Este miércoles, el Papa Francisco ha pronunciado su novena catequesis sobre la vejez en la Plaza de San Pedro. A través del ejemplo de Judit, ha instado a los ancianos a lograr "el heroísmo de la tenacidad" a través de su "donación". Una entrega que no solo se reduce a sus hijos y nietos, sino también a los más desfavorecidos y necesitados de consejo, escucha y sanación.

Francisco indagó en la salvación de Israel por Judit, cuando la ciudad estaba asediada por el dictador Holofernes, para desvelar que el heroísmo no se limita a "los grandes eventos", sino que en los ancianos como ella también "se encuentra en la tenacidad del amor" vertido en la familia y la comunidad.

Asimismo, mencionó las preocupaciones y miedos que pueden abordar a los ancianos en su "merecido y deseado descanso" tras la jubilación, momento que también "representa una fuente de preocupación y temor" ante el vacío que puede dejar esta etapa.

Aquí, explicó, surge "un compromiso gozoso y cansado" al que se pueden dedicar como es el cuidado y la ayuda de los nietos, donde los ancianos ocupan "un rol muy grande".

Una simbiosis de abuelos y nietos 

En este sentido, observó las nuevas realidades y problemáticas de la familia como son la caída de los nacimientos,  las "desfavorables" situaciones laborales de los padres o cómo estos conceden cada vez menos parcelas a los abuelos en la educación y crianza de los nietos.

Esta situación, "pide remodelar la alianza tradicional entre las generaciones", buscando lograr una convivencia "más humana y más justa" en la convivencia.

"Para los abuelos, una parte importante de su vocación es sostener a los hijos en la educación de los niños. Los pequeños aprenden la fuerza de la ternura y el respeto por la fragilidad: lecciones insustituibles, que con los abuelos son más fáciles de impartir y de recibir. Los abuelos, por su parte, aprenden que la ternura y la fragilidad no son solo signos de la decadencia: para los jóvenes, son pasajes que hacen humano el futuro", comentó. 

Asimismo, alentó a vivir la ancianidad imitando a Judit,  como "una época de plenitud y serenidad, con la conciencia de haber vivido hasta el fondo la misión" encomendada por Dios.

Tras su llegada a la Plaza de San Pedro, Francisco se dirigió a la Iglesiay particularmente a los ancianos para animarles en su labor con sus hijos, nietos y el toda la comunidad: "El testimonio del bien es la mejor herencia que podemos dejar". 

La mejor herencia, el testimonio del bien

Antes de concluir, dedicó especial relevancia a la forma de comprender  el fenómeno de las herencias en esta época de la vida, que debe estar marcada no solo por lo material: "Cuando se piensa en la herencia, a veces pensamos en los bienes y no en el bien que se ha hecho en la vejez y que ha sido sembrado, ese bien que es la mejor herencia que nosotros podemos dejar".

Por último, se refirió a los "talentos y carismas" que están llamados a verter sobre la comunidad como "una riqueza que hay que valorar" y para ello, los propios ancianos tienen un papel protagonista.

Este papel "requiere una atención creativa, una atención nueva, una disponibilidad generosa", en la que los ancianos pueden transformar sus habilidades de la vida activa "en recursos de donación" como son "enseñar, aconsejar, construir, curar, escuchar". Acciones que, junto con la familia, deben realizarse también "a favor de los más desfavorecidos, que no pueden permitirse ningún aprendizaje y que están abandonados a su soledad".

Francisco concluyó instando a las ancianas a fijarse en el ejemplo de Judit, que "no es una jubilada que vive melancólicamente su vacío", sino "una anciana apasionada que llena de dones el tiempo que Dios le dona. "Así quisiera yo que fueran nuestras abuelas, valientes, sabias y que nos dejen la herencia no del dinero, sino de la sabiduría sembrada en sus nietos", concluyó. 

 

Próximas canonizaciones 

La audiencia ha transcurrido en los días previos a la canonización del místico Charles de Foucauld, militar, explorador, geógrafo y sacerdote referente de la espiritualidad del desierto. El mismo día, Francisco también elevará a los altares a César de Bus, fundador de los Padres de la Doctrina Cristiana, a María Domenica Mantovani, cofundadora de las Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia. Las religiosas María Rivier y María de Jesús o el carmelita asesinado por las SS Tito Brandsma serán otros de los beatos que serán canonizados el próximo domingo. El indio Lázaro, conocido como Devasahayam será el primer laico indio en ser canonizado, así como los sacerdotes Luigi María Palazzolo y Justino María Russolillo y las religiosas María Francesca di Gesù Rubato y María di Gesù Santocanale, fundadora de las Hermanas Capuchinas de la Inmaculada de Lourdes.

Respecto al viaje del Papa a Líbano previsto para el próximo 12 de junio, ACI Mena informó este martes su suspensión por "problemas de salud" del Papa Francisco. Walid Nassar, ministro de Turismo libanés, confirmó la recepción de un mensaje vaticano comunicando esta decisión. No obstante, la idea de viajar a Líbano se mantiene entre las intenciones de Francisco, pues en abril de este año afirmó su deseo de "visitar el país tan pronto como se den las condiciones" durante la recepción del primer ministro libanés, Saad Hariri.