Año Internacional de la Tabla Periódica, recordamos a Lise Meitner, Josefa Molera y Concha Llaguno
Tres mujeres científicas con fe, trabajando en el mundo de la Química: Dios en los elementos
Se celebra en 2019 el Año Internacional de la Tabla Periódica de Elementos Químicos, enunciada en 1869, hace 150 años, por el ruso Dmitry Mendeleev (1834-1907). Mendeleyev, el menor de 17 hermanos, creció en la fe ortodoxa y acabó abrazando una especie de deísmo sincrético, eso sí, sin abandonar jamás su creencia en Dios. etc. Se dice que esto, unido probablemente a sus ideas liberales, le impidió ser admitido en la Academia Rusa de las Ciencias.
150 años de la Tabla de Mendelieyev; no era un ateo ni materialista,
sino un deísta algo heterodoxo
Nosotros vamos a recordar aquí a 3 mujeres importantes en el mundo de la ciencia química que compaginaron su fe con su actividad científica.
Lise Meitner: cristiana conversa, investigadora del átomo
Lise Meitner nació en Viena en 1878, la tercera de 8 hijos en una familia judía poco religiosa. Tras terminar la educación básica, su padre quiso asegurarse que ampliara su formación con profesores privados. Se doctoró en física en la Universidad de Viena: era la segunda mujer en obtener dicho grado. En 1907, Lise Meitner se mudó a Berlín para asistir a las clases de Max Planck de física teórica. Planck anteriormente se había negado a enseñar a mujeres pero Lise lo impresionó y se convirtió en su asistente. Después pasó a trabajar con Otto Hahn.
En 1908 Lise, con 29 años, se convirtió al cristianismo luterano, quizá por su cercanía con Max Planck, que era hijo de un pastor luterano. Dos hermanas de Lise se convertirían al catolicismo. Fue enfermera voluntaria en la Primera Guerra Mundial, pero enseguida se desencantó de esa guerra cuando otros muchos aún la apoyaban. Después, con el ascenso de los nazis al poder, emigró a Suecia en 1938. Desde allí colaboraba con Hahn y otros.
En el año Lise 1939 publicó el primer artículo sobre la fisión nuclear. Predijo la existencia de la reacción en cadena, que contribuyó al desarrollo de la bomba atómica. En 1944, Otto Hahn recibió el Premio Nobel de química por el descubrimiento de la fisión de núcleos pesados. Muchos de sus colegas, incluyendo Niels Bohr, defendieron el papel de Lise Meitner en el descubrimiento, pero no se le reconoció porque su nombre no estaba en el artículo de Hahn. Meitner escribió a una amiga diciendo que era casi un crimen ser mujer en Suecia, el país donde vivía y que otorgaba los premios.
Fue invitada a trabajar en el Proyecto Manhattan, del que saldría la bomba atómica, pero no aceptó colaborar por su fin bélico. En 1946 fue profesora invitada en la Universidad Católica de Washington, y recibió honores de la Conferencia Nacional de Judíos y Cristianos. En 1949 obtuvo la medalla Max Planck y en 1966 fue galardonada con el premio Enrico Fermi. Fue nominada para el Nobel en tres ocasiones posteriores, fue miembro de la Academia Sueca de las Ciencias, de la Royal Society, y de la Academia Austriaca de la Ciencia. También recibió una gran cantidad de premios y doctorados honoríficos.
Continuó trabajando en Suecia hasta 1960, momento en que se jubiló y mudó a Inglaterra, donde vivían la mayoría de sus familiares. Lise Meitner murió en 1968 en Cambridge, a los 89 años. Según su voluntad, fue enterrada en la parroquia de Saint James en Bramley, un pueblo de Hampshire. Su sobrino, el físico anglo-austriaco Otto Frisch, hizo inscribir en su tumba “Lise Meitner: una física que nunca perdió su humanidad".
Nacida en Austria, se formó en Berlín, se exilió a Suecia y en su vejez a Inglaterra
Recibió reconocimiento por la Conferencia Internacional de Judíos y Cristianos. En 1997, el elemento 109 fue nombrado Meitnerio en su honor: no se ha hecho con ningún otro nombre de mujer real, solo con féminas mitológicas.
Mª Josefa Molera: pionera de la cromatografía española y madre de familia
Mª Josefa Molera Mayo (Isaba, Navarra, 1921- Madrid, 2011) fue Profesora de Investigación del CSIC y desarrolló la mayor parte de su actividad científica en el Instituto de Química-Física “Rocasolano” (IQFR) de Madrid, como química experta en cinetoquímica y técnicas cromatográficas. De hecho, se la considera una pionera de la cromatografía española. También fue durante unos años profesora de francés e inglés en un colegio de enseñanza media.
Josefa Molera, católica practicante
y mujer pionera de la ciencia española
Según explicó uno de sus hijos al autor de este artículo, Josefa Molera fue una católica practicante, que manifestó en vida su disconformidad con los postulados feministas que alejan a la mujer de la maternidad y la vida familiar. Educó a sus hijos en la fe católica y dejó el laboratorio al jubilarse, "encantada de la vida", para dedicar más tiempo a su esposo e hijos, a hacer un libro de cocina con las recetas de su madre y a pintar al óleo, algo que acabó dándosele de maravilla.
Fue tenida como ejemplo de mujer pionera de la ciencia española en un ambiente hostil. Obtuvo el título de Licenciada en Ciencias Químicas en 1942, tras realizar los cinco cursos en tres años, y se doctoró en 1948 dirigida por Antonio Rius Miró, tras ser rechazada como doctoranda por ser mujer por Julio Casares Gil.
Por méritos propios y siendo ya colaboradora del CSIC recibió la prestigiosa beca “Ramsay Memorial Fellowship Trust” que le permitió trabajar en el “Physichal Chemistry Laboratory” de la Universidad de Oxford (Inglaterra), el período 1950-51, bajo la dirección del director del mismo, Prof. Sir C.N. Hinshelwood, Premio Nobel de Química en 1956. Completaría su formación partiendo en agosto de 1959 a trabajar al Departamento de Química-Física de la Universidad de Sheffield con el Prof. G.B. Porter, que recibiría en 1968 en Premio Nobel de Química.
Josefa construyó el que quizá fue el primer cromatógrafo de gases que hubo en España, que utilizó para la caracterización del vino con las también pioneras Mª Dolores Cabezudo y Marta Herráiz.
Su temprana y pionera actividad en cromatografía de gases le valió ser elegida presidenta fundadora de la hasta ahora existente Sociedad Española de Cromatografía y Técnicas Afines, en 1973. Recibió entre otros el Premio Alfonso X El Sabio del CSIC (1966), Premio Perkin-Elmer (1967), le fue otorgada la Medalla de Química de la Real Sociedad Española de Física y Química y fue Miembro de Honor del “Groupement pour l’advancement del Méthodes Spectroscopiques et Physicho-Chimiques d’Analyse (GAMS, 1975). Formó a científicos y miembros destacados de la industria química española del siglo XX y XXI.
Concha Llaguno: premio "Mujer Progresista" y presidenta de la asociación católica ACISJF
El autor de este artículo tuvo el honor de trabajar con Concha Llaguno (1925-2010), química apasionada por la microbiología y católica. Fue una de las primeras mujeres que se incorporó a la plantilla científica del CSIC y aparece en el listado de mujeres ilustres de la web del CSIC.
Lola Cabezudo, colaboradora y compañera a quien Concha dirigió la tesis doctoral escribía recientemente de ella: “Católica sincera, conocía con detalle la teología concordante con el Concilio Vaticano II y tomó importantes decisiones derivadas de una interpretación generosa del Evangelio”.
Concha Llaguno, química premiada y
presidenta de la asociación católica
de Ayuda a la Joven
Estudió, como Louis Pasteur, las fermentaciones, sobre todo la alcohólica en el vino, y la acética en el vinagre, introduciendo con su grupo nuevos métodos de análisis tales como la cromatografía de gases, para estudiar el aroma de los vinos, la espectroscopia de absorción atómica y la determinación del C 14 en el vinagre. Comenzó su labor científica en 1953 en el Instituto de Fermentaciones Industriales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Pronto se interesaría por el metabolismo de las llamadas “levaduras de flor”, origen de los vinos de Jerez, y en torno a cuyo estudio surgieron en España la ecología microbiana de los alimentos, la microbiología enológica y la microbiotecnología alimentaria de la mano del también católico y científico Juan Marcilla.
Su grupo recibió en 1961 el Premio “Juan de la Cierva”. Editó los libros “Enología: Temas actuales” (Asociación Nacional de Químicos, 1982) y de la “Guida di Vini d’Espagna” (Mondadori, 1982) y coautora con Carmen Polo de “El Vinagre de Vino” (CSIC, 1991) que fue Premio de la Oficina Internacional de la Vid y del Vino (OIV), en 1993.
No solo le apasionaba la ciencia, sino también la promoción social de la mujer desde una asociación católica, la Federación Española de la Asociación Católica Internacional de Servicios a la Juventud Femenina (ACISJF), de la que fue presidenta. La asociación nació en el siglo XIX en Suiza y Alemania, con el nombre de Obra de Ayuda a la Joven y es la asociación católica más antigua en activo de católicas laicas. En los albores del siglo XX la infanta Paz, hermana de Alfonso XII, fue quien la introdujo en España. Sería en 1965 cuando pasó a llamarse Asociación Católica Internacional de Servicios a la Juventud Femenina.
Concha Llaguno se encuadraba mejor en el feminismo promotor de la igualdad y la complementariedad, inspirado en el humanismo cristiano, que en otras ideologías.
Fue Premio de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CEOE, 1991), colaboró en la redacción del primer Plan Nacional de I+D y fue Gestora del Programa Nacional de Tecnología de Alimentos. También recibió el Premio “Mujer Progresista” en 1994. Recibió una condecoración del Colegio Oficial de Químicos de Madrid y fue Medalla de Oro y Brillantes de la Asociación Nacional de Químicos de España.