La música de alabanza se va afianzando en España en los últimos años. Si hace una década se encontraba básicamente sólo en comunidades evangélicas, grupos de Renovación Carismática Católica y en Cursos Alpha, hoy se ha extendido a través de las catequesis de LifeTeen, muchos ambientes de Pastoral Juvenil, a veces en adoraciones eucarísticas y también en muchos "grupos de alabanza" católicos que no están directamente relacionados con ambientes carismáticos.
Pero, ¿de dónde vienen sus canciones? El cancionero de bolsillo de la Renovación Carismática Católica de España tiene 450 canciones, pero un ministerio de alabanza veterano puede llevar cantorales con notas y acordes de 800 o 900 canciones.
Sin embargo, entre los grupos más jóvenes, especialmente si no son de Renovación Carismática, se pueden apañar perfectamente con entre 30 y 50 canciones. Una muestra muy representativa de las más populares canciones de alabanza modernas la encontramos en Worship.cat: allí hay 60 canciones internacionales, populares y "de eficacia probada", traducidas al catalán, usadas en las catequesis de LifeTeen y en los grupos de alabanza parroquiales en Cataluña. Es como una selección de "imprescindibles modernos". Y todas vienen del ámbito anglosajón, posteriores a 2010.
¿Tu cancionero tiene 800 canciones o 60?
¿Cómo es posible que músicos de Renovación Carismática Católica manejen cancioneros de 800 o 900 canciones pero los nuevos grupos de alabanza puedan perfectamente limitarse a unas 60 canciones?
El primer grupo hereda canciones de los últimos 50 años: hay "clásicos carismáticos" internacionales de los años 70, 80, 90; incluyen también canciones de adoración, de fiesta, de las comunidades carismáticas francesas o italianas, algunas de Taizé, y muchas canciones compuestas directamente en España, por grupos de oración como Betania, el dúo evangélico (ya disuelto) Comisión, el muy fructífero cantautor Luis Alfredo y el Ministerio de Alabanza de la Renovación Carismática Católica española.
También incorporan canciones de autores hispanoamericanos católicos como la argentina Athenas, el dominicano Miguel Horacio o Martín Valverde, y canciones de evangélicos hispanoamericanos que componen en español, como Marcos Witt o Jesús Adrián Romero. Ahí confluyen varios orígenes y tradiciones.
Además, los músicos de cada grupo o región pueden lanzar sus propias canciones, y ver si "enganchan" a la gente de distintos grupos y se van extendiendo en reuniones regionales, diocesanas, etc... Tradicionalmente una canción se hacía "clásica" cuando muchos grupos la asumían como propia.
En cambio, los nuevos grupos de alabanza joven, los catequistas de LifeTeen o los encuentros jóvenes de Watch & Pray en Madrid, se centran en esos 60 temas modernos, de los últimos 15 años (que son los seleccionados en Worship.cat para cantar en catalán, por ejemplo). Y esos temas vienen casi todos de 4 plataformas evangélicas anglosajonas, que tienen en la producción profesional de canciones una fuente de ingresos. Las llamaremos "las 4 grandes".
Alabanza y adoración en Montserrat en el Encuentro Europeo de LifeTeen 2023; con jóvenes de varios países europeos, es normal usar canciones nacidas en el ámbito anglosajón reciente de "las 4 grandes"; pero las iglesias hispanas tienen mucha más riqueza musical que pueden usar para alabar.
Las 4 grandes de la música de alabanza
A principios de abril, la revista Christianity Today (protestante, bastante ecuménica, ortodoxa en valores y evangelizadora) se hacía eco de un estudio revelador. El estudio, de 6 expertos de Worship Leader Research mostraba que de las 38 canciones más usadas en las iglesias protestantes en EEUU (que en buena parte son las mismas que se cantan en alabanza moderna en España), 36 procedían de tan solo 4 orígenes, a saber:
- Hillsong (en sus variantes de Australia, Inglaterra o EEUU);
- Bethel Music (una productora, plataforma de eventos y escuela de músicos de alabanza);
- la iglesia evangélica Passion City, de Atlanta;
- la iglesia evangélica Elevation, en Carolina del Norte.
Las 4 plataformas pueden considerarse "megaiglesias" (según criterios protestantes) y esas 38 canciones empezaron a circular entre "las más usadas" entre 2010 y 2020. Es decir, un boom de temas nuevos que desplazan a los antiguos... pero no son muchos ni muy diversos.
Por eso, dicen los investigadores, "si te da la impresión de que la mayor parte de la música de alabanza suena igual, es porque la mayoría de lo que escuchas lo componen un puñado de autores en un puñado de iglesias". En cuatro, para ser exactos.
Además, hace años, había una especie de "sensus fidei" (sentido de la fe, si se puede usar un término católico) que hacía que unas canciones tuvieran éxito, resonaran entre los cristianos, emocionaran, ayudaran a rezar y ganaran popularidad.
Pero en los últimos años, Spotify y otras plataformas de streaming son las que marcan qué canciones ganan popularidad y hay mecanismos para potenciar unas canciones y no otras. "No es sólo que el Espíritu Santo bendiga esas canciones para que lleguen a lo alto de las clasificaciones", comentan los autores del estudio, que son cristianos devotos, pero no cándidos.
Antes de 2010, las canciones populares estaban relacionadas sobre todo con líderes de alabanza con nombre y apellidos, como Chris Tomlin, Matt Redman... entre los católicos destacaban Matt Maher y Audrey Assad, más como compositores que como líderes de grupo. Ya existía Hillsong como marca consolidada, pero no era hegemónica. Entre los católicos, el ministerio para jóvenes Damascus, en Ohio (que compone sus propios temas modernos), aún no existía.
Pero desde 2010 ganaron popularidad las marcas (Bethel, Elevation) y ellas contraron o afiliaron a autores populares.
Así, de las 38 canciones más populares, que son todas modernas:
- 22 las lanzaron las 4 megaiglesias;
- 8 las lanzaron músicos afiliados a ellas;
- 6 eran colaboraciones de músicos con estas 4 megaiglesias.
A menudo, las 4 grandes no componen la canción, pero la adquieren y difunden, le dan la plataforma en redes, y luego en eventos y conciertos. Por ejemplo, es muy popular "Way Maker" (en español, "Aquí estás, te vemos mover"; o bien "Milagroso, abres camino"). Su autor e intérprete original es el nigeriano Sinach, pero quien la ha difundido son las 4 grandes.
Una versión de "Milagroso, abres camino" en español, en Bogotá... ¡con 84 millones de visionados!
Shannan Baker, una de las investigadoras, explicó a Christianity Today que ella está empezando a analizar las letras más populares: pocas tratan de la Cruz, o de la Salvación (del alma, la vida eterna), y la mayoría hablan de lo que Dios "hace por mí hoy" o lo que promete hacer por mí en un futuro (Él me librará, Él me conducirá...).
Los investigadores apuntan que, en este contexto, 4 grandes plataformas no sólo eligen qué canciones usan ellas, sino qué canciones fomentan para que usen miles de comunidades, no sólo evangélicas, sino protestantes de otros tipos y católicas.
¿Cómo afecta esto a los católicos?
En cierto sentido, como hemos visto, los católicos tienen una dieta espiritual "más variada" que los evangélicos en EEUU, y eso les protege, en parte, de beber de tan solo cuatro productoras.
Para empezar, en el culto evangélico, hay básicamente 3 elementos: alabar (es decir, cantar), escuchar la predicación de sermones y leer la Biblia. En grupos pequeños y células se pueden hacer más cosas: profundizar en la Palabra, orar unos por otros (intercesión), compartir amistad y fraternidad, etc... Pero el culto no permite mucha variación.
En cambio, el católico basa su experiencia de fe en la liturgia del domingo. Un católico puede ser fiel y devoto toda su vida, yendo a una misa con poca música o con mala música o sin música (aunque la liturgia insiste en que al menos el Salmo se debería cantar).
Lo cierto es que la buena música ayuda a rezar. Como dice el Salmo 146: "Alabad al Señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa".
No toda la música cristiana es adecuada para la liturgia, pero fuera de la liturgia se puede usar de muchas formas: encuentros de oración, catequesis, escuchar música cristiana en el automóvil o en el metro camino del trabajo o los estudios...
Ministerio Nacional de Alabanza de la Renovación Carismática Católica en España, en la asamblea de 2018; es una fuente de nuevas canciones de alabanza en español, y mantiene actualizadas canciones "clásicas". No es equilibrado que los nuevos grupos de alabanza católicos conozcan y usen sólo los temas posteriores a 2010, creados desde 4 grandes plataformas anglosajonas y protestantes.
Parece claro que un ministerio de alabanza en español (sea en Madrid, en Bogotá o en Buenos Aires) puede tener un cantoral mucho más amplio que el del grupo norteamericano medio: tiene traducidas las mejores canciones de los últimos 15 años de "las 4 grandes", pero también muchas otras, de autores católicos o evangélicos, de todo el mundo hispanohablante, sean de México, de Argentina o de Madrid.
Y no sólo autores de alabanza, sino autores de música litúrgica popular. Muchas canciones de Kairoi (grupo que nació en 1979 en entornos maristas) siguen sonando frescas, por ejemplo.
Evitar la moda y la pereza: mantener grandes canciones
La economía de esfuerzos, y a veces la mera moda o pereza, puede hacer que muchos ministerios de música, especialmente si trabajan sólo con jóvenes, se dejen llevar por la inercia de "las 4 grandes". Y es cierto que Hillsong, Bethel o Elevation ofrecen magníficos himnos.
Pero hay autores en español que también aportan muchos temas nuevos, y hay temas "antiguos" que siguen llenos de vida.
Por último, no sólo de "Praise & Worship" vive el católico. La música de Hakuna se ha hecho muy popular entre los jóvenes, y más que "worship" es pop suave. El Camino Neocatecumenal tiene su propio cantoral, aunque pocas de sus canciones llegan al público católico general (la más famosa, desde siempre, es "Resucitó"). A veces se traducen canciones llegadas de otros países de Europa. En Hispanoamérica pueden consolidarse ritmos latinos más festivos. Internet ha logrado que la música cristiana y católica llegue mucho más fácilmente a su público de todas las edades, y especialmente al joven, a través de Spotify y YouTube.
Sin renunciar a las mejores canciones de "las 4 grandes", los católicos -y otros cristianos- pueden disfrutar de mucha más creatividad en la música, y mantener vivas grandes canciones que durante décadas han demostrado su eficacia sirviendo a Dios y tocando corazones.