Rafael A. Martínez, físico, doctor en filosofía, autoridad en darwinismo en Science & Faith BCN
«La Iglesia ni condenó a Darwin ni se pronunció sobre el evolucionismo; ¿Galileo? Fue un caso único»
Rafael A. Martínez es sacerdote, licenciado en física, doctor en filosofía y decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad de la Santa Cruz en Roma, donde da clases de filosofía de la ciencia. Con Mariano Artigas investigó en los archivos vaticanos acerca de un manuscrito inédito relacionado con el "caso Galileo" (publicado en Acta Philosophica en 2001).
También investigó en los archivos cómo la Iglesia (y el Santo Oficio) abordó los trabajos de Darwin y el darwinismo posterior. Un fruto de ese trabajo fue el libro de 2010 Seis católicos evolucionistas: el Vaticano frente a la evolución 18771902, en la BAC. Es también uno de los profesores del muy recomendable Curso On Line Science & Faith BCN, un curso en Internet abierto a todo el mundo hispanohablante sobre ciencia y fe (conozca el curso aquí) donde trata el tema del darwinismo y la evolución.
Rafael A. Martínez, físico, doctor en filosofía
y experto en la relación entre Iglesia y darwinismo
- ¿Cuántos científicos han tenido problemas con la Iglesia como Galileo?
- El caso Galileo fue único. Es el único caso en la Historia de la Iglesia y de la Ciencia en que realmente se condenó una teoría científica. Se hizo equivocadamente, además, porque se interpretaba como si Galileo hiciera teología. No estaba claro lo que era la ciencia moderna: Galileo fue, de hecho, el primer científico moderno. No sucedió nunca más. En el siglo XIX, con Darwin y la evolución, los eclesiasticos recordaban el caso Galileo y eran más detallados.
- ¿Cuál era el núcleo del problema con Galileo?
- En realidad hubo dos conflictos, separados por 20 años. El error clave estuvo en el primero, en 1616. El copernicanismo -que el sol estaba en el centro y la tierra giraba alrededor- llevaba 70 años enseñándose como modelo matemático. En 1616 se incluyó el libro de Copérnico en el Índice de libros prohibidos (o sea, de acceso muy restringido) y se ordenó a Galileo que no enseñase ese modelo como verdad probada. Aún podía usarse como modelo matemático.
»La segunda fase del conflicto es que en 1633 se condenó a Galileo por desobediencia a esa orden. En realidad, la Iglesia no examinó la propuesta copernicana: lo que se examinó es si Galileo desobedecía la orden de "no enseñar". Se le castigó por indisciplina a la autoridad eclesial. La condena fue bastante rigurosa: arresto domiciliario. Primero, una semana, en el palacio de Villa Medici. Después, unos seis meses, alojado en el palacio de su amigo el arzobispo de Siena. Y después, hasta su muerte 8 años después del juicio, en su casa, una villa confortable en las afueras de Florencia.
- Siglos después llega Darwin con sus teorías evolucionistas. ¿Cómo lo trató la Iglesia Católica?
- Investigamos junto con Mariano Artigas en los archivos del Santo Oficio (esta parte estuvo cerrada hasta 1998) si hubo condena o estudios sobre las obras de Darwin. Nos quedamos sorprendidos: resulta que el Santo Oficio nunca trató el tema de Darwin. Sí aparecían documentos sobre otro Darwin, su abuelo, Erasmus Darwin, un librepensador bautizado anglicano, porque había escrito un poema antirreligioso. Pero no había nada sobre el científico Charles Darwin.
- Pero en su época, en el siglo XIX, tratarían el tema obispos locales, o intelectuales...
- Algunas autoridades locales criticaban lo que llamaban el "transformismo", y no solo el de Darwin, sino el de otros autores como Lamarck o Spencer, que no hacían teorías científicas sino posiciones filosóficas. En España hubo algunos obispos que condenaban autores que, a menudo, simplemente, eran especialmente antirreligiosos. Nunca había análisis sobre la base científica.
- ¿Y el Vaticano?
- El Vaticano nunca condenó el evolucionismo como teoría científica. A partir de 18761877 se analizó el caso de autores católicos que buscaban la compatibilidad del evolucionismo con la fe. En nuestro libro 6 católicos evolucionistas los estudiamos. Nuestra gran sorpresa fue comprobar que, en realidad, la Iglesia en esa época no tenía una opinión predefinida sobre la evolución. Muchos teólogos la examinaban y no veían problema. Otros sí.
- ¿Quién tenía más dificultades con censores?
- Los dos más investigados desde Roma fueron el dominico Marie-Dalmace Leroy y John Augustine Zahm. Zahm era profesor en la Universidad de Notre-Dame EEUU, autor de libros de ciencia y fe, doctor honoris causa de filosofia por el Papa León XIII. También se investigó al zoólogo St.George J. Mivart (18271900), un discípulo directo de Darwin, católico, que defendía la compatibilidad del evolucionismo, doctor honoris causa por el Papa Pío IX.
»Hubo resultados muy diversos. Por lo general, los censores querían que el autor se autocensurase, o que le censuraran sus superiores, y siempre sin que los censores publicaran claramente cuáles eran sus objeciones. Se condenaba a unos autores concretos, no a la evolución en general. Y se trataba de una época en que el darwinismo atravesaba una especie de "eclipse", cuestionado por otras corrientes, como los descubrimientos de Mendel en genética. En cualquier caso, no había postura oficial en la Iglesia sobre el evolucionismo.
- En 1950 el Papa Pío XII publica en la Humani Generis: “La fe católica manda defender que las almas son creadas inmediatamente por Dios”...
- Pío XII recuerda una doctrina de siempre de la Iglesia. Con el termino "alma" la doctrina católica se refiere a la dimension espiritual del ser humano, la no puramente material, que incluye el "yo", la identidad de la persona. Claro, el materialista no aceptará que eso "no material" exista. Pero incluye también el "principio de vida que da unidad". El biólogo hoy ve que un organismo tiene una causa que le da unidad: en su genética, en su coordinación vital, orgánica... La teología constata que esta unidad sigue más allá del mundo, que cuando se nos muere un ser querido su "yo" no desaparece, vive en Dios. Eso sí, está orientada a volver a tener cuerpo, en la Resurrección. Pío XII señala que el alma se da al nuevo individuo, fruto biologico de la genética de sus progenitores.
- ¿Qué pasa con los casos especiales de embriología? Un cigoto que genera otro gemelo; o el inverso, dos embriones mellizos (no son idénticos) que se funden en uno sólo, en quimerismo; o los embriones que se deforman como carcinomas... ¿Cómo se gestiona esa entrega del alma?
- Aristóteles enseñaba, y aún se mantiene con fuerza, que el alma humana es un principio que organiza y unifica. Hay casos de embriología que dudamos si de verdad se formó un nuevo individuo viviente, por ejemplo, en los casos de células que se multiplican sin parecer tener estructura de embrión. Es difícil de ver en las primeras fases. En la división de un embrión que sale de otro, un gemelo, es claro que hay un nuevo individuo con nueva alma. La embriologia puede ayudarnos investigando. Quizá en la fusión de 2 embriones uno nunca fue realmente un embrión-individuo. La pérdida de embriones en momentos muy tempranos de su inicio... quizá no todos eran realmente individuos, no tenían base física suficiente. A la biología hay casos raros en que le cuesta distinguir si hay individuo presente. Cuando vemos que era un teratocarcinoma [células multiplicandose de forma caótica] sabemos que no había individuo, por ejemplo.
- Los niños preguntan en la escuela y a sus padres si existieron de verdad Adán y Eva, un primer hombre y una primera mujer. ¿Eran hijos de simios?
- Ni la ciencia ni la fe nos darán respuesta precisa sobre cómo sucedió exactamente. Podemos imaginar escenarios hipotéticos más o menos satisfactorios. La fe nos dice que Dios creó "el hombre y la mujer", y nos lo cuenta dos veces de forma distinta en Génesis. "Macho y hembra os creó, a su imagen y semejanza", dice el primer relato, ya dando dignidad al ser hombre y ser mujer. La otra narración es la de Dios soplando sobre hombre hecho de tierra, una narración metafórica que nunca pretendió ser literal. Encaja bien con la evolución de especies hasta el ser humano. Pero Génesis no intenta explicar el "cómo sucedió técnicamente", sino que explica que sucedió por voluntad y amor de Dios, que es bueno, no por una lucha de principios, de caos contra orden, como en otras religiones.
- ¿Pero en qué momento dejan de ser homínidos y son ya humanos?
- La ciencia tampoco puede señalar el momento del origen del ser humano. Simios y humanos provienen de unas especies precedentes. Y hay un momento, hoy se piensa que en la época del Homo Habilis o Homo Erectus, hace 1 o 2 millones de años, en que surge una especie con comportamiento intelectual, racional. ¿Las primeras piedras-herramientas eran de homínidos o eran ya de humanos? No está claro. Pero cuando hay piedras de talla artística, con un fósil que hace bonito, intencionalmente bien centrado, por ejemplo, ya es claramente humano. Los biólogos hoy tienden a creer en el monofiletismo, es decir, a pensar que esto se dio en una sola especie. Pero ¿en un solo individuo?
»La Biblia defiende que empiezan al menos dos: el hombre y la mujer. Pero la teología hoy explora las diversas probabilidades. No es contrario a lo que enseña Pío XII pensar que la humanización se diera en un grupo de individuos de un mismo clan o familia al mismo tiempo, quizá por razones genéticas, morfológicas.
- Pero estos primeros individuos, con mente y actitud humanas... ¿sabían que eran distintos a sus padres, no humanos?
- Ellos se darían cuenta de que eran distintos a sus padres, ciertamente... si es que los conocían.
- C.S. Lewis sugería que si fuésemos en una máquina del tiempo a conocer a Adán y Eva no los reconoceríamos, nos parecerían simios...
-Antes los dibujantes pintaban al hombre de neardental como un gorila; hoy los pintamos mucho más humanos, humanos cien por cien aunque con un cuerpo algo distinto. Yo creo que miraríamos en sus ojos la luz de la inteligencia, la capacidad de comunicarse. Pero los científicos de la evolución trabajan con poblaciones, no pueden trabajar sobre individuos.
- Hablemos del diseño inteligente. ¿Ha leído La Caja Negra de Darwin, de Michael J. Behe? Es de 1996, con una revisión de 2006. Habla de cosas como el flagelo o el ojo, de una "complejidad irreductible", que no pudieron surgir por pequeños pasos evolutivos, y deduce la necesidad de admitir "inteligencia, diseño, propósito" tras ello...
- También en ámbitos católicos hay algunas corrientes creacionistas parecidas a las de ámbitos protestantes. Siempre habrá algunos. Sin embargo, la mayor parte de la teología católica se ha pronunciado siempre contra esta visión del llamado "diseño inteligente", porque quiere pasar de la ciencia a la teología, sin pasar por la filosofía. Usar la razón no requiere solo el método científico, sino el filosófico.
- Sí, pero ¿en el caso concreto de la propuesta de Behe?
- Behe proponía como ejemplos de "complejidad irreductible" el ojo y el flagelo, pero hoy conocemos como se desarrollaron estos órganos, a partir de pequeñas modificaciones genéticas que pueden producir estos cambios importantes. Más allá de esos casos concretos, filosóficamente Behe no argumenta bien esa "inteligencia en el origen" a partir de los datos empíricos. Implica que las leyes naturales no bastan, que se necesita una inteligencia exterior cambiando las leyes de la naturaleza. Pero en la teología cristiana Dios no actúa interviniendo en las leyes de la naturaleza.
- Pero el cristianismo admite los milagros de Dios, que se saltan las leyes de la naturaleza...
- Pero el Diseño Inteligente no pide sólo una intervención dirigida por Dios, sino una intervención exterior a la naturaleza. Adán y Eva, o los primeros humanos, podían surgir de unos progenitores pre-humanos, sin romper ninguna ley de la naturaleza. La evolución permitió un ser con capacidad de recibir el alma. También Dios da espíritu, alma, a cada embrión humano sin necesidad de cambiar nada en las leyes de la embriología.
»La ciencia tiene límites, pero cuando llegas a ellos no hay por qué saltar al "Dios tapa-agujeros". Y aunque el método científico no llegue a Dios, la razón, con la filosofía, sí puede. No necesitas casos "inexplicables" para llegar a Dios. El filósofo ve el mundo y ve que si hay leyes naturales es porque hay un Origen capaz de actuar, tener una Inteligencia, un Poder con todas las perfecciones... que es lo que llamamos Dios.
- ¿Y qué le dicen sus alumnos en la Universidad de la Santa Cruz de todo esto?
- Tengo más alumnos que me llevan la contraria por el lado creacionista que por el materialista. Pero a unos y a otros les atrae mucho el esfuerzo por entender los problemas de la ciencia desde los límites filosóficos. Ven que existe un modo de armonizar la fisica, matemáticas, etc... con la fe, un reto que la razón filosófica, en la tradición cristiana, ha abordado.
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