«El Black Friday contribuye a normalizar un consumo exagerado, a consumir por consumir», dice Omella
El Black Friday (Viernes negro) se ha instalado con fuerza en España en lo que es ya un momento de compra compulsiva para muchos y representando en la práctica el inicio de las compras navideñas.
Curiosamente, esta cita comercial precede al inicio del Adviento, y por ello el arzobispo de Barcelona ha querido dedicar a este asunto su carta dominical. El cardenal Omella recuerda que durante el Black Friday “miles de personas salen a la calle con un único objetivo: encontrar las mejores ofertas. La locura de ese día es tal, que incluso hay personas que se toman un día de fiesta para poder ir a comprar, ya que no pueden resistirse a las tentadoras ofertas. Empieza la carrera, una auténtica aventura”.
Los viernes oscuros de los pobres
De este modo, el purpurado señala que “mientras unos viven la locura del consumismo, otros salen a la calle buscando otra clase de oportunidades; conseguirlas también será una gran aventura. Les espera un día lleno de emociones, porque no saben dónde ni cómo pueden encontrar lo que necesitan. Es probable que no consigan nada. Estos aventureros son los pobres de nuestra sociedad”.
“Para ellos –agrega Omella- todos los días son Black Fridays, días oscuros, porque a diario tienen que buscarse la vida. Algunos, haga frío o calor, aguantan estoicamente largas colas para ser atendidos o encontrar un plato en un comedor social. Todo para ahorrar unos euros y, si tienen suerte, también pueden encontrar gangas comestibles: yogures a punto de caducar, fruta con mal aspecto… Llegan a sus casas (los que la tienen) agotados, pero también satisfechos de haber conseguido algo. Al día siguiente les espera otra aventura repleta de emociones”:
En su opinión, “iniciativas como el Black Friday contribuyen a normalizar un consumo exagerado, a consumir por consumir, no por necesidad, y esa es la tendencia que genera”.
“Queridos hermanos, como cristianos, debemos reflexionar sobre el consumo. No se trata de renunciar a consumir, sino de comprar lo realmente necesario, de comprar para el que sí lo necesita. Creo que en este inicio del tiempo de Adviento sería bueno dedicar un poco de tiempo diario a plantearnos una vida más sostenible, con un consumo más responsable y solidario. Como dijo Santa Teresa de Calcuta: ‘La pobreza no la hizo Dios, la hacemos tú y yo cuando no compartimos lo que tenemos’”, concluye.