No todo en la Iglesia alemana es un "camino sinodal" hacia el abismo de unos obispos y sacerdotes que, en palabras del propio cardenal Gerhard Müller, temen la doctrina "como el diablo el agua bendita" y, jugando con la herejía y el cisma, han provocado el reproche incluso de un pastor luterano.
También hay católicos fieles que mantienen la fidelidad al depósito de la fe y luchan por contrarrestar la preponderancia burocrática y mediática de la facción protestantizada. Es el caso de Clara Sophie Steinbrecher, a quien entrevista Giulia Tanei en Il Timone. El mensual italiano de apologética hace la analogía, por lo santo y heroico del esfuerzo, con Juana de Arco, "la doncella de Orleáns".
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Clara, la doncella de Baviera
Alemania es, hoy en día, lo que podríamos definir "la avanzadilla territorial" de las ideas más progresistas en materia de fe, cuestionando toda una serie de temáticas que hunden sus raíces en el Magisterio de la Iglesia: desde la cuestión del sacerdocio femenino a la del celibato sacerdotal, pasando por una posición de apertura a las demandas LGBT. Todas ellas temáticas que encuentran espacio de debate -con polémicas y contraposiciones encendidas- también en el ámbito del camino sinodal actualmente en marcha.
Ante esta situación, que en realidad supera las fronteras alemanas y corre el riesgo de trastornar a toda la Iglesia católica, hay quien intenta poner un límite en nombre de la fidelidad a la Santa Romana Iglesia. Es el caso de la iniciativa María 1.0, guiada por la joven y aguerrida Clara Sophie Steinbrecher.
-Clara, hablemos primero de su historia personal. ¿Siempre ha tenido una vida de fe?
-Sí. He tenido la gran suerte de crecer en una familia creyente. Para mis padres la fe era, y sigue siendo, algo muy importante que han querido transmitirnos a mi hermana y a mí.
-¿Ha tenido algún encuentro, o ha habido alguna figura, que haya influido en usted de manera particular en su camino de fe en comunión con la Iglesia de Roma?
-A lo largo de mi vida he tenido la oportunidad de conocer distintas comunidades. Algunas subrayan de manera especial la alabanza a Dios y la expresan con cantos modernos; otras celebran la forma extraordinaria de la Santa Misa, llevando así al creyente a la rica tradición de la Iglesia. De este modo, he podido conocer la hermosa y amplia gama de formas de religiosidad que hay dentro de la Iglesia católica.
»El acontecimiento en el que pude constatar de manera más evidente la unidad de la Iglesia católica fue la única Jornada Mundial de la Juventud en la que pude participar, la JMJ de 2016 en Cracovia: allí, creyentes de todo el mundo estaban unidos a través de la Iglesia católica en la fe en Jesucristo. Fue una experiencia increíble.
-Joven esposa de 23 años, usted guía la iniciativa María 1.0 desde principios de mayo. ¿Qué le empujó a hacerlo, a aceptar este papel?
-La fundadora de nuestra iniciativa, que surgió como respuesta a María 2.0, es Johanna Stöhr, una joven profesora de Baviera. Otras jóvenes a las que les importa la fe católica se unieron rápidamente. Yo soy una de ellas. Al tener tres hijos pequeños, la señora Stöhr tuvo que renunciar a su papel de presidenta para que la iniciativa pudiera seguir creciendo.
Además de consagrar su tiempo a María 1.0, Clara Steinbrecher estudia Matemáticas y Psicología. Foto: Il Timone.
»El objetivo es hacer que la iniciativa crezca y se refuerce, utilizando su potencial para ser escuchada más allá de la Iglesia católica. Por carácter, soy una persona que, o hace algo dedicándose por entero, o no hace nada. Por tanto, cuando Johanna me pidió que pensara en una posible sucesión, lo tuve claro: voy a hacerlo. Y lo haré de corazón. Después de pensar en cómo me podía implicar en la Iglesia y rezar a Dios para que hiciera de mí su instrumento, acepté con placer esta tarea.
-¿Podría explicar brevemente al público italiano cuál es el fin último por el que lucha María 1.0?
-Alemania está modelada, al menos en su mitad, por la Reforma luterana. Y la Iglesia católica alemana a veces actúa como si fuera una ONG, para la cual los proyectos sociales son más importantes que la evangelización. El número de personas que participan en la misa dominical ha disminuido a lo largo de los años. En la mayor parte de las parroquias el sacramento de la confesión ha sido totalmente abandonado, y son numerosos los sacerdotes que no son reconocidos como tales a causa de su vestimenta civil.
»En resumen, en nuestro país el católico parece que se está autodestruyendo alimentado por iniciativas como María 2.0, abiertamente en ruptura con el magisterio. Nosotros luchamos por la unidad con Roma y con el Santo Padre. A diferencia de María 2.0, apoyamos las enseñanzas católicas y pensamos que no deben ni pueden cambiarse.
Por otra parte, tiene que haber nuevos inicios en el anuncio de la fe. Nosotros, María 1.0, somos portavoces de los católicos pertenecientes a diferentes corrientes de espiritualidad, pero que están unidos por la enseñanza universal de la Iglesia.
-¿Quién forma parte de la iniciativa María 1.0? ¿Sabe usted cuántos son en total?
-Somos una asociación de católicos precedentes de Alemania, Austria y Suiza. En el equipo principal hay, sobre todo, mujeres jóvenes, pero también hay algunos hombres, para un total de unos 40 miembros.
»Son muchas las personas que sostienen nuestra causa, de forma directa o en la distancia. Solo en Alemania, contamos con 4.000 personas que nos apoyan de manera concreta, poniendo a nuestra disposición sus nombres. También hay un gran número de creyentes que nos apoya de manera anónima, puesto que no es fácil defender la verdad de Jesucristo en nuestro país; muchos responsables de la Iglesia y teólogos temen por su empleo si afirman los argumentos clásicos del Magisterio.
-Maria 2.0 goza de gran apoyo, también a nivel mediático. ¿Cómo les acogen a ustedes los medios de comunicación y las personas? ¿Y a qué apunta María 1.0 para hacer valer su posición?
-Nuestro objetivo declarado es el de estar cada vez más presentes en todos los posibles canales multimedia. Empezando por los medios de comunicación católicos, en los que cada vez se nos escucha más; sin embargo, queremos dar el gran salto a los medios de comunicación laicos. Estamos firmemente convencidos de que hay muchas personas que, de manera general, están de acuerdo con los valores y las convenciones fundamentales de la fe católica, pero que ya no son capaces de descubrir la verdad y la belleza de la Iglesia que hay detrás de la fachada, visible e invisible, de las adversidades y los pecados. Queremos abrirles una perspectiva: la Iglesia de Jesucristo está formada por pecadores, lo que ha sido evidente durante la crisis de los abusos. Sin embargo, los delitos de algunos eclesiásticos no deben oscurecer la verdad, que queremos testimoniar de varias maneras.
»Estamos especialmente agradecidos a un gran número de personas que, de forma silenciosa, nos apoyan con la oración para que nuestra causa tenga éxito.
»Es sorprendente la gran cantidad de jóvenes que se unen a nuestra iniciativa María 1.0, para la cual la mística, la fe, la tradición, la Santa Misa, la Madre de Dios y, naturalmente, la Buena Nueva de Jesucristo, son más importantes que las reformas estructurales en la política de la Iglesia y que, fuera del ámbito de lengua alemana, en la Iglesia mundial, difícilmente suscitan interés.
-Actualmente se habla mucho de diálogo. En su opinión, ¿siempre es justo y posible?
-Evidentemente, hay que dialogar. Esto vale para nuestra iniciativa, como también para nuestros sacerdotes y obispos, que son pastores de todos los católicos, incluidos los críticos. Sin embargo, al final hay que pronunciar una palabra definitiva. Los obispos y sacerdotes deben permanecer firmes en la defensa de la fe católica. Querer derribar y superar los "campos culturales" es un objetivo noble, pero antes hay que establecer lo siguiente: dentro de la Iglesia católica seguramente hay un espacio, por ejemplo, para las distintas formas de espiritualidad, pero al mismo tiempo la Iglesia católica ha aclarado en los distintos concilios qué es católico y qué no lo es.
»A este respecto, debemos constatar que los grupos que piden, por ejemplo, la consagración de las mujeres o la bendición de las uniones homosexuales no están dentro de los "campos" de la Iglesia católica, sino que están fuera de ellos. Para poder entablar un diálogo constructivo con estos "campos" es necesario asumir el mismo concepto de verdad: si hay distintas ideas de verdad se puede dialogar, pero al final cada uno acaba hablando por su cuenta, sin alcanzar un acuerdo u objetivo real.
Traducción de Elena Faccia Serrano.