Sobrevivió a su aborto con graves deformidades faciales: hoy su madre es una de sus mejores amigas
El pasado mes de marzo, Carrie Fisher acudió a la Cámara de Representantes de Texas para testificar ante la comisión que estudia una ley que obligaría a los médicos a prestar atención sanitaria a los bebés supervivientes de aborto. Como ella.
Carrie iba a intervenir junto a Claire Culwell y a la superviviente de aborto más célebre por su impactante testimonio, Gianna Jessen. Pero no pudieron declarar porque los demócratas boicotearon la sesión ausentándose para que no hubiese quórum, en una maniobra insólita porque se trataba solamente de escuchar a personas que han padecido y padecen graves problemas físicos como consecuencia de los abortos fallidos que sufrieron.
De izquierda a derecha, Gianna Jessen, Claire Culwell y Carrie Fischer esperan a declarar a pesar del boicot demócrata. Foto: Dallas News.
Recientemente Carrie, que vivía en Houston, se ha trasladado a vivir a Colorado, y ante las dificultades para encontrar trabajo, no ha dudado en exponer su caso en Facebook: "Soy una mujer discapacitada de 50 años que quiere trabajar, pero a quien cuesta ser contratada por su apariencia", explicaba. Y pedía: "Por favor, no os riáis de mí con emoticones. Yo no pedí nacer así. No conocéis mi historia".
Precisamente para darla a conocer, concedió una entrevista en febrero que se viralizó, y donde explicaba lo que ahora ha compartido de nuevo: "Hace cincuenta años mi madre me abortó. Ella pensó que había salido bien. Pero meses después descubrió que seguía embarazada". Cuando nació, descubrieron que el procedimiento abortivo le había causado graves lesiones: parálisis y deformaciones faciales, y sordera en un oído.
En muchas ocasiones fue objeto de burla y pensó que nunca se casaría, y de hecho no tuvo ninguna cita romántica hasta los 42 años. Luego conoció a Richard y a los tres meses se casaron. "Ella lo lleva muy bien", cuenta su marido, "lo que prueba su fe y su carácter".
Carrie, junto a su madre en un vídeo donde relató sus duros orígenes.
Carrie es cristiana y ha perdonado a su madre, a quien considera hoy una de sus mejores amigas, y de hecho han aparecido juntas en otras ocasiones en las que dio testimonio.
En Estados Unidos funciona una red que pone en relación a supervivientes del aborto, y de la que forman parte 260 personas hasta el momento.