Laura Mascaró es uno de los referentes del homeschooling en España. Educar a los hijos en casa es algo minoritario, pero una realidad que existe y a la que se acogen numerosas familias que por motivos muy diversos deciden no escolarizar a sus hijos y responsabilizarse íntegramente de su formación.
Pesan cada vez más, eso sí, las razones de protección de los menores ante el adoctrinamiento ideológico generalizado (género, woke, etc.). Muchos padres empezaron a ser conscientes de ello a través de las clases online que recibían sus hijos durante los confinamientos gubernamentales de 2020. En Estados Unidos y en el Reino Unido esto ya ha dado lugar a una reacción de las asociaciones de padres en los consejos escolares, pero también a un incremento importante del porcentaje de niños en homeschooling, cuyas ventajas muchos empiezan a descubrir.
Sobre ellas y también sobre las dificultades que plantea le preguntamos a Laura.
-¿Cuándo y por qué empezó a interesarse por esta forma de educación?
-Siempre me ha interesado mucho la educación. Aunque estudié Derecho, pasé casi todos los años de carrera trabajando con niños.
»Cuando en 2005 nació mi primer hijo, mi hermano me habló del homeschooling. Un amigo suyo había estudiado en Estados Unidos y había conocido algunas familias que lo hacían. Le preguntamos qué tipo de métodos y recursos usaban y nos contó lo poco que sabía. Mi hermano me regaló entonces libros de Tony Buzan y de Glenn Doman y empecé a aplicar sus métodos cuando mi hijo tenía 2 años e iba a la guardería.
»En ese momento yo creía que la educación en familia era algo que sólo hacían en América, ni me planteé que pudiera ser una opción para nosotros. Sin embargo, cuando el niño tenía 3 años y medio, sucedió algo en la escuela que me llevó a desescolarizarle de un día para otro. Ni siquiera fue una decisión meditada, sino de urgencia.
-Aquí el homeschooling es muy minoritario...
-Donde se vive con más normalidad, tanto a nivel legal como social, es en Estados Unidos, pero está creciendo en muchos otros lugares, como en Hispanoamérica, por ejemplo.
-¿Por qué tantas diferencias?
-Aunque la situación legal pesa para muchas familias a la hora de tomar una decisión así, lo más importante es la mentalidad. Hay países donde se puede educar sin escuela de forma legal, como Suiza, pero nadie lo hace porque tienen un sistema escolar que es muy respetuoso tanto con los niños como con la vida familiar: no hay prisa por aprender a leer antes de los 7 años, hay poca (o ninguna) carga de deberes y exámenes y los horarios lectivos favorecen mucho la vida familiar.
-¿Su experiencia personal y familiar es positiva?
-Mis hijos ahora tienen 18 y 7 años. El mayor, como dije, se educa en casa desde los 3. El pequeño nunca ha ido a la escuela. Cuando me preguntan por qué empecé a educar en casa suelo responder que la pregunta interesante no es ésa sino por qué continuamos después de todos estos años.
-¿Y cuál es la respuesta?
-Continuamos porque funciona, porque nos gusta y porque tiene muchas más ventajas de las que uno podría imaginar: la libertad de elegir el currículum, las metodologías, los recursos y los horarios que sean mejores para cada niño y para la familia en conjunto. Si permites que un niño aprenda las cosas cuando tiene interés y madurez suficientes, lo aprenden mucho más rápido y de forma significativa. No es aprenderlo para un examen y luego olvidarlo. O aprender las cosas sin ponerlas en contexto y relacionarlas unas con otras. Cuando nosotros trabajamos un tema, no lo categorizamos por asignaturas sino que dejamos que una cosa nos lleve a la otra.
-¿Podría poner algún ejemplo?
-Por ejemplo, un día mi hijo de 7 años preguntó por qué el sol no se apaga si en el espacio no hay oxígeno y el fuego lo necesita. Le explicamos que, en realidad, el sol no es fuego aunque lo parezca. Hablamos del hidrógeno y del helio y le contamos por qué explotó el Hindenburg. Fuimos al cuarto de baño a ver la cortina de la ducha, que tiene impresa la tabla periódica. Vimos los distintos elementos y sus formas. Pero también nos fijamos en sus nombres, en que muchos vienen del latín y algunos se parecen más a su traducción catalana que a la castellana. En Menorca todavía llamamos “argent” a la plata. El Hindenburg nos llevó a ver Indiana Jones y la última cruzada, porque en esa película sale un dirigible. Y de ahí… arqueología, las cruzadas, los nazis y un largo etcétera.
»Todo esto le parecerá un caos desordenado a los pedagogos más ortodoxos. A mí me parece una aventura maravillosa que alimenta constantemente nuestra capacidad de asombro.
-Mencionó la libertad de elegir currículum, pero ¿qué pasa entonces con los exámenes oficiales?
-Para la gente que tenga curiosidad, y como mi hijo mayor ya tiene 18 años, puedo contar que no tiene la ESO porque decidió no examinarse. Estudió diseño gráfico en una escuela privada durante un año y ha empezado a hacer algunos trabajos en ese campo.
-Es evidente que no se recurre a un método tan exigente y complejo si no es por causas muy serias. ¿Cuáles suelen ser las de los “homeschoolers"?
-Cuando nosotros empezamos (2008), lo más habitual era que los homeschoolers en España fueran lo que la doctora Madalen Goiria denomina “víctimas del sistema”. En su tesis doctoral [La opción de educar en casa (Tirant lo Blanch)], Goiria categoriza a los homeschoolers en función de sus motivos para elegir esta opción y, por desgracia, hay muchas familias que la eligen por descarte, cuando ya no les queda otra opción dentro del sistema. Son familias que tienen niños con necesidades especiales que el sistema no detecta o no atiende debidamente. El 80% de los niños de altas capacidades son fracaso escolar. O familias con niños que han sufrido bullying o que por algún otro motivo no han conseguido encajar en el sistema.
Dos de los libros que ha escrito Laura Mascaró sobre el 'homeschooling', 'Sin escuela' y, en colaboración con Madalen Goiria, '10 preguntas que se plantea quien vive el homeschool'.
»En los años siguientes, empezó a haber cada vez más familias que directamente no escolarizaban. Son familias que venían de tener partos respetados, lactancia materna a demanda, colecho y, sobre todo, crianza sin castigos, respetando sus ritmos y dándoles voz. Cuando el niño cumple 3 o 6 años, que es cuando se suele escolarizar, se dan cuenta de que el sistema choca frontalmente con su sistema de valores y deciden retrasar la escolarización, que acaba por no llegar nunca.
»A día de hoy diría que hay una mezcla de razones que llevan a las familias a educar en casa, aunque crece el de lo que podríamos denominar “objetores”, que no están de acuerdo con los valores que se están imponiendo desde el sistema. Esto se ha agravado con la crisis del covid porque con las clases online durante los confinamientos muchos padres se dieron cuenta de lo poco preparados que están muchos profesores, de la cantidad de ideología que hay en las aulas y del trato poco respetuoso que muchas veces se da a los niños.
»Más de uno me escribió en esa época para contarme que sus hijos tenían algún tipo de dificultad y que nunca nadie les había comentado nada al respecto. Tuvieron que llegar las clases online desde casa para que se enteraran.
-Desde el punto de vista pedagógico, ¿es apropiado el "homeschooling" en todos los tramos de edad?
-Lo ideal, pienso, sería un sistema escolar permeable. Es decir, que se pudiera entrar y salir del sistema con cierta facilidad. En España, cuando el niño tiene 3 años la familia decide si lo lleva al colegio público, al concertado o al privado. Bilingüe o no, religioso o no, y poco más. Ahí se queda hasta que termine.
»En Estados Unidos, en cambio, es habitual que todos los años, antes de empezar el curso, los padres se planteen si escolarizar o educar en casa y que lo planteen individualmente para cada uno de los hijos.
»Ahora bien, tampoco es cierto que el homeschooling sólo funcione con niños pequeños, de Preescolar y Primaria. Puede funcionar en todas las etapas, incluso para la educación superior.
-Pero, desde el punto de vista académico, ¿cómo pueden tener los padres conocimientos suficientes y habilidades de enseñanza en todas las asignaturas todos los días durante 14 o 15 años?
-No se puede hablar de homeschooling con el marco del sistema escolar, porque es un tipo de educación completamente diferente.
»Los padres ni lo sabemos todo ni lo pretendemos. Lo que hacemos es buscar recursos. Generalmente, además, objetamos al currículum oficial. Deberíamos hablar más de por qué el currículum es cómo es. ¿Quién decidió qué es lo que tienen que aprender todos los niños? ¿Y por qué se decidió así? El conocimiento humano es inmenso y crece a cada día que pasa. Además, no todos necesitamos saber lo mismo ni tenemos las mismas capacidades ni las mismas inquietudes. Entonces, más allá de unas herramientas básicas como son la lectura y la aritmética, ¿por qué todos tienen que aprender lo mismo?
»Antes he puesto un ejemplo para ilustrar que no trabajamos por asignaturas. Entonces, si me preguntas cuánto tiempo le dedico al día a la educación de mis hijos, sólo tengo dos respuestas posibles: 0 horas o 24 horas. Cero horas porque no nos sentamos a la mesa del comedor con un cuaderno de matemáticas a hacer sumas durante una hora. O 24 horas porque consideramos que todo es educativo, que estamos todo el tiempo aprendiendo, incluso cuando vemos una película de Indiana Jones.
-¿Puede todo este movimiento dar lugar a que florezcan de nuevo la oferta y el mercado de institutrices?
-Lo veo difícil, porque la mayoría de familias no buscamos ese tipo de educación. Lo que sí funciona muy bien son los recursos online, como Smartick para matemáticas o Duolingo para los idiomas, además de las comunidades de homeschooling.
-¿Cómo funcionan?
-En la nuestra, por ejemplo, nos reunimos una vez por semana. Cada semana hay un tipo de actividad diferente. Por ejemplo, cuando tenemos Club de lectura, cada niño trae un libro y lo presenta ante los demás niños y los adultos. Explica de qué va el libro y por qué le ha gustado y luego le hacemos preguntas. O cuando toca historia, ves claramente los intereses de cada niño, que tiene libertad para elegir el tema y el formato de su presentación. Es mucho más enriquecedor que contarles a todos la misma lección al mismo tiempo.
»También hay en España algunas escuelas que solemos denominar “libres” por el tipo de pedagogía y métodos que utilizan. Yo misma doy clases de educación financiera en una de estas escuelas, El Dragón, que está homologada como escuela americana en Torrelodones (Madrid).
'¿Dónde crece el dinero?' es un libro de Laura Mascaró para enseñar a los más pequeños los elementos básicos de la economía doméstica.
»No quiero extenderme mucho sobre el tema, pero lo apunto por si algún lector tiene interés en investigar esta otra opción educativa.
- Se suele mencionar como una objeción al "homeschooling" la socialización de los niños. ¿Qué opina?
-Al homeschooling a veces se le llama “escuela en casa”. Y yo suelo decir que ni es escuela ni es en casa.
»Pienso que se socializa en función del carácter y de los intereses, no en función de la escolarización. Y pienso que socializar no es estar con 25 niños de tu misma edad. Lo de la escuela más bien me parece asociación forzosa.
»Socializar es saber comportarte en cada momento y lugar. Saber que no le hablas igual a tus padres, que a tus amigos, que al conductor del autobús. Que no hablas ni vistes igual en una excursión al campo, que para visitar el Prado o para ir a misa.
»Socializar es, también, elegir con quién te relacionas y en qué grado, cosa que en la escuela es imposible porque se pretende que todas las relaciones sean iguales.
»En el grupo de homeschooling de mi hijo mayor había unas 100 familias. Había, por lo tanto, niños de todas las edades, jugando y aprendiendo juntos y, además, los niños se relacionaban con toda naturalidad con los adultos.
»Veo a los chavales a la salida del instituto y no encuentro nada allí que mis hijos debieran aprender en cuanto a relaciones sociales.
»Reivindico también el derecho a no estar todo el tiempo rodeado de gente. A la soledad y el silencio, que me parecen fundamentales para el desarrollo de la persona.
- ¿Cuál es la situación legal del "homeschooling" en España?
-La situación es complicada. La ley establece la obligatoriedad de escolarizar entre los 6 y los 16 años de edad, que se corresponde a las etapas Primaria y Secundaria. El debate jurídico es sobre el concepto de “escolarizar”. Considero que el legislador confundió el medio (escolarización) con el fin (educación).
»El Tribunal Constitucional reconoce que la educación en el hogar es constitucional y, sin embargo, el legislador optó por restringir el derecho a la educación al derecho a elegir centro docente.
-¿Y se acosa a los padres que no escolarizan?
-Existe cierta tolerancia administrativa. La administración no nos persigue y, cuando alguna familia recibe una denuncia y se activa el protocolo de absentismo escolar, lo más habitual es que tanto los Servicios Sociales como la Fiscalía no conozcan esta opción educativa. Así que la primera función de los padres es informarles. Algunos se quedan muy sorprendidos, quieren saber más e incluso te felicitan.
»Cuando el proceso no tiene un buen final para la familia, lo único que sucede es que se les obliga a escolarizar en un centro presencial homologado por el Estado. Pero no hay retiradas de custodia, multas ni penas de privación de libertad, como se puede leer en algunos sitios de internet.
»Hay varias formas de acceder a las titulaciones aunque, por ejemplo, para hacer exámenes libres hay que acudir a las convocatorias para adultos, por lo que no pueden sacarse la ESO antes de los 18 años, dos años más tarde que quienes lo hacen presencial. Una de nuestras reivindicaciones durante años ha sido que esos exámenes puedan hacerse sin límite mínimo de edad.
»Pero lo cierto es que muchos de esos jóvenes no están interesados en las titulaciones oficiales. Suelen ser muy autodidactas y tener intereses que no encajan en el sistema. Muchos son artistas, emprendedores o se dedican a profesiones para las que no es necesario tener la ESO ni ir a la universidad (como el diseño o muchas profesiones relacionadas con las “nuevas” tecnologías, ya no tan nuevas).
- Si unos padres deciden experimentar este sistema, ¿cuál debe ser su primer paso? ¿A qué recursos aconseja acudir?
-El primer paso, siempre, es informarse de los requerimientos legales en su lugar de residencia. Y no es una información fácil de encontrar porque en España, por ejemplo, ni los propios funcionarios tienen claro qué hacer con nosotros…
»Una vez que sepas qué requisitos pide tu administración, vas a elegir currículum y recursos. Spoiler: luego no los vas a usar.
-¿Entonces...?
-Lo más urgente, en mi opinión, es darse un tiempo de desconexión, especialmente si los niños han estado escolarizados. Es común que, al principio, sientan rechazo por cualquier cosa que huela a educativo, que no quieran tocar un libro ni por error, que no quieran “hacer nada”. Y está bien. Tienen que desintoxicarse del sistema, si me permiten la expresión. Y es muy importante que los padres cambien el chip, que cambien la forma de ver la educación, que se centren más en el aprendizaje que en la enseñanza, que valoren todos los intereses de sus hijos (a través de los videojuegos muchos han aprendido inglés y japonés, matemáticas y habilidades sociales, por ejemplo).
Laura Mascaró no quiere presentar una visión 'edulcorada' del 'homeschooling' y por eso aborda sus dificultades en este reciente vídeo de su canal de Youtube.
»Este cambio de mirada lleva tiempo. Conviene leer mucho. Hay que conocer a John Holt, John Taylor Gatto, Sandra Dodd, A.S. Neill, Peter Gray, Dorothy Sayers, Maria Montessori, Charlotte Mason, John Senior, etc. Y ver qué hacen otras familias. Muchas madres homeschoolers tienen libros publicados donde cuentan su experiencia. Hay también blogs, cuentas de Instagram y canales de Youtube donde puedes ver cómo es el día a día, qué recursos se utilizan, etc.
»Y después, llega un momento en que tienes que dejar de leer y dejar de fijarte en qué hacen los demás. Porque tus hijos no son como los demás. Tu familia es única y tenéis que encontrar la mejor opción para vosotros y para cada uno de vuestros hijos.