Juan y Marichu, un joven matrimonio madrileño de 30 y 29 años, han podido ver cumplido su sueño de ser padres, algo que durante un tiempo llegó a ser una pesadilla ante la imposibilidad lograr un embarazo y el posterior fracaso, y de manera múltiple, de la Fecundación In Vitro. Pero tras convertirse en instagramer contando sus experiencias, sus seguidoras le hablaron de la Naprotecnología. Sin nada que perder y tras mucho sufrimiento acumulado llegaron a esta novedosa técnica, que además es completamente ética.
“Este es nuestro milagrito: Juanito”, afirma ahora la orgullosa pareja mostrando a su pequeño bebé. Y así lo ven, como un auténtico milagro. Tras haberles desahuciado incluso para las técnicas de reproducción asistida han logrado al final dar la vida de manera natural.
Su testimonio lo han relatado en el acto organizado por la clínica Fertilitas para presentar una nueva promoción de ginecólogos de Madrid y de otras ciudades españolas especializados en Naprotecnología en EEUU en este 2022. Seis nuevos médicos más que podrán atender la numerosa demanda que hay de esta técnica por parte de cientos de matrimonios que no pueden tener hijos de manera natural.
El evento ha sido acogido en el Colegio Oficial de Médicos de Madrid, cuyo presidente, el doctor Manuel Martínez-Sellés, ha querido dar un importante respaldo a la Napro tanto con su presencia como con sus palabras.
De izquierda a derecha: el doctor Martínez-Sellés, presidente del Colegio de Médicos de Madrid; Marichu y Juan con su bebé; los nuevos ginecólogos especializados en Naprotecnología; y los responsables de Fertilitas.
Así, al escuchar el testimonio de Juan y Marichu y el duro camino que han llevado hasta la paternidad ha hecho una importante reflexión: "creo que ya tenemos un 10% de los niños que nacen en España que lo hacen por fecundación in vitro. Esto es un motivo para la reflexión. ¿Realmente creemos que si se hubiera hecho un estudio adecuado a los padres como los que nos han mostrado no se hubiera encontrado alguna causa tratable y probablemente con muchos de estos nacimientos que se están produciendo por fecundación in vitro se podría haber buscado el origen real de la infertilidad?”.
Y así lo confirmó la propia Marichu. Estas técnicas artificiales a las que acudió junto a su marido tienen un objetivo único: “hacer un bebé rápido”. No importa la salud de la madre, ni los embriones ni evidentemente las causas que provocan la infertilidad. Es justamente todo lo contrario a lo que encontró en la Napro, donde lo primero que se hizo fue buscar las causas de este impedimento para ser padres, luego cuidar al matrimonio y como consecuencia llegó el embarazo y finalmente su Juanito.
“Nuestra historia empieza cuando nos casamos y decidimos tener hijos, pero no lo conseguíamos”, empezó relatando esta madrileña de 29 años y también influencer en las redes sociales.
Al ver que el esperado embarazo no llegaba comenzó a hacerse pruebas rutinarias, chequeos, consultas con especialistas… A Marichu le dijeron que todo estaba bien mientras que a su marido Juan el seminograma que le habían pedido le daba un resultado bastante bajo.
¿Qué pasó entonces? Directamente les encaminaron a la reproducción asistida. Sin más. Ella misma reconoce que “de primeras la noticia la acogimos con ilusión, pero por nuestra ignorancia”. Afirma que creían que los lemas que venden con la FIV eran reales: “si quieres ser mamá, cumple tu sueño y sal con tu bebé en brazos”.
Pero el primer golpe de realidad les vino cuando llegaron a la Seguridad Social, donde estos tratamientos sí están incluidos, pero para el que había una lista de espera de años.
De este modo, se abría ante sus ojos el mundo de las clínicas privadas, con un coste prohibitivo, pero al igual que ha ocurrido con otras muchas parejas antes que ellos: “en la desesperación fuimos allí”.
Martínez-Sellés, con los padres de Juanito, y la ginecóloga de Napro que llevó el tratamiento de Marichu y Juan.
Tras pasar por varias clínicas lo intentaron con la fecundación in vitro. Hicieron un primer intento y extrajeron cuatro embriones, pero todas las transferencias fueron negativas. “Aquí nos dimos cuenta de la realidad, la FIV no te garantiza un bebé y tienes que pasar por pinchazos, punciones, desgaste emocional…”.
Ante este primer gran fracaso le hicieron unas pruebas que no quisieron realizarle antes de someterse a este primer ciclo, algo que enfadó mucho a la pareja. Y llegó un diagnóstico: “éramos incompatibles genéticamente”, motivo por el que supuestamente rechazaba estos embriones.
Entonces se produjo la propuesta de una segunda tanda de fecundación in vitro. Aceptaron y acabaron consiguiendo otros tres embriones, pero tampoco hubo embarazo.
Pruebas, sufrimientos, dolor y siete embriones después Marichu y Juan vieron lo tenían ya claro: “no podíamos más”.
De hecho, Marichu sufrió en sus carnes las consecuencias de estos tratamientos: “mi salud se había resentido mucho, me había hinchado, tenía los ovarios llenos de líquido, y luego estaba además la carga emocional de esos embriones, que ya eran vida”.
Decidieron que ese ya no podía seguir siendo su camino. Fue en realidad un hito, pues ahí vivieron lo que ellos denominan “un primer duelo”, que era pensar que quizás no podrían tener hijos. Y decidieron “coger esa cruz”.
Muy marcada por todo aquello que había pasado, esta joven decidió abrir una cuenta de Instagram para así contar sus vivencias y hacer un poco de comunidad, pues afirma que éste es todavía un tema “tabú”. Pero para su sorpresa empezó a tener numerosas respuestas de mujeres que le hablaban de la Naprotecnología.
“Pensé que era una tontería porque nunca había oído hablar de ella, y creía que se aprovechaban del duelo. Pero ante la insistencia decidimos investigar y nos dimos cuenta de que es un abordaje científico”, afirma Marichu.
Al final, el matrimonio se animó y acudió a Fertilitas, clínica madrileña centrada en la napro y nacida en 2018. Todo era distinto a lo que habían vivido anteriormente: “desde el primer momento fue paz, desde la primera gráfica nos iban dando respuestas… A medida que íbamos aprendiendo eran todo respuestas y encontramos paz. Y ya no era conseguir un bebe a toda cosa. Se centraban en nosotros, en lo que pasaba, lo que sentíamos”.
Tras un abordaje integral a Marichu la descubrieron un hipotiroidismo que no salía en las estadísticas, una trompa obstruida y un fallo ovulatorio producido un desajuste hormonal.
“Por fin respuestas y por qué no conseguíamos un embarazo natural”, afirma esta madre. Ya tenía las causas, los motivos que impedían su maternidad, cuando con la FIV todo esto directamente fue saltado.
Ya con todos estos problemas detectados, el seguimiento de los médicos de la napro en Fertilitas y un tratamiento adecuado Marichu sólo necesitó dos ciclos menstruales para quedarse embarazada. Nueve meses “nuestro milagrito nació: Juanito”.