un reconocimiento internacional como uno de los grandes escritores del siglo XX, incluso de aquellos que más ferozmente se oponían a sus ideas. Entre sus tantos ensayos, cuentos, poemas y novelas, El candor del padre Brown, una colección de relatos policiales cortos protagonizados por un ingenioso sacerdote, es quizá una de sus obras mejor conocidas entre los argentinos (en buena parte gracias al aprecio que Jorge Luis Borges tenía por ella).
-¿Cómo se explica la relación entre la figura de Chesterton y la forma de gobierno?
-Chesterton escribió en un momento histórico de crisis, y eso tiñe mucho de su pensamiento. Las monarquías eran derribadas, las ideologías (socialistas, comunistas, fascistas) empezaban a tomar el poder, y muchos hombres sufrían por la injusticia y decadencia. Era una tormenta de medias verdades o “herejías”, como las llamaba Chesterton, y él mismo fue víctima de ese torbellino que despedazó las almas de tantos.
»No es de extrañar entonces que, en su período de mayor producción, Chesterton haya escrito mucho sobre lo que realmente es un buen gobierno. Esto lo hizo tanto en sus ensayos como en su ficción y siempre con su característico sentido del humor inglés. Con uno de sus amigos más cercanos, el historiador católico Hilaire Belloc, llegaron a incluso plantear un sistema, el distributismo, que vendría a hacerle frente a todas las ideologías en boga en aquel momento.
»Un dato de color que se suele resaltar es que el distributismo, muy probablemente, haya sido la influencia más fuerte para Tolkien cuando desarrolló la sociedad idílica de los hobbits en la Comarca. De todos modos, aunque hoy se ha olvidado esta faceta de Chesterton, nunca viene mal recordarla si es que uno quiere tener una comprensión más integra de su pensamiento, y creo que Eduardo Allegri (que nos dará una conferencia sobre este mismo tema) es una de las personas más capacitadas para ello.
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