El Papa Francisco visitará Mongolia desde el 31 de agosto al 4 de septiembre, a invitación del presidente del país, Ukhnaagiin Khürelsükh, y de las autoridades eclesiásticas, encabezadas por el cardenal Giorgio Marengo, prefecto apostólico de la capital Ulán Bator.
Este viaje apostólico será el cuarto del año, tras los que cursó a la República del Congo y Sudán del Sur a finales de enero y principios de febrero y a Hungría a finales de abril, y su presencia en Portugal un mes antes, en la primera semana de agosto, en la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa.
La Oficina de Prensa de la Santa Sede anunció que en las próximas semanas se ofrecerán nuevos detalles así como el programa de su estancia. Mongolia es un país con una extensión superior a 1,5 millones de km2 y una población en torno a los 3,5 millones de personas, lo que ofrece una de las densidades demográficas más bajas del mundo.
Hace treinta años no había católicos
Solo hay un número aproximado de 1.500 católicos. La Iglesia es allí muy reciente. No se estableció hasta principios de los años 90, a petición del gobierno, que quiso establecer relaciones diplomáticas con la Santa Sede tras la disolución de la Unión Soviética, que había sido su protectora frente a China. Llegaron entonces tres misioneros de la Congregación del Inmaculado Corazón de María, que son hoy más de sesenta.
El cardenal Giorgio Marengo, misionero en Mongolia, es el más joven del colegio cardenalicio. En la imagen, junto a una imagen de la Virgen a la que consagró la Iglesia local la pasada fiesta de la Inmaculada.
Uno de ellos, misionero de la Consolata con muchos años ya de trabajo apostólico en Mongolia, es el purpurado más joven de la Iglesia: el cardenal Marengo cumplirá 49 años cuatro días antes de la llegada del Papa, quien le nombró en el consistorio de agosto de 2022.
Bajo la protección de la Virgen
Pese a sus reducidas dimensiones, la Iglesia en Mongolia "pobre" pero viva y activa, señalaba a ReL en 2019 el sacerdote español Francisco Javier Olivera, salmantino del Camino Neocatecumenal en misión ad gentes allí: "Son parroquias jóvenes en todos los aspectos, muchos jóvenes se van acercando". Entre ellos, candidatos al sacerdocio, que ya han dado lugar a dos ordenaciones. Hay nueve parroquias además de residencias de ancianos pobres, escuelas, orfanatos, y una clínica.
A pesar del crecimiento, no se producen tantos bautismos como desearían los misioneros. Mongolia es un país de fuerte tradición chamánica y el cardenal Marengo, quien además es exorcista, es buen conocedor de los vínculos entre del chamanismo y el satanismo. Lo cual ha servido también para el acercamiento de los mongoles a la Iglesia, pues, como él mismo ha contado en alguna ocasión, en ocasiones ha habido no cristianos que se han acercado a los misioneros para pedirles que les libren del demonio.
En diciembre pasado la Iglesia en Mongolia quedó además bajo la protección especial de la Virgen María en la figura de una imagen de la Inmaculada encontrada en un vertedero por una mujer pobre, no cristiana, que revolvía entre la basura, y que la llevó a las religiosas de la Madre Teresa, con quienes tenía alguna relación. El cardenal Marengo lo consideró un signo providencial y el pasado 8 de diciembre consagró la Iglesia local a Nuestra Señora.
La visita del Papa a una comunidad tan pequeña será el siguiente gran impulso para los católicos mongoles.