Dani Rovira, famoso por la comedia Ocho apellidos vascos, que se describe como "cómico, actor, improvisador, activista y animalista", ha "improvisado" el 27 de junio un tuit bastante absurdo para expresar su apoyo al aborto.
"No se puede abusar, pisotear ni explotar a quien no nace", ha escrito.
Muchas personas le han respondido expresando su decepción por su militancia abortista, pero más de 11.000 se expresaron con un "me gusta" en apenas dos días.
Por supuesto, la frase de Dani Rovira se puede refutar al menos de tres formas:
- la cirugía prenatal ayuda a muchos bebés incluso antes de nacer: operados aún en el vientre de su madre, nacen más sanos; incluso si, por complicaciones, algún bebé no llegó a nacer, la cirugía le ayudó en lo que pudo; de igual forma, una persona (o cualquier animal, de hecho) puede ser perjudicado si se le mutila o envenena aún en el seno materno, y después de nacer puede arrastrar esas complicaciones toda la vida. Dañándolo así, se abusa de alguien antes de nacer.
- los famosos vídeos de David Daleiden demostraron gracias a su cámara oculta y lo que decían los mismos abortistas que la patronal abortista Planned Parenthood compraba y vendía partes de bebés abortados; así, esa empresa abusaba y explotaba económicamente los cuerpos de bebés que no llegaron a nacer porque sus médicos los abortaban. Esa práctica con miles de bebés troceados y revendidos por partes demuestra que es falso que "no se pueda abusar, pisotear ni explotar a quien no nace".
(Pueden verse los vídeos buscando "Daleiden vídeos español" en YouTube, o en este recopilatorio de ReligionEnLibertad).
- hay miles de personas en el mundo que son "supervivientes del aborto"; intentaron abortarlos, pero nacieron, muchos con discapacidades. A veces no saben que sus discapacidades se deben a que un médico trató de matarlos con venenos o raspándolos del útero, porque sus padres no se lo han dicho. Antes de nacer, ya fueron pisoteados y explotados, y arrastran las secuelas. Muchos son ejemplo admirable de perdón y superación.
En Estados Unidos existe desde hace años la Abortion Survivors Network (ASN, Red de Sobrevivientes al Aborto). Calculan que en ese país viven unas 45.000 personas que sobrevivieron a procedimientos abortivos mientras estaban en el vientre materno. La asociación tiene más de 300 socios.
Señalan que sólo entre 2012 y 2018 contactaron con 260 supervivientes o parientes de ellos. "Es solo la punta del iceberg, porque muchos no comparten sus historias con nadie o, incluso, muy probablemente ni siquiera conocen que sobrevivieron, pues se les ha mantenido en secreto”, explican.
De izquierda a derecha: Gianna Jessen, Claire Culwell y Carrie Fischer, supervivientes del aborto que han contado en tribunales como sobrevivieron, sus secuelas y sus sentimientos respecto al aborto con el que intentaron matarlas.
El caso de Carrie Fischer: las secuelas de que intentaran abortarla
Contra lo que dice el improvisador humorista, Carrie Yvette Fischer explica que ella sí fue abusada y explotada antes de nacer, y aún arrastra las consecuencias. En 1968 su madre trató de abortarla, el médico le inyectó el veneno y le dijo que estaba hecho. Tiempo después, la mujer se dio cuenta de que el feto seguía vivo, pero la mujer se arrepintió de haber intentado matarlo.
Nació Carrie en junio de 1969 con complicaciones por el veneno del aborto: "Tengo una parálisis facial, estoy sorda de un oído y apenas oigo del otro, y padezco además problemas de la vista", explica.
Su cara semiparalizada no es agradable de ver, pero es el rostro de una superviviente del aborto y una luchadora por la vida. Perdonó a su madre, son buenas amigas y es una conferenciante y activista en defensa de la vida y los discapacitados.
Gianna Jessen: sobrevivió a la inyección y cuenta su historia
A la madre de Gianna Jessen en 1977 le aplicaron una inyección salina para hacerla abortar y le dijeron que en 24 horas el feto, de siete meses ya, moriría. Pero a las 18 horas se produjeron contracciones y salió ella, Gianna, diminuta y debilísima. Pasó 3 meses en una incubadora y se le diagnosticó parálisis cerebral: era consecuencia del intento de aborto.
Una madre adoptiva provisional le dio todo su apoyo y para asombro de todos a los 3 años y medio conseguía caminar con un andador y aparatos ortopédicos. Ha recorrido el mundo hablando a favor de la vida y de las víctimas del aborto, denunciando especialmente las leyes que permiten desatender (o directamente matar) a los bebés que nacen vivos del aborto.
"Mira las ecografías", le dice a muchos. "En ellas ves a un niño que baila en el vientre de su madre y cuando tiene tres semanas ya puedes oír el latido de su corazón. No he entendido nunca porqué no hay otro momento de la vida humana en el que, cuando oyes el latido del corazón, lo niegas o lo ignoras. Pero según la lógica del aborto se puede llegar a decir que un corazón que late es algo irrelevante". Su historia inspiró la película de 2011 "October Baby".
Melissa Ohden: llamada a reunir a los supervivientes
En 1977 Melissa Ohden llevaba 7 meses de vida intrauterina cuando intentaron eliminarla con una inyección salina. Pero salió viva. No le prestaron atención y la echaron al cubo de la basura. Pero allí los pulmones de la niña se abrieron y comenzó a llorar. La naturaleza ha dado cierto poder al llanto de los bebés. Una enfermera lo oyó y los médicos que habían intentado matarla decidieron cuidarla, al menos, los básico para salvar su vida.
La familia de su madre, en secreto, la dio en adopción. Ohden descubrió la verdad sobre su nacimiento cuando tenía 14 años: había sido abortada, echada a la basura...
Fundó años después la Red de Sobrevivientes de Aborto, con unos 300 miembros. Busca y publica cifras sobre este fenómeno. ¿Cuántos bebés logran sobrevivir al aborto y son abandonados o eliminados? Según datos de los CDC de EEUU que ella difunde, 143 bebés entre 2013 y 2014 nacieron vivos del aborto, pero murieron después. Abusados, pisoteados y explotados antes de nacer... y abandonados a continuación.
Cuando el aborto no logra matar al bebé en España
Esto no se da sólo en Estados Unidos. En la revista Alfa y Omega un pediatra internista contaba un caso espantoso que se da de vez en cuando en los hospitales españoles que realizan abortos: el niño nace aún vivo... y llaman a los pediatras de otra planta para que cuiden (a menudo sólo pueden ser cuidados paliativos) al pequeño ser humano que intentaban matar.
"Voy a contar los hechos tal y como los viví como residente de Pediatría en un hospital público. Sucedió durante la tarde de una guardia. Nos dirigíamos a la planta de maternidad porque nos había llamado una matrona que estaba atendiendo una ILE (interrupción legal del embarazo) porque el feto «había salido» presentando latido cardíaco y signos de incomodidad, para ver si podíamos sedarlo y que no sufriera", explica el internista.
"Nos dirigieron al lugar donde habían llevado al feto: un pequeño habitáculo junto al control de enfermería, donde se ubicaba la máquina limpiadora de orinales. Junto al lavabo había una sábana verde de quirófano, arrugada. Al desplegarla, encontramos a un prematuro de 19 semanas con nariz ancha y aplastada en un rostro plano; se podía ver hasta el esbozo de las uñas. Al auscultarlo todavía tenía un lento y débil latido cardíaco (en la reanimación neonatal menos de 60 latidos por minuto se considera parada cardíaca). Ya no presentaba esfuerzo respiratorio, pues lo habitual es que estos signos vitales tras la provocación del parto duren escasos minutos. Cuando preguntamos a la enfermera, nos comentó que tenía síndrome de Down. Lo habían llevado ahí porque la madre había dicho que no quería verlo en ningún momento", explica.
"Me despedí de la pequeña criatura que acabaría en el lugar donde acaban todos aquellos malformados a los que se cura: en el cubo de desechos orgánicos. Me preguntaba si alguno de los demás presentes también se estaba despidiendo de él, ya que no se había despedido ni su madre, y que el único roce humano que había encontrado en toda su existencia era con guante de por medio", detalla.
"Me resulta llamativo e incongruente que se llame a los pediatras para quitar los signos de disconfort a un feto al que tú mismo le has provocado el parto para finalizar su vida. Mi explicación es que a cualquiera le impresiona ver un cuerpo con forma de niño, que se mueve como un niño y que es expulsado por el canal del parto de una embarazada", añade el médico.
Así, este testimonio muestra que se puede "abusar, pisotear y explotar" a quien no nace, sino que se le expulsa para abandonarle a la muerte.
Y se demuestra que Dani Rovira improvisa sin pensar en lo que sucede de verdad en el aborto.