Este martes, el equipo médico del Centro Hospitalario Universitario de Reims, encabezado por el doctor Vincent Sánchez, ha suprimido la alimentación e hidratación de Vincent Lambert para provocar su muerte. La decisión del Tribunal Supremo de autorizarlo cerró la puerta a cualquier vía jurídica para salvar su vida. La máxima autoridad judicial francesa considera que las medidas cautelares ordenadas por el Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, de mantenerle con vida en tanto decide sobre el fondo de la cuestión, no son de obligada aplicación en el país, a pesar de los tratados firmados con la ONU en ese sentido.
Con razones, pero desde el corazón
Pero la madre de Vincent no se rinde. Este lunes, Viviane Lambert estuvo en Ginebra (Suiza) para una doble intervención para salvar su vida.
Por un lado, participó en una conferencia pública en la que intervino junto con su abogado, Jean Paillot, y Grégor Puppinck, director del Centro Europeo para el Derecho y la Justicia (ECJL, por sus siglas en inglés). Por otro, se dirigió personalmente a todos los delegados asistentes a la 41ª sesión ordinaria del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que se celebra en estos días.
En la conferencia, Viviane dijo que hablaba “como madre, desde el corazón de una madre”. Recordó que, para poder estar con su hijo todos los días, ella y su marido tuvieron que dejar su casa y trasladarse a vivir a Reims: “No queríamos que estuviese solo, queríamos estimularle, estar junto a él y darle todo el amor que podemos darle todavía”.
Porque –y esto fue el núcleo de sus palabras– “Vincent no se encuentra en estado terminal. Vincent no es un vegetal. Nunca he visto a un vegetal volver la cabeza cuando lo llamas… Cuando le pido a Vincent que gire la cabeza, me mira. Cuando le pregunto si es feliz –y no sé si esto es un acto reflejo o es algo más–, él parpadea”. También señaló que le ha dado de comer compota o yogur y puede tragarlo por sus propios medios, aunque normalmente está sondado.
Viviane evocó el momento que más la “traumatizó”. El domingo anterior a que a Vincent le fuese suprimida la alimentación y la hidratación (única ayuda y único tratamiento que recibe), encontraron a su hijo muy agitado. Cuando le preguntaron qué le pasaba, “comenzó a llorar”.
Vivianne consuela a su hijo el 19 de mayo: «¡Hijo mío, no llores! Estamos contigo, te acompañamos. Mamá está aquí. ¡No llores!» Había sido informado por el equipo médico de su muerte programada para el día siguiente.
“Y puedo decir que esto es para mí un signo de que Vincent tiene realmente conciencia activa”, añadió, porque ella le había pedido al personal sanitario que no le dijesen que al día siguiente iban a sedarle para matarle de hambre y sed: “Pensé que éramos nosotros, sus padres, quienes debíamos prepararle.. ¡Pero no! Ellos se lo habían dicho. Y cuando Vincent nos vio el domingo, el día antes de que suprimiesen su alimentación, lloró. Y por supuesto nosotros lloramos con él”.
Viviane se emocionó al recordar este momento (minuto 2:45 del vídeo), de lo que se excusó, alegando que normalmente prefiere hacer declaraciones por escrito: “Pero estoy aquí para proclamar con tanta energía como pueda que quieren asesinar a Vincent. Sí, ésa es la palabra apropiada”.
“¿Por qué no nos escuchan?... Si he venido aquí hoy, es con la esperanza de que aquí al menos su vida pueda ser defendida”, concluyó: “Vincent no habla, pero se expresa”.
Presión diplomática
Esa fue también su línea argumental también ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU: “Mi hijo puede morir en un futuro próximo, y ustedes tienen capacidad para salvarlo. Sin su intervención, mi hijo será eutanasiado por un médico a causa de su discapacidad mental”.
Viviane describió su situación brevemente: “Se encuentra en un estado de conciencia mínima. Duerme por la noche, se despierta por la mañana, me mira cuando le hablo. La única ayuda externa que recibe es un tubo de alimentación. Y es lo que su médico quiere quitarle, aunque expertos en Derecho han establecido que no está siendo objeto de ensañamiento terapéutico. El 19 de mayo, estando programada su muerte par el día siguiente, él lloró con nosotros, que seguimos abrumados por ello”.
Informó al Consejo de que, por dos veces, el Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad ha pedido al Estado francés que no provoque la muerte de Vincent: “Pero el gobierno francés lo rechaza y viola de forma vergonzosa sus obligaciones internacionales”.
“Por eso, a la desesperada, acudo a ustedes”, explicó la madre de Vincent: “En este momento, ya solo la presión diplomática puede convencer al gobierno francés de que respete sus obligaciones internacionales y los derechos de mi hijo. Humildemente les pido que recuerden a Francia su obligación de respetar las medidas cautelares prescritas por el Comité, y que no mate a mi hijo. Junto a mi hijo, hay otras 1700 personas con la misma discapacidad cuyas vidas también se ven amenazadas".