La prensa internacional se hizo amplio eco del comentario que el Papa Francisco hizo a puerta cerrada con 200 obispos italianos hace unos días, el 20 de mayo, cuando preguntado por la admisión de homosexuales al seminario se mostró en contra diciendo: "Hay demasiada frociaggine [mariconería o mariconeo] en los seminarios". La palabra 'frociaggine' es una palabra grosera de jerga italiana, cuyos matices probablemente el Papa no conocía (su lengua nativa es el español, aunque en su infancia en su casa se hablaba dialecto piamontés, bastante distinto al italiano).
Un digital publicó el comentario que se hizo a puerta cerrada y toda la prensa se lanzó sobre él. Los titulares internacionales y las tertulias de radio y televisión proclamaron que el Papa había dicho "un insulto homofóbico", "un traspié homófobo", un "comentario homófobo", etc... Varios medios contrastaron con obispos italianos presentes en el lugar que efectivamente se usó la palabra.
Este martes el responsable de la Sala de Prensa Vaticana, Matteo Bruni, declaró a los vaticanistas acreditados que le pedían declaraciones que el Papa "está al tanto de los artículos publicados recientemente sobre una conversación, a puerta cerrada, con los obispos de la CEI". Añadió que "el Papa nunca tuvo la intención de ofender o expresarse en términos homofóbicos, y pide disculpas a quienes se sintieron ofendidos por el uso de un término denunciado por otros".
Como resultado, la prensa mundial publica en la tarde del martes que "el Papa pide perdón por sus comentarios homófobos" o "el Papa pide perdón por sus palabras sobre el mariconeo en los seminarios".
En el diario Avvenire recuerdan que respecto a las personas con inclinaciones homosexuales que creen ser llamadas al sacerdocio, una instrucción del Dicasterio del Clero de 2005, al poco de empezar el pontificado de Benedicto XVI establece: "La Iglesia, respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir en el seminario y en las órdenes sagradas a quienes practican la homosexualidad, tienen tendencias homosexuales profundamente arraigadas o apoyan la llamada cultura gay".
Avvenire recuerda que en 2018, el entonces cardenal presidente de los obispos italianos, Gualtiero Bassetti, dejó claro que estaba en contra de cambiar esta norma y no quería facilitar el acceso al ministerio sacerdotal a homosexuales, basándose en su larga experiencia como educador en el seminario. Bassetti se apoyó también en la petición del Papa Francisco de elegir cuidadosamente a los candidatos.
Sobre el daño de los grupos homosexuales activos y organizados dentro de seminarios es recomendable leer el libro Goodbye Good Men, del periodista Michael S. Rose, de 2002, con su capítulo "La subcultura gay: cómo las políticas homosexuales discriminan contra seminaristas saludables y heterosexuales".
El mismo Papa Francisco en 2013 en su vuelo de vuelta de la JMJ de Brasil dijo: "Se debe distinguir entre el hecho de ser gay del hecho de hacer lobby, porque ningún lobby es bueno. El problema no es tener esta tendencia. El problema es hacer un lobby".
Un lobby gay pide al Papa ser más claro
Mientras tanto, en New Ways Ministry, el mayor y mejor financiado lobby LGTB que hace presión para implantar la cultura gay en la Iglesia Católica, la petición de perdón del Papa ha sido acogida con alivio. "El Vaticano se disculpó en nombre del Papa por el daño que habían causado sus palabras, y Francisco enfatizó nuevamente que la Iglesia debe ser para todos", declaró este lobby LGTB.
El Papa dijo en 2013: "se debe distinguir entre el hecho de ser gay del hecho de hacer lobby. New Ways Ministry es un bien financiado lobby de activismo LGTB especializado en hacer presión en la Iglesia Católica.
Francis DeBernardo, un portavoz y director ejecutivo de New Ways, afirmó que su grupo "acoge con agrado la disculpa del Papa Francisco por usar una palabra despectiva sobre las personas homosexuales" (en realidad, "mariconeo" o "mariconería" haría alusión más bien a una actividad, quizá no muy bien definida, que a unas personas). "Su disculpa es un modelo para todos los líderes católicos que continúan usando lenguaje e ideas que ofenden a las personas LGBTQ+, incluso sin saberlo", añade el activista, sin distinguir entre personas y actividades y asegurando así que hay "ideas que ofenden".
Después, el activista admite: "Estamos decepcionados de que el Papa no haya aclarado específicamente qué quiso decir con prohibir a los hombres homosexuales el sacerdocio. Sin una aclaración, sus palabras se interpretarán como una prohibición total de aceptar a cualquier hombre gay en un seminario. Le pedimos al Papa Francisco, quien una vez dijo sobre los sacerdotes homosexuales: "¿Quién soy yo para juzgar?", que proporcione una declaración más clara sobre sus puntos de vista sobre los sacerdotes homosexuales".
"Al expresar la opinión de que los hombres homosexuales no deberían ser sacerdotes, ¿usó la palabra “gay” para identificar su orientación sexual o una presunción de que estos hombres son sexualmente activos, lo cual es una comprensión común de algunas personas, especialmente de su generación? El Papa Francisco no siempre ha sido claro en sus comentarios sobre las personas LGBTQ+. Esperamos que este incidente lo anime a aprender más sobre el lenguaje que usa y a tener más cuidado porque el mal uso puede ser peligrosamente dañino", insiste el portavoz de este lobby.
La respuesta a lo que pide DeBernardo -y sin duda él lo sabe- está en la norma de 2005 que establece que "no se puede admitir en el seminario y en las órdenes sagradas" a 3 tipos de personas:
- los que "practican la homosexualidad",
- los que "tienen tendencias homosexuales profundamente arraigadas";
- y los que "apoyan la llamada cultura gay".
Lea más en nuestra sección Homosexualidad e Iglesia.