Una devoción serena y sencilla
Las oraciones personales que escribió José Antonio antes de morir
José María Zavala publica, por primera vez y fotografiado, el cuaderno espiritual que le acompañó al paredón.
Como complemento a las sucesivas ediciones de su obra La pasión de José Antonio, la editorial Plaza & Janés acaba de publicar un impactante libro-documento de José María Zavala titulado La maleta de José Antonio. En él se fotografían los diversos objetos que contenía la maleta de piel de vaca donde José Antonio Primo de Rivera conservó sus efectos personales desde su detención en marzo de 1936, tras el triunfo del Frente Popular, hasta su fusilamiento el 20 de noviembre de ese mismo año en la prisión de Alicante.
Entre esos objetos destaca un cuaderno cuadriculado de bolsillo que él tituló Librito de Oraciones. Año 1936, donde de su puño y letra fue escribiendo diversas preces como recordatorio para su meditación espiritual.
Algunas de ellas, como las que anota Para el final del Santo Rosario, son las habituales de los devocionarios publicados, que copió de memoria probablemente porque no tuvo uno a mano.
Pero junto a esas hay jaculatorias e intenciones que revelan sus convicciones más íntimas en las semanas previas a su asesinato: a San José pidiéndole una buena muerte, al ángel de la guarda y "al santo bendito de nuestro nombre", por "la conversión de pecadores, infieles y herejes a nuestra Santa Religión", por los enfermos y agonizantes, por el alma de los familiares difuntos o "por las almas del purgatorio en general".
Tras los actos de fe, esperanza y caridad hacia la Santísima Trinidad, escritos a lápiz, figuran unas jaculatorias muy personales:
"- Jesús Crucificado, perdón para España.
- Jesús Crucificado, perdón para tus perseguidores.
- Jesús Crucificado, ocupa todo mi corazón.
- Jesús Crucificado, hacerme mortificado y penitente.
- Jesús Crucificado, darme verdadero dolor de mis pecados y salvar a España".
Y añade: "Cruzada de reparación y honor al Santo Crucifijo. Hágase a diario".
El cuaderno se remata con un "ofrecimiento al Señor": "Estas oraciones para pedir el triunfo de la Religión y la confusión de sus enemigos y la unión de todos los católicos".
Entre esos objetos destaca un cuaderno cuadriculado de bolsillo que él tituló Librito de Oraciones. Año 1936, donde de su puño y letra fue escribiendo diversas preces como recordatorio para su meditación espiritual.
Algunas de ellas, como las que anota Para el final del Santo Rosario, son las habituales de los devocionarios publicados, que copió de memoria probablemente porque no tuvo uno a mano.
Pero junto a esas hay jaculatorias e intenciones que revelan sus convicciones más íntimas en las semanas previas a su asesinato: a San José pidiéndole una buena muerte, al ángel de la guarda y "al santo bendito de nuestro nombre", por "la conversión de pecadores, infieles y herejes a nuestra Santa Religión", por los enfermos y agonizantes, por el alma de los familiares difuntos o "por las almas del purgatorio en general".
Tras los actos de fe, esperanza y caridad hacia la Santísima Trinidad, escritos a lápiz, figuran unas jaculatorias muy personales:
"- Jesús Crucificado, perdón para España.
- Jesús Crucificado, perdón para tus perseguidores.
- Jesús Crucificado, ocupa todo mi corazón.
- Jesús Crucificado, hacerme mortificado y penitente.
- Jesús Crucificado, darme verdadero dolor de mis pecados y salvar a España".
Y añade: "Cruzada de reparación y honor al Santo Crucifijo. Hágase a diario".
El cuaderno se remata con un "ofrecimiento al Señor": "Estas oraciones para pedir el triunfo de la Religión y la confusión de sus enemigos y la unión de todos los católicos".
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