El régimen comunista chino permitió al cardenal Joseph Zen Ze-kiun, obispo emérito de Hong Kong, salir del país durante cinco días para asistir al funeral de Benedicto XVI. Aprovechando esta circunstancia, el purpurado, detenido en mayo y condenado en noviembre por su apoyo a organizaciones de la resistencia democrática, fue recibido por Francisco.

Según informa America, la revista de los jesuitas estadounidenses, el encuentro tuvo lugar en la Casa Santa Marta este viernes, fiesta de la Epifanía del Señor, en una audiencia privada. El cardenal Zen, quien cumplirá la semana que viene 91 años, calificó el encuentro como "maravilloso" y destacó que el Papa estuvo "muy cálido" con él.

La estela de los acuerdos con la Santa Sede

Zen es uno de los críticos más severos del acuerdo secreto firmado en 2018 entre la Santa Sede y el gobierno chino, que ha sido renovado en 2020 y 2022 a pesar del incremento de la presión del régimen de Xi Jinping sobre la Iglesia local. El acuerdo, cuyo contenido se desconoce oficialmente, se supone que debía llevar la paz a la política de nombramientos de obispos, pero se ha saldado en beneficio de los obispos más sometidos a Pekín y en perjuicio de los obispos, sacerdotes y fieles clandestinos.

Zen, salesiano, fue nombrado obispo coadjutor de Hong Kong en 1996 y sucedió al obispo Juan Bautista Wu Cheng-chung a su muerte en 2002, permaneciendo en el cargo hasta su renuncia por edad en 2009. Tres años antes, Benedicto XVI le había nombrado cardenal, en  un reconocimiento a la fidelidad de la Iglesia china a la sede de Pedro.

El pasado 24 de mayo, con motivo de la Jornada Mundial de Oración por la Iglesia en China, instituida por Benedicto XVI en 2007, el cardenal Zen pronunció una importante homilía con palabras de afecto hacia el Papa Ratzinger y una motivada crítica a la evolución de los acuerdos. Y pedía elevar la mirada para ver todas estas cosas "con los ojos de Dios".

En cualquier caso, este tema estuvo ausente de sus conversaciones con Francisco. Según el propio Zen, en primer lugar agradeció al Papa haber dado a Hong Kong "un buen obispo", el jesuita Stephen Chow, cuyo nombramiento fue causa de unas fuertes tensiones con las autoridades comunistas, lo que dejó la sede vacante durante dos años, hasta mayo de 2021. Posteriormente, el cardenal explicó al Papa la labor que hace desde hace diez años en las cárceles chinas, donde ha bautizado a varios presos, algo que dejó "muy contento" al Papa.

Antes de ese encuentro, Francisco y Zen se habían saludado en la basílica de San Pedro, donde el cardenal rezó con emoción ante el féretro con los restos de Benedicto XVI, con quien compartía no solo su visión sobre la Iglesia en china, sino sobre la Iglesia en su conjunto y el respeto, por ejemplo, a la tradición litúrgica.