El caso de la florista cristiana Barronelle Stutzman ha llegado a su fin este 18 de noviembre, tras 8 años de batalla legal defendiendo coherentemente su derecho a no prestar sus servicios en uniones homosexuales.
Como contamos en Religión en Libertad al comienzo del caso, la lucha de Barronelle para poder vivir la fe en su trabajo comenzó en 2013, cuando se negó a realizar un encargo floral para la unión de un cliente y conocido homosexual, Rob Ingersoll.
Como cristiana, explicó, participar laboralmente en esa unión violentaría su fe y su conciencia. Stutzman recomendó otros establecimientos a su cliente y se negó a atender el pedido.
El "matrimonio" gay: "Una línea que no podía cruzar"
“Siempre me gustó venderle ramos de flores”, explicó la florista mediante una carta este 18 de noviembre. Sin embargo, celebrar su unión con otro hombre “era una línea que no podía cruzar, ni si quiera por la larga amistad”.
Por ello, cobra aún más valor la coherencia mostrada por Stutzman durante estos 8 años, em los que no ha comprometido en ningún momento su conciencia ni ha obrado contrariamente a su fe, confiesa en su carta.
En multitud de ocasiones, Stutzman afirmó que su dilema no era con las personas, a quienes respeta, sino con las ceremonias homosexuales.
Este argumento, sin embargo, no logró frenar los intentos de los demandantes para arruinar a la anciana reclamándole hasta 2 millones de dólares.
“No estoy pidiendo nada que nuestra Constitución no me prometa a mí y al resto de estadounidenses”, respondió la anciana florista a la amenaza en 2017: “El derecho a crear libremente y de vivir mi fe sin miedo al castigo o la interferencia del gobierno”.
La fe y la coherencia, por encima de su empleo y ahorros
Durante los siguientes 4 años y hasta hoy se ha mantenido incólumne. “Soy cristiana y creo que la Biblia es la Palabra de Dios”, afirmó Stutzman en su misiva.
“Esa Palabra deja claro que Dios ama tanto a todas las personas que envió a Su Hijo a morir en su lugar. Y también enseña que Él diseñó el matrimonio para que fuera solo la unión de un hombre y una mujer”.
Por ello, concluyó, “no podía emplear los talentos artísticos que Dios mismo me dio y usarlos para contradecir y deshonrar Su Palabra”.
Anciana y tras 8 años de una encarnizada lucha legal, Stutzman ha decidido retirarse del negocio tras llegar a un acuerdo con los demandantes por el que pagará 5.000 dólares, poniendo punto final al caso.
“A los 77 años, es hora de jubilarse”, concluye la florista, asegurándose de que su postura quede clara ante la opinión pública.
“Este acuerdo es el final de un largo caso judicial, no un cambio de opinión o una renuncia a las creencias de Barronelle”, afirmó Kristen Wagoner, consejera general de Alliance Defending Freedom, defensa de Stutzman.
Puedes conocer en este vídeo el caso detallado de la florista Barronelle Stutzman, que concluyó este 2021 tras 8 años de batalla legal.