En Rusia la pandemia del coronavirus llegó más tarde que en Europa Occidental pero ahora se ha disparado y ya se detectan 10.000 casos nuevos cada día, con Moscú (una megalópolis de 12 millones de habitantes) como principal centro de infección. A 4 de mayo se han contabilizado (oficialmente) 155.000 infectados y 1.450 fallecidos.
A medida que el país asume que la situación es grave, la sociedad se vuelve más crítica con quienes incumplen las normas sanitarias o de prudencia. Y también Kiril, el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Así, el Patriarca ha emitido -entre otras- una sentencia que suspende de cargo a Vladimir Chuvikin, superior de las iglesias del complejo monástico de San Nicolás en Perervinsk, que también es director del seminario de estas instalaciones. Chivikin se empeñó en celebrar la Semana Santa (del calendario juliano, del 15 al 20 de abril) sin limitaciones de asistencia de feligreses, lo que, según se ha constatado, provocó muchos contagios.
Mueren clérigos conocidos
Como en otros países, mueren clérigos más o menos conocidos de edad más o menos avanzada. El 3 de mayo, explica la agencia AsiaNews, murió con 78 años en un hospital de Moscú el arzobispo (metropolita) Karpukhin, a los 78 años, popular en Moscú por haber dirigido la iglesia del barrio de Altufevo de 1991 a 2013, los primeros veintidós años de postcomunismo.
Otro fallecido fue el sacerdote, escultor y artista Eugenio Korchukov, de 66 años. Una diferencia con la muerte de los sacerdotes latinos es que los sacerdotes ortodoxos que no son monjes pueden dejar mujer e hijos: lloran a Korchukov sus 5 hijos y 9 nietos, además de sus feligreses y admiradores.
En la región de Kubán, al sur de Rusia, se contagió el padre Dimitri Vetoshkin, que se enfermó de coronavirus distribuyendo la comunión entre los enfermos. Todos los sacerdotes de la zona fueron entonces sometidos a aislamiento.
Los párrocos padres de familia lo pasan mal
Excepto en algunas parroquias ricas de Moscú, o en algunos cargos académicos o administrativos, los curas ortodoxos de pueblo, ciudad pequeña o barrio pobre -que son casi todos- viven con dificultades económicas, y más si tienen hijos (a menudo, familia numerosa).
Dependen de los donativos de sus parroquianos, que suelen ser pobres y pocos, porque poca gente acude a las parroquias de forma estable y pobres. Muchos sacerdotes -y sus niños- dependen de tareas que realizan a tiempo parcial o, muy frecuentemente, del sueldo de su esposa, si ella tiene trabajo. Con el coronavirus y las "vacaciones" obligadas establecidas por el Gobierno, su precaria economía se hunde.
Al Patriarcado han llegado cartas de diócesis pobres pidiendo apoyo para sus sacerdotes. La carta con un lenguaje más crítico llega de sacerdotes de la región de Samara, en el Volga, que critica a la jerarquía de Moscú de hipocresía: "Por muchos años les hemos favorecido y hemos servido también a los caprichos de ustedes, ahora es el momento de que ustedes nos ayuden un poco a nosotros”.
Kiril suspende al popular diácono Kuraev, que le acusa de "papismo ruso"
El Patriarca, para mostrar que se va a mostrar duro con los indisciplinados, también ha suspendido al famoso diácono y comentarista de actualidad eclesial Andrei Kuraev (ReL explicó su interesante historia de conversión, de licenciado en Ateísmo Científico a clérigo).
Kuraev es un diácono converso, mediático y de lenguaje a veces duro
Kuraev tiende a hablar con lenguaje fuerte y muy crítico en los medios de comunicación, y el mismo día del funeral del párroco de la catedral patriarcal, Alexander Agejkin, muerto por coronavirus, criticó con dureza al difunto. También criticó al Patriarca Kiril, acusándolo de centralizar el poder eclesial en una especie de “papismo ruso”.
Claro que los Papas de Roma no suelen suspender a los clérigos que les acusan de centralismo...
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