Hasta ahora entendíamos que hablar de mutilación genital era hablar de la abominable práctica de la ablación del clítoris a niñas, práctica que se realiza en unos treinta países de Asia y África, y está vinculada a algunas religiones no precisamente del tronco judeo-cristiano.
La ONU calcula que han sido sometidas a algún tipo de mutilación genital unos 140 millones de mujeres, cifra semejante a la que la misma organización se refiere al indicar el número de mujeres que se estima han podido sufrir algún tipo de agresión pederasta. Pero recientemente alguien ha pronunciado la frase “Los médicos que mutilan a los niños que quieren cambiar de sexo son unos criminales”, con lo cual se ha abierto más allá de la ablación el espectro de situaciones a las que tal expresión es aplicable.
Por sorprendente que pueda parecer, semejante afirmación ha sido pronunciada por Lidia Falcón, mujer que se califica de feminista, además de atea materialista y marxista, algunas de cuyas declaraciones ya hemos recogido con anterioridad. Lidia Falcón ha pronunciado estas palabras en un acto organizado por HazteOir, titulado Desmontando la Ley Trans con Lidia Falcón y Alicia Rubio: si naces niña, lo seguirás siendo, que se celebró el pasado 23 de marzo (por cierto día de Santo Toribio Mogrovejo, vallisoletano que siendo obispo abrió en pleno siglo XVI y en el Perú una Casa de Divorciadas para proteger a las mujeres huérfanas o abandonadas de los proxenetas).
En el transcurso del acto Lidia Falcón añadió: "Las que promueven la Ley Trans no son feministas. Las feministas estamos en primera línea de fuego contra estas leyes. El feminismo nunca va a defender este disparate... ¡Qué oscuros intereses y financiamientos hay detrás de la Ley Trans!... Cuando las mujeres habíamos conseguido cuotas aparece un ‘trans’ que dice que se llama María Ángeles y tiene derecho a la cuota femenina… Están haciendo que los niños se conviertan en enfermos mentales. Las clínicas convierten a los niños que dicen que desean cambiar de sexo en enfermos crónicos”.
Sobre el asunto del denominado cambio de sexo -algo imposible de realizar, porque todas las células de nuestro cuerpo son sexuadas- existe una más que importante controversia científica en cuanto a la recomendabilidad o no de la hormonación y posterior intervención quirúrgica, dado el alto porcentaje de personas que pasada la adolescencia abandonan de forma espontánea cualquier atisbo de orientación sexual no coincidente con su sexo biológico, al margen de otras consideraciones. Lamentablemente está de moda en estos temas legislar ignorando la ciencia, por más que quienes lo hacen se autodenominen progres promotores de la ciencia.
Al acto asistió también Alicia Rubio, situada por decirlo así en las antípodas ideológicas de Falcón. Su dilatada experiencia como profesora de educación física, su sentido común, pero sobre todo su esfuerzo por documentarse con información científica, le llevó en 2016 a escribir Cuando nos prohibieron ser mujeres… y os persiguieron por ser hombres, habiendo sufrido desde entonces ataques físicos, boicot de actos públicos, etc. provenientes de personas que se autodenominan progres.
Hacer eco en ReL de hechos como los anteriormente referidos no tiene por objeto otra cosa que la intención de señalar la coincidencia de materialistas e Iglesia católica en cuestiones relacionadas con nuestra naturaleza: no somos lo que pensamos ser, si no que pensamos porque somos varones o mujeres de la especie Homo sapiens. Cualquier intervención mutilante infringida sobre el cuerpo humano va en contra de Dios y del hombre.
El Papa Francisco lo ha dicho con claridad en varias ocasiones, una de las cuales fue cuando intervino en una reunión del Pontificio Consejo para la Cultura en 2015, al decir: "Las numerosas formas de esclavitud, de mercantilización, de mutilación del cuerpo de las mujeres nos comprometen a trabajar para vencer esta forma de degradación que lo reduce a simple objeto para malvender en los distintos mercados".
Si ateos y católicos coincidimos en la realidad científica es que no está todo perdido. Dios no da nada por perdido: no lo hagamos nosotros.
Alfonso V. Carrascosa es investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).