Lunes, 04 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos se había lavado las manos

La ONU pide a Francia que no mate aún a Vincent Lambert, un neurólogo explica por qué debe vivir

La ONU pide a Francia que no mate aún a Vincent Lambert, un neurólogo explica por qué debe vivir
Vincent Lambert no se encuentra en estado terminal ni en coma ni en muerte cerebral, ni está sometido a ningún tratamiento que pueda ser considerado «ensañamiento terapéutico»: está vivo y lo que se pretende es retirarle la alimentación e hidratación.

Carmelo López-Arias / ReL

Tras el aval del Consejo de Estado francés a que se mate a Vincent Lambert suspendiendo su alimentación e hidratación, aval que cerró el 28 de abril toda vía judicial en Francia, sus padres apelaron al Tribunal Europeo de Derechos Humanos y al comité de la ONU para los derechos de los discapacitados.

El TEDH y la ONU, respuestas contrarias

El TEDH ya había validado su muerte en 2015, pero ahora se le presentaron nuevos argumentos jurídicos. Sin embargo, la corte de Estrasburgo ha tomado una decisión sorprendente por sus consecuencias: "Rechaza las medidas cautelares que habíamos solicitado", explica Jean Paillot, abogado de Pierre y Vivianne Lambert, "pidiendo que se prohibiese llevar a cabo el cese de la alimentación e hidratación mientras el tribunal estudiaba a fondo nuestra demanda. Dicho de otro modo, el tribunal nos dice: de acuerdo, estudiaré vuestro recurso, y si mientras tanto Vincent muere, qué se le va a hacer".

Vincent, junto con sus padres.

"Yo esperaba, contra toda esperanza", continúa el letrado en declaraciones a Gènéthique, "que el Tribunal europeo nos escucharía. No habían demostrado gran valentía cuando rechazaron nuestro recurso en 2015. Podía esperarse ahora que, con fundamentos jurídicos distintos, el Tribunal sería más prudente. Pero, aunque nos apoye por razones procesales, ha preferido decir que nuestro recurso pretende en realidad cuestionar la decisión de suspender los cuidados. No quieren dar la impresión de que podría cuestionarse su decisión de 2015".

Jean Paillot, abogado de los padres de Vincent Lambert.

Una luz de esperanza se abre, por el contrario, con la otra apelación en curso, que se persentó ante el Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Este comité ha pedido justo lo contrario que el TEDH: que el gobierno francés tome las medidas necesarias para que no se suspenda la alimentación y la hidratación de Vincent Lambert durante el tiempo que necesiten para estudiar el caso, lo que podría demorarse incluso años. Se trata, establece la resolución, de "una medida cautelar" que pretende "evitar que se cause un daño irreparable a las víctimas de la supuesta violación" de sus derechos. El Estado francés, que suscribió en 2010 la convención de los derechos de las personas discapacitadas, puede presentar sus alegaciones, pero está obligado a comunicar al Centro Hospitalario Universitario de Reims, donde se halla ingresado Lambert, que no puede proceder a matarlo hasta que haya una solución definitiva.

Doctor Ducrocq: ensañamiento, sí, pero no terapéutico

Mientras tanto, continúa la batalla argumental para explicar a la opinión pública cuál es la situación de Vincent Lambert, similar a la de otras dos mil personas en Francia a quienes podría aguardar su mismo destino. En ese sentido, uno de los neurólogos que estudiaron el caso como experto designado por sus padres ha reiterado en una reciente entrevista en L'Homme Nouveau los argumentos por los que debe seguir viviendo

Se trata del doctor Xavier Ducrocq, profesor de Neurología en la Universidad de Lorraine, jefe del servicio de Neurología en el Centro Hospitalario Regional de Metz-Thionville y antiguo presidente del Comité de Ética del Hospital de Nancy, quien deja claros algunos extremos:

1. "Vincent Lambert no está en modo alguno en estado terminal. En los seis años que llevan anunciándonos que se muere, su estado no ha evolucionado significativamente. Respira solo, sin asistencia, tiene ciclos de vigilia -con los ojos abiertos- y de sueño. Consigue mover su pierna izquierda a pesar de su grave parálisis, y mueve la cabeza de un lado a otro e incluso es capaz de algunas vocalizaciones. Hay momentos donde se le nota tenso, con sufrimiento, y otros en los que está tranquilo. Todos sus órganos vitales funcionan bien y espontáneamente".

2. "La principal dificultad reside en evaluar su nivel de conciencia. ¿Son sus reacciones y movimientos puramente reflejos o son voluntarios y conscientes? Como en todos estos pacientes en situación crónica de alteración de conciencia, es prácticamente imposible saberlo". El doctor Ducrocq considera que para determinar este extremo sería necesaria "una evaluación clínica y actitudinal prolongada, en diferentes circunstancias, con personas familiares para él y con otras que no... Esta valoración clínica actitudinal prolongada en el tiempo por parte de especialistas médicos diversos es justo lo que no se ha hecho, cuando nada impedía hacerlo". Por el contrario, Vincent ha sido sometido a "exámenes puntuales por parte de desconocidos, sin preparación del paciente" ni su estimulación adecuada en circunstancias diferentes.

3. Vincent se encuentra en una situación "totalmente distinta al coma o a la muerte cerebral", oscila entre un estado denominado “vegetativo” y un estado denominado “de mínima conciencia”. Como explica Ducrocq, "la ausencia de una prueba de conciencia jamás puede ser considerada como una prueba de ausencia de conciencia", y "los mejores especialistas admiten un riesgo de error de un 41% entre el estado de mínima conciencia y el estado de falta de respuesta en vigilia".

4. Con Vincent no hay ensañamiento terapéutico alguno porque no está sometido a ningún tratamiento. Pero sí padece un "ensañamiento", a secas, denuncia el doctor Ducrocq, quien habla de "auténtico maltrato" porque no está recibiendo cuidados que se aplican normalmente a personas con discapacidad y que sus padres solicitan desde hace seis años: se le mantiene en cama todo el tiempo en vez de levantarlo a una silla, se encuentra encerrado en su habitación bajo llave, con horario de visitas limitado, no recibe fisioterapia, ni masajes, ni tratamientos de psicomotricidad ni estimulación sensorial... Sus padres, que van a verle todos los días desde hace siete años, tienen que dejar su carnet de identidad en el puesto de enfermería cada vez: "A su padres se le olvidó el documento un día y no querían dejarle entrar... ¡un escándalo! Pero un escándalo del que nadie habla".

5. Lambert tiene una sonda que le alimenta directamente al estómago, "alimentarle no presenta dificultad alguna ni complicaciones especiales".

La profesora Elena Postigo, doctora en Bioética, ha expuesto en un hilo en Twitter la historia del caso Vincent Lambert y todas las cuestiones morales y jurídicas implicadas. Pincha aquí para leer el hilo completo.

Un caso ideológico por la eutanasia

En resumen, el doctor Ducrocq considera que existe una "obstinación irracional" en matar a Vincent que no tiene razones médicas, sino ideológicas: "Algunos consideran que una vida como la suya no merece ser vivida. Vincent Lambert se ha convertido en protagonista de un combate ideológico por la eutanasia y el suicidio asistido. Cierta medicina todopoderosa rechaza tener límites y, cuando no puede eliminar la enfermedad, prefiere eliminar al enfermo. Está en marcha una cierta forma de eugenesia".

Se está abandonando, lamenta, "la medicina hipocrática, respetuosa con la vida, que rechaza provocar deliberadamente la muerte. En vez de apoyar humildemente a las personas y acompañarlas en la prueba, se les dice que son demasiado molestas y costosas. Y las garantías jurídicas suponen un retorno a la barbarie, porque ya no protegen a los más vulnerables".

Ducrocq apela a su propia experiencia como neurólogo: "En el servicio que dirijo estoy habitualmente rodeado por la muerte, una muerte en ocasiones brutal, en ocasiones, por el contrario, perfectamente previsible. Me pregunto dónde está ese 95% de franceses que según las encuestas son partidarios de la eutanasia, porque en 35 años de práctica médica, cuento con los dedos de una mano las peticiones de eutanasia, que además la mayoría de las veces son solicitadas por los familiares del paciente, más que por el paciente mismo. Para ellos nunca es momento de morir, 'no todavía'".

Y añade: "A veces se llama resiliencia la capacidad de adaptación del ser humano a condiciones de vida imprevistas, terribles, indeseables (guerra, enfermedad, discapacidad, duelo...). Y de hecho, en las unidades especializadas en personas con estado de conciencia alterado, los cuidadores constatan diariamente ese 'hacer frente' a lo peor, tanto por parte de los pacientes como de sus seres queridos. Asumen con responsabilidad y discreción su misión de acompañamiento. Es lo que, lógicamente, se está pidiendo para Vincent desde abril de 2013".

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