Filipinas es un lugar peculiar para el diálogo entre católicos y musulmanes. Como herencia de su época hispánica, Filipinas es un país de mayoría católica, el único en Asia si exceptuamos la pequeña nación isleña de Timor. Pero tiene una relevante población musulmana, concentrada en el sur del país.

El censo de 2020 detectó que son musulmanes casi 7 millones de filipinos (un 6,4% del total de la población). Viven sobre todo en la isla de Mindanao y las cercanas islas del archipiélago Sulu. En la región de Bangsamoro en Mindanao, con 5 millones de habitantes, el 90% son musulmanes. En la península de Zamboanga, con 3,8 millones de habitantes, un 18% son musulmanes; en Ciudad de Zamboanga lo son un 37%, en la ciudad de Isabela dos tercios lo son.

Se da la curiosa circunstancia de que la península y ciudad de Zamboanga es el territorio filipino donde se mantiene vivo y se habla el zamboangueño o chavacano, una peculiar variante del español. No es extraño ver en la ciudad chicas jóvenes con pañuelo musulmán cubriendo su pelo y hablando un peculiar español entre ellas.



En Zamboanga cumple 40 años la iniciativa de diálogo, espiritualidad y amistad Silsilah (que significa "cadena") y que ha trabajado para establecer lazos entre cristianos y musulmanes en el país y en todo el mundo.

El sacerdote Sebastiano D'Ambra, misionero italiano del PIME (Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras) fue uno de sus fundadores. Explica a Fides que en estas 4 décadas "Silsilah se ha reunido con miles de amigos musulmanes y cristianos, principalmente en Mindanao, pero también en otras partes de Filipinas y del mundo. Es una experiencia que ha dado sus frutos y que poco a poco ha sido apreciada por su valor universal".

Se apoyan en la promesa de Jesús: "Bienaventurados los constructores de la paz".

Una Aldea de la Armonía que sirva de ejemplo

No lejos de Ciudad de Zamboanga, Silsilah mantiene un lugar especial, su Aldea de la Armonía, un lugar donde cristianos y musulmanes viven juntos y comparten una visión de la vida orientada al diálogo y a la paz. Si el método de Jesús para evangelizar era el "ven y verás" y el "mirad como se aman", el método de Silsilah para promover la convivencia incluye el invitar a ver cómo lo hacen ellos en su aldea.

Pero el sur de Filipinas no es una arcadia feliz: hay problemas graves de pobreza, hay desastres naturales y hay guerrillas, comunistas e islamistas.

El padre D'Ambra recuerda, por ejemplo, que en 1992 fue asesinado el padre Salvatore Carzedda en Ciudad de Zamboanga, y él lo considera mártir de la fe. "Esa fue la hora en que Silsilah, con gran determinación, dijo: ¡Padayon! (es decir, 'sigamos adelante'), a pesar de las amenazas de algunos grupos radicales", recuerda el italiano.

La Iglesia Católica en Filipinas mira a Silsilah como un faro que guía el diálogo entre cristianos y musulmanes. El 18 de mayo se celebrará en la Aldea de la Armonía un encuentro conmemorativo con autoridades civiles y religiosas."No dejaremos de hablar del futuro: pediremos a los participantes que sueñen con nosotros y renueven nuestro compromiso con un mundo de buenas relaciones bajo la bandera de la paz, la reconciliación y la fraternidad", explica el misionero.

Miles de personas han participado en sus seminarios de formación, con una "espiritualidad de la vida en diálogo" en 4 dimensiones:

- diálogo con Dios;
- diálogo con uno mismo;
- diálogo con el prójimo;
- diálogo con la creación.

En esa espiritualidad se impulsan las "obras de misericordia" de este movimiento, en las que trabajan juntos cristianos y musulmanes.