El tráfico sexual infantil es uno de los crímenes más abyectos y oscuros de la sociedad actual. Y sin embargo, sigue siendo una realidad silenciosa -y silenciada- que afecta a millones de niños en todo el mundo. Sobre este tabú deleznable y cruel gira, precisamente, la última entrevista de El Efecto Avestruz, el programa de entrevistas producido por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), con Eduardo Verástegui, activista, actor y productor de la película Sound of Freedom, que deja al descubierto la magnitud de este problema y el “oscuro poder” que lo sostiene.

Verástegui relata cómo conoció a un grupo de expertos en el rescate de niños víctimas de trata, que le desvelaron “detalles de lo que les hacen a estos niños: los explotan hasta que ya no son 'carne fresca'. Es aterrador, y cuando dejan de ser útiles para el tráfico sexual, los usan para el tráfico de órganos”. Un tipo de explotación que supone “una nueva forma de esclavitud”, que no deja de crecer.

Y el problema no se detiene ahí. Como desvela en esta entrevista para la ACdP, la trata de personas, especialmente de niños, se ha convertido ya en una gigantesca y demoníaca industria, capaz de generar una inmensa cantidad de dinero a nivel global: 150.000 millones de dólares anualmente. “Esa cifra significa que hay gente muy poderosa involucrada en este crimen. No estamos hablando de un problema marginal. Este negocio tiene ramificaciones en todos los sectores de la sociedad, y eso es lo que lo hace tan difícil de erradicar”, señala Verástegui.

La entrevista de 'El Efecto Avestruz" a Eduardo Verástegui.

El productor mexicano, además, destaca que este flagelo no solo se perpetúa a través del silencio, sino que está activamente respaldado por quienes buscan mantener estos crímenes en la sombra: “Cuando un negocio genera tanto dinero, es porque hay muchas personas interesadas en que siga operando. No podemos ignorar la magnitud de lo que estamos enfrentando”, sentencia.

A lo largo de la entrevista, Verástegui señala que Sound of Freedom no es simplemente un proyecto cinematográfico, sino una herramienta para movilizar a millones de personas, “que han despertado a esta realidad; y lo que empezó como una película se ha convertido en un movimiento que ya no pueden detener”.

Aunque el camino para producir la película cosechó constantes rechazos en Hollywood -algo no demasiado extraño, dadas las constantes revelaciones que destapan escándalos de índole sexual y pederastia vinculados a los magnates de la industria del cine-, Verástegui revela detalles de su lucha particular por sacarla adelante. Y deja claro que su lucha no ha terminado: "El éxito de esta película es un paso más en nuestra misión de erradicar la trata infantil. No nos detendremos hasta que este crimen haya desaparecido del mundo".

Y concluye: “No podemos quedarnos de brazos cruzados. El mal triunfa cuando la gente buena se queda callada; y cuando la gente buena se queda callada, ya no es gente buena porque es parte del problema. Así que, si quieres un cambio, sé congruente. Después deja que Dios intervenga, pero tú sé congruente”.