Sábado, 16 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

En un diálogo con una asistente entre 900 superioras religiosas

El Papa habla de crear una comisión que estudie el diaconado femenino pero ¿el antiguo o el moderno?

Mientras la mayoría de superioras religiosas querían una foto con el Papa, algunas buscaban plantear el tema de la ordenación... vía diaconado
Mientras la mayoría de superioras religiosas querían una foto con el Papa, algunas buscaban plantear el tema de la ordenación... vía diaconado

P.J.Ginés / ReL

La Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) ha reunido en Roma a unas 900 delegadas, líderes de congregaciones femeninas de todo el mundo, que se han reunido con el Papa Francisco este jueves en una audiencia durante la cual algunas pudieron plantear preguntas y temas de reflexión, a los que Francisco daba respuestas improvisadas, o al menos, sin papeles.

Ha llamado la atención en todo el mundo cuando una de las asistentes ha planteado: “¿Por qué la Iglesia excluye a las mujeres como diáconos?”. Y otra ha insistido: “¿Por qué no constituye una comisión oficial que estudie esa posibilidad?”

El Papa Francisco, que como mostró en el Sínodo de la Familia prefiere dejar que los temas se hablen aunque luego se concreten en negativas fundamentadas, explicó que él habló del tema del diaconado femenino antiguo (de la época de los romanos) con “un sabio profesor” que había estudiado la función de las mujeres diáconos en los primeros siglos de la Iglesia y llegó a la conclusión de que no se sabe con claridad a qué se dedicaban las mujeres llamadas "diaconisas" en esa época. Tampoco se sabe, dijo el Papa, si estaban ordenadas (como sí son ordenados los diáconos, los presbíteros y los obispos).

Después, como si reflexionara en voz alta, el Papa añadió: “¿Constituir una comisión oficial para estudiar la cuestión? Creo que sí. Sería un bien para la Iglesia aclarar este punto. Estoy de acuerdo. Hablaré para hacer algo por el estilo. Acepto la propuesta. Será útil para mí tener una comisión que lo aclare bien”.

Lo que no queda muy claro es a qué se refiere el Santo Padre con "la cuestión" o "este punto"... 

La función de la comisión ¿será averiguar qué funciones tenían las diaconisas en la Edad Antigua? ¿O investigar si tendrían sentido -teológico o práctico- hoy las "diaconisas" y en qué consistirían?

Después el Papa comentó otros temas a las religiosas: les animó a conservar el valor de la pobreza que protege sus carismas, les advirtió contra el peligro de convertirse en meras activistas sociales "o una momia, porque cada consagrada debe tener una vida mística", y les invitó a dar un espacio justo al reposo y a consultar a las hermanas ancianas de sus casas, que son "memoria", con su "experiencia y sabiduría".

"Mujeres que casan y bautizan", dice la prensa
Con todo, la prensa internacional se ha centrado enseguida en el tema de las diaconisas con títulares como que "el Papa estudiará que las mujeres puedan casar, bautizar o conducir funerales".

Todas estas son funciones que hoy ejercen en la Iglesia tanto los presbíteros (los curas) como los diáconos transicionales (los que pronto serán curas) o los diáconos permanentes (que suelen ser hombres casados).


Con este tipo de titulares ha recogido la prensa generalista el comentario del Papa Francisco; en realidad, se "casan" los laicos (entre ellos), la Eucaristía ya la dan muchas veces laicos y monjas en las parroquias y cualquier laico puede bautizar en caso de emergencia

El Concilio Vaticano II situó al diaconado como un rango clerical y un grado del orden sacerdotal que colabora con el obispo en funciones litúrgicas, caritativas y de servicio de la Palabra, con capacidades como “administrar solemnemente el bautismo, reservar y distribuir la eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de la Iglesia, llevar el viático a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a los fieles, instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y oración de los fieles, administrar los sacramentales, presidir el rito de los funerales y sepultura”.

Al igual que los sacerdotes, en algunos países el diácono puede vestir clérguiman. Los diáconos permanentes no casados y los transicionales lo suelen hacer, pero no es frecuente que lo hagan los casados, para no confundir a los fieles. En algunas regiones, según las costumbres e idiomas, los diáconos pueden usar títulos clericales como "padre", "reverendo", o, en Aragón y las zonas de lengua catalana, "mosén".

¿A qué se dedicaban las antiguas diaconisas?
La Gran Enciclopedia Rialp de 1991 resume lo que se sabe de las diaconisas en la Iglesia antigua. No parece que fueran ordenadas (sí consagradas, como las monjas de nuestra época), no servían en el altar, en Occidente hubo muchas menos que en las Iglesias Orientales y estaban muy ligadas a hacer aquellas cosas que por pudor y decencia los hombres no podían hacer, como ungir con aceite los cuerpos de las mujeres que se bautizaban (el bautismo de adultos se hacía en desnudez o casi desnudez y por inmersión) o examinar cuerpos femeninos en litigios canónicos. También entraban en hogares femeninos, de viudas o chicas jóvenes, para impartir la catequesis o para servicios de caridad. Cuidar enfermas, lavarlas, etc... era una de sus funciones. La Encliclopedia lo recoge así:

»Les correspondía el cuidado de los enfermos y de los pobres de su sexo y, en caso de necesidad, visitarles a domicilio (fuente: Epifanio de Salamina, Panarion, 79,3). Estaban al cuidado de la entrada de las mujeres en la iglesia y debían velar por la buena compostura de las mismas en las asambleas (fuente: Constituciones Apostólicas del siglo IV; 2,58,6; 8,28,6).

»Actuaban en la preparación de las mujeres para el Bautismo (fuente: Vie d´Olympias la diaconesse, ed. Bousquet, 247) y ayudaban a los otros ministros en su administración, especialmente en aquellas funciones en que debe ser salvaguardado el pudor, como inmersión, unciones sobre el cuerpo, (Constituciones Apostólicas 3,16,2-4; 8,28,6; Epifanio, Panarion, 79,3; Exposito fidei, 20). Acompañaban a las mujeres que deseaban visitar al obispo o al diácono (Constituciones Apostólicas 2,26,2) y se encargaban, cuando era necesario, del examen corporal de las mujeres (cfr. Epifanio, Panarion, 79,3). En las iglesias siriacas no calcedonianas, sus funciones fueron más amplias aún, pero sin llegar nunca hasta el servicio del altar propiamente dicho.

»Los siglos IV y V pueden considerarse, en Oriente, como la edad de oro de las diaconisas. Entre las más célebres podemos citar a Santa Macrina, hermana de San Basilio y San Gregorio de Nisa, y a Santa Olimpia, colaboradora de San Juan Crisóstomo, la cual, habiéndose quedado viuda a los 18 años rechazó los más brillantes partidos para poder consagrarse al servicio de la Iglesia. En tiempos del emperador Justiniano, en el siglo V, había en Constantinopla 40 diaconisas, junto a 100 diáconos y 60 presbíteros (fuente: Novelas, 3,1,1,). Más tarde, al ser menos frecuente el bautismo de adultos, las diaconisas fueron disminuyendo en número e importancia hasta desaparecer por completo.


Icono moderno de Santa Olimpia de Constantinopla,
diaconisa, viuda aristócrata y colaboradora de
San Juan Crisóstomo
 (s.V)... nada que ver con
las diaconisas modernas protestantes

»En el Siglo XII había en Constantinopla, pero no realizaban ministerio alguno ni recibían la antigua consagración, quedando convertido el nombre en un mero título honorífico. Hacia la misma época, el rito de consagración de las diaconisas desaparece de los eucologios (libros litúrgicos). En Occidente, a mediados del s. V, los concilios se muestran desfavorables y prohíben su consagración".

Una laica del siglo XXI hace mucho más
En realidad, un religiosa e incluso una laica católica puede hacer hoy casi cualquier cosa de las que hacían las diaconisas antiguas e incluso mucho más, como repartir la comunión, proclamar el Evangelio o impartir catequesis y enseñanzas...

Además, puede fundar asociaciones y movimientos, organizar actividades educativas, misioneras o caritativas que impliquen a muchos miles de personas en gran cantidad de países y, en general, evangelizar de mil formas en el mundo de la cultura, la ciencia, la política, el arte, la comunicación, etc... Las 900 superioras reunidas en Roma en este encuentro gestionan de forma conjunta cientos o miles de escuelas, hospitales, dispensarios, asilos, orfanatos, etc... que atienden a millones de personas. Juan Pablo II, en Mulieris Dignitatem, agradecía "las manifestaciones del «genio» femenino aparecidas a lo largo de la historia" de la Iglesia.

Entonces, ¿qué sentido tiene hablar de "diaconisas" si no se necesitan para ungir con aceite el cuerpo desnudo de adultas recién bautizadas, rito que no se emplea hace muchos siglos?


Unas diaconisas anglicanas en Canadá... la Iglesia Anglicana en Canadá tenía 1,6 millones de miembros en 1961; ordenó su primera diaconisa en 1969; hoy tiene apenas medio millón de feligreses

El precedente anglicano: tener sacerdotisas y obispesas
El ejemplo de las iglesias anglicanas muestra que se trataría más bien de dar un paso hacia el sacerdocio y el episcopado. El concepto clave es lograr ser "ordenadas". Los anglicanos primero instauraron una "diaconía femenina" como un "ministerio laical". Luego, en 1988, pasaron a "ordenar" diáconos-mujer, que ya no eran laicas, sino clérigas (muchas de ellas casadas con pastores anglicanos o hijas de pastores). Esa decisión hirió el diálogo ecuménico con católicos, ortodoxos e iglesias orientales.

De ahí los anglicanos dedujeron que si se pueden ordenar diáconos-mujer también se puede ordenar a sacerdotes-mujer, cosa que hicieron en Inglaterra en 1994 (pero en 1977 en Nueva Zelanda). El tercer grado era ya ordenar obispesas, cosa que hicieron en 2014 en Inglaterra (pero en 1990 en Nueva Zelanda). Nada de esto logró atraer más fieles a las iglesias con sacerdotisas u obispesas, y en cambio dividió a los fieles anglicanos conservadores que no creían en la potestad femenina de una sacerdotisa para perdonar pecados o consagrar o del una obispesa para ordenar pastores.



El arzobispo anglicano Runcie en 1988, en la catedral de Canterbury,
con las quince primeras diaconisas anglicanas ordenadas


Francisco se remitió a Juan Pablo II
El Papa Francisco en el vuelo de regreso de Río de Janeiro el 29 de julio de 2013 dijo: “Sobre la participación de las mujeres en la Iglesia no nos podemos limitar a las mujeres monaguillo, a la presidenta de Cáritas, a la catequista… Tiene que haber algo más, hay que hacer una profunda teología de la mujer. En cuanto a la ordenación de las mujeres, la Iglesia ha hablado y dice no. Lo dijo Juan Pablo II, pero con una formulación definitiva. Esa puerta está cerrada. Pero sobre esto quiero decirles algo: la Virgen María era más importante que los apóstoles y que los obispos y que los diáconos y los sacerdotes. La mujer en la Iglesia es más importante que los obispos y que los curas. ¿Cómo? Esto es lo que debemos tratar de explicitar mejor. Creo que falta una explicitación teológica sobre esto”.

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