Este viernes, un grupo de expertos reunidos al efecto en Casablanca (Marruecos) ha lanzado un llamamiento mundial contra los vientres de alquiler. Cien juristas, médicos y psicólogos de 75 nacionalidades firmaron una Declaración que pide un acuerdo internacional para la abolición en todo el mundo de la maternidad subrogada.
Una prohibición total y mundial
Los signatarios, entre ellos las españolas Elena Postigo y Montserrat Gas-Aixendri, afirman que "el contrato en virtud del cual uno o más contratantes acuerdan con una mujer que albergue en su seno uno o varios niños para su entrega al nacimiento, sean cuales sean su denominación y sus modalidades, socava la dignidad humana y contribuye a la mercantilización de las mujeres y de los niños".
Por tanto, piden a los estados que condenen los vientres de alquiler "en todas sus modalidades y bajo todas sus formas, tanto si son remuneradas como si no" y que adopten "medidas para combatir esta práctica".
Entre ellas, recomiendan:
-prohibir los vientres de alquiler en su territorio;
-negar todo valor jurídico a los contratos que comprometan a una mujer a llevar y entregar a un niño;
-sancionar a las personas físicas o jurídicas que se ofrezcan como intermediarios entre las madres portadoras y los contratantes;
-sancionar a las personas que acudan a la maternidad subrogada en su territorio;
-adoptar un instrumento jurídico internacional que implique la abolición universal de los vientres de alquiler.
Deconstrucción de la familia y de la filiación
El encuentro celebrado en la ciudad marroquí fue abierto por Aude Mirkovic, jurista francesa especializada en biotecnologías y portavoz de Juristas por la Infancia, católica y muy activa dentro del movimiento Manif pour Tous. Entre los asistentes se encontraban Luis Ernesto Pedernera Reyna, ex presidente del comité de derechos de la infancia de la ONU, y Suzanne Aho Assouma, ex vicepresidenta de este mismo organismo.
En el seminario se trataba de "esclarecer" el asunto de la maternidad subrogada "con una mirada antropológica y ética". Actualmente solo quince países permiten los vientres de alquiler, ya sea autorizándolo expresamente o permitiéndolo. En algunos casos, como Ucrania, Rusia o algunos estados de Estados Unidos, se autoriza sin condiciones, mientras que en otros se permite solamente a los nacionales, para evitar convertirse en un destino internacional de ese comercio. En otros países, como Francia, está prohibido, pero los niños nacidos en vientres de alquiler en el extranjero y adoptados por franceses son inscritos en el registro. Marruecos sí incluye en su legislación una prohibición expresa.
Según los organizadores, la Declaración de Casablanca se diferencia de otras iniciativas sobre vientres de alquiler en que no pide una regulación, sino una prohibición completa, por considerarlo una práctica "intrínsecamente contraria a la dignidad humana".
Declaraciones de diversos participantes en el seminario (en francés).
Dyâa Sfendla, profesora de Derecho privado en la universidad marroquí Ibn Tofail, presente en el evento, declaró que el proceso de implantación de la maternidad subrogada "busca la deconstrucción de la familia legítimamente fundada sobre el matrimonio", pues la ruptura de la filiación que implica acaba con la última barrera que la protege.
Por su parte, Alliance Vita, un organismo que lucha activamente contra los vientres de alquiler, ha celebrado esta toma de posición, recordando la "particular gravedad" de lo que supone la maternidad subrogada, que "por una parte, consagra la explotación de las mujeres bajo el dominio de los contratantes, y por otra, al programar un hijo para que, por contrato, sea separado de quien lo ha llevado y alimentado, no respeta los derechos del niño".
"El sufrimiento de algunas parejas ante la infertilidad", añaden esta asociación, "no debe hacer olvidar que se trata de una violencia sobre las mujeres y de un maltrato para los niños desde su mismo origen, que ninguna regulación puede reparar".