La naturalidad al poder
El cardenal que dejó sorprendido a todos al llegar en bicicleta al pre-Cónclave
Desde el lunes 4 de marzo decenas de periodistas se agolparon a la entrada del Vaticano que da al Aula Pablo VI, donde se encuentra el Aula del Sínodo. La razón era comprensible: dado que empezaban las congregaciones generales de los cardenales, el pre-Cónclave, todos los príncipes de la Iglesia debían pasar por ahí. La sola idea de arrancar una declaración -o alguna indiscreción- de alguno de los cardenales era el sueño acariciado.
La mayoría de los cardenales llegó en coche, los obispos estadounidenses en un pequeño autobús del Pontificio Colegio Norteamericano, otros más a pie. Nadie esperaba otro medio de transporte. La sorpresa la dio el arzobispo de Lyon, Francia, Cardenal Philippe Barbarin, quien el miércoles 6 de marzo casi pasa desapercibido. Y es que ninguno esperaba verlo llegar en bicicleta.
Al principio se pensó en una broma más: un día antes un falso «obispo» había tratado de colarse con el Card. Velasio De Paolis a una de las congregaciones generales, por lo que ver a un hombre de negro, con boina y una mochila a las espaldas (donde guardaba la sotana episcopal), montado en una bici y con la clara intención de cruzar la frontera del Vaticano dejó sorprendidos incluso a los Guardias Suizos. Pero no era una broma: el hombre que montaba la bicicleta era un sucesor de los apóstoles, un cardenal con ya un Cónclave de experiencia, pues el Card. Barbarin participó en el de 2005, el que eligió a Benedicto XVI.
Pronto los periodistas advirtieron que aquel ciclista no era cualquier ciclista. Y aunque trataron de arrancar declaraciones, el arzobispo de Lyon, uno de los obispos que se manifestaron por la familia en París el mes de enero de 2013, supo guardar el silencio y la compostura. Y en los días sucesivos continúo utilizando el mismo medio de transporte para llegar y regresar a su casa temporal en Roma. Curiosamente, las fotos más bien poco usuales de un cardenal en bici apenas si han recibido atención mediática. Quizá porque muestran la sencillez de un hombre que podría ser Papa. Y no vaya a ser que la prensa contribuya a mostrar que, pese a mucho, los cardenales son hombres normales y que siguen existiendo «papables» con un alto sentido de la naturalidad.
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