En Ampleforth Abbey
Primera cerveza de abadía en el Reino Unido desde la Reforma
Se perdió la costumbre en la época de las grandes persecuciones anticatólicas.
A partir del mes de julio, la abadía de Ampleforth, en Yorkshire, fabricará su propia cerveza, y será la primera vez que eso sucede en Inglaterra desde las grandes persecuciones religiosas de los siglos XVI y XVII, que se cebaron en particular contra las órdenes y los monasterios.
La Ampleforth Abbey Beer se unirá así a las tradicionales cervezas monacales de Bélgica (como la Leffe, la Chimay o la Affligem) y a algunas otras marcas recientes nacidas en Austria y el norte de Francia. Será de las consideradas medianamente fuertes (7º), mixta y realizada con el método de doble fermentación.
Los monjes de Ampleforth huyeron a Francia en 1608 y se instalaron allí hasta que otra revolución, esta vez la de 1789, les forzó a volver a Inglaterra. Para entonces se habían traído una receta que sin embargo, hasta ahora, empleaban sólo para su propio consumo. Al otro lado del Canal de La Mancha había sido un gran éxito, y Luis XIV les había autorizado a venderla en todo su reino.
Los expertos no la considerarán "cerveza trapense" porque no se fabricará in situ, pero sí "cerveza de abadía", pues la fórmula procede de la mayor abadía benedictina del Reino Unido, un enorme complejo que incluye instituciones de enseñanza y centros para retiros.
La Ampleforth Abbey Beer se unirá así a las tradicionales cervezas monacales de Bélgica (como la Leffe, la Chimay o la Affligem) y a algunas otras marcas recientes nacidas en Austria y el norte de Francia. Será de las consideradas medianamente fuertes (7º), mixta y realizada con el método de doble fermentación.
Los monjes de Ampleforth huyeron a Francia en 1608 y se instalaron allí hasta que otra revolución, esta vez la de 1789, les forzó a volver a Inglaterra. Para entonces se habían traído una receta que sin embargo, hasta ahora, empleaban sólo para su propio consumo. Al otro lado del Canal de La Mancha había sido un gran éxito, y Luis XIV les había autorizado a venderla en todo su reino.
Los expertos no la considerarán "cerveza trapense" porque no se fabricará in situ, pero sí "cerveza de abadía", pues la fórmula procede de la mayor abadía benedictina del Reino Unido, un enorme complejo que incluye instituciones de enseñanza y centros para retiros.
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