El pasado 12 de noviembre el Tribunal Superior de Australia, la más alta instancia judicial del país, admitió a trámite la petición del cardenal George Pell para revisar el juicio por el que cumple una condena de seis años de cárcel por abusos sexuales contra dos menores en la década de 1990, poco después de haber sido nombrado arzobispo de Melbourne.
En un primer momento fue condenado por un jurado popular cuando este caso tenía una gran trascendencia en los medios y se había ideologizado. Posteriormente en el Tribunal de Apelaciones uno de los tres magistrados discrepó con la sentencia y puso en duda el testimonio de la víctima.
Mientras se espera una fecha para la revisión del juicio a Pell son cada vez más las voces que denuncian las incongruencias del caso y la imposibilidad de que los abusos se hubieran podido producir en las circunstancias según las cuales el purpurado ha sido declarado culpable.
Un documental con información clarificadora
Uno de los últimos en poner de manifiesto que Pell sería inocente es un documental emitido el pasado mes de noviembre en Sky Australia, una televisión generalista con alcance en todo el país.
El periodista Andrew Bolt ha hecho el recorrido en el mismo tiempo (5 minutos) en el que supuestamente Pell habría realizado la procesión tras la misa y abusado posteriormente en la sacristía de los dos menores.
El responsable es el periodista Andrew Bolt y en él ha analizado pormenorizadamente el caso yendo incluso a la catedral de Melbourne para una reconstrucción del tiempo, 5 minutos, en el que según los jueces Pell habría abusado de los menores tras la misa. Su conclusión es que los hechos tal y como se relataron ante el juez son imposibles de que sucedieran.
Este periodista asegura que por un lado “Pell fue acusado de abusar sexualmente de un menor de trece años y de otro menor también de trece años con la puerta abierta en una sacristía normalmente llena después de la misa”.
En segundo lugar, Bolt afirma esto “es aún más increíble, porque según la acusación esto se hizo a pesar de que otras personas han testificado que era su deber no dejarlo nunca solo hasta que dejara el templo”.
Un recorrido que desmonta la acusación
Bolt explica que, según los dos jueces del tribunal que condenaron a Pell (el tercero, más experto en causas penales, votó en contra), los supuestos hechos tuvieron lugar en los cinco o seis minutos de oración privada posteriores a la misa en la catedral. Y lo más llamativo del reportaje es la reconstrucción que el periodista hizo en el mismo lugar de los hechos.
En este mapa de la catedral emitido en el documental con los movimientos de Pell y de los niños, tal y como aseguran los jueces que se produjeron.
En la línea roja de la imagen que facilita el documental se indica el recorrido que siguió la procesión de salida al abandonar el templo y rodearlo para ir hasta la sacristía. Al llegar a la parte de atrás, en naranja se ve el recorrido de los chicos hasta la sacristía donde se supone que fueron abusados, y en verde el recorrido que hicieron Pell y el resto de participantes en la celebración.
"¿Pueden ustedes ver la imposibilidad?", dice Bolt: "Cuando los chicos se supone que abandonaron la procesión, el resto de participantes estaban a ocho metros de la sacristía. Tuvieron que llegar a la habitación antes que los dos chicos que venían por el otro lado. Tuvo que ser así".
Según el relato del periodista, los chicos no llegaron a una sacristía vacía, donde Pell les habría sorprendido robando un poco de vino de misa, para inmediatamente, estando revestido para la celebración abusar de ellos en un entorno de una misa concluida y de una procesión de salida recién disuelta, y en una catedral a la que acababa de llegar como obispo y aún no conocía bien.
"Cero posibilidades"
"Hay cero posibilidades de que Pell se encontrase la sacristía libre en los cinco minutos en los que los jueces coincidieron que tuvo para abusar de los chicos", afirma Bolt.
"Pero hay una segunda imposibilidad aquí", insiste el periodista de Sky News. Personalmente, Bolt hizo el recorrido que tuvo que hacer Pell a la conclusión de la misa, y midió el tiempo que se tarda en llegar hasta la parte de atrás de la catedral. En el vídeo se ve a partir del minuto 7:34.
Se tarda un minuto en llegar desde el coro hasta la puerta de entrada de la catedral. Luego se tardan dos minutos y medio (que es lo que Bolt cronometra) en llegar desde la puerta de entrada de la catedral hasta la entrada de atrás, rodeando toda la catedral lateralmente. Fue en ese punto donde los chicos del coro se habrían separado del resto para dirigirse, por el camino señalado en amarillo, hasta la sacristía.
Son por tanto uno más dos y medio, "tres minutos y medio que se han ido" de los cinco en los que el abuso supuestamente tuvo lugar. "Me llevó otro medio minuto hacer el recorrido que supuestamente dicen los chicos que hicieron para rodear la parte de atrás, volver a entrar en la catedral y llegar hasta la sacristía por dentro". Una vez en la sacristía, "tuvo que llevarles al menos un minuto hacer lo que el acusador dice que Pell les encontró haciendo: revolver hasta encontrar un poco de vino de misa en un armario, abrirlo y beber cada uno un par de tragos".
"No queda tiempo para ningún ataque"
"Entonces, y solo entonces, Pell habría llegado y habría abusado de ellos", concluye Bolt.
Por tanto, según la reconstrucción de Sky News, de los cinco minutos posteriores a la finalización de la misa en los que, según dos de los tres jueces, tuvieron lugar los hechos, 1 se fue en salir de la catedral, 2,5 en bordearla hasta la entrada trasera, 0,5 en desandar los chicos parte del recorrido para ir a la sacristía desde dentro, y 1 en cometer la travesura en la que Pell les habría sorprendido. "No queda tiempo para ningún ataque", concluye Bolt.
El periodista concluye lamentando la extensión de su comentario, y afirmando que Sky News paga un precio por defender a Pell (satanizado por los medios sistémicos australianos desde mucho antes de las acusaciones), pero "la justicia tiene que importarle a alguien en este país, y protestaremos cada vez que un hombre o una mujer estén encarcelados por un delito que no pudieron haber cometido. Si eso nos cuesta... es duro, pero piensen en el cardenal Pell, encerrado y deshonrado en esa celda. Y recuerden: si alguna vez usted se ve injustamente acusado o condenado, alégrese de que estemos aquí para defenderle a usted también contra las turbas. ¡Ojalá el Tribunal Supremo remedie este escándalo!".