La polémica por la profanación de la tumba de Francisco Franco en la abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos ha servido para dar relieve público a la figura de su prior, fray Santiago Cantera, quien era un joven pero ya prestigioso medievalista, profesor universitario de Historia, cuando decidió seguir los caminos de la vocación benedictina. Autor de varias monografías de su especialidad, en particular sobre la vida monástica en la Edad Media, también lo es de obras de alta divulgación de gran éxito comercial, como Hispania Spania, donde busca y analiza las raíces de la idea y la realidad histórica de España.
Recientemente, el padre Cantera sorprendió con una novela que une dos constantes de su obra, el monasticismo medieval y la visión cristiana del mundo, en un atractivo relato de épica y aventuras: Los viajes de Mailoc. El libro del ermitaño Ronan.
"La idea de este libro me surgió de dos fuentes en mi vida monástica en el Valle: la antigua literatura espiritual monástica y la Escolanía", explica a ReL quien es también, por su cargo actual pero también como profesor suyo desde hace muchos años, responsable de la Escolanía del Valle de los Caídos, una coral de voces blancas de fama mundial.
La acción se sitúa en el año 579, en la costa occidental de Irlanda, de donde parte una expedición que debe encontrar una copia del libro de la vida de San Enda. Nada va a salir como estaba previsto y los miembros de la expedición se enfrentarán a dificultades de todo tipo que les servirán para comprender las razones por las que algunos hombres de aquella época lo dejaban todo por Dios.
"Me inspiré en los libros medievales de las navegaciones de San Brendán, un monje celta irlandés del siglo V al VI", dice fray Santiago: "Pensé que su lectura podía adaptarse a los niños para contársela como cuentos o historietas, por ejemplo al irse a dormir. Luego pensé en la posibilidad de crear un personaje más cercano a ellos en edad e inquietudes, el pequeño Mailoc, un niño oblato que vive en un monasterio irlandés, contemporáneo casi al santo mencionado. El monacato celta irlandés es impresionante y ofrece grandes posibilidades que pueden resultar atractivas a un público infantil y juvenil".
Toda la literatura épica contemporánea tiene una deuda con un escritor inglés, católico para más señas: J.R.R. Tolkien (1892-1973), creador de El Señor de los Anillos. Así lo reconoce el prior del Valle: "El mundo celta está de moda desde hace bastantes años, entre otras cosas gracias a relatos de trasfondo cristiano como las obras de Tolkien. Y Los viajes de Mailoc ofrece varios elementos: una penetración en la fe cristiana (es una catequesis), a la par que una mayor profundización en la vida espiritual, y una aproximación a conocimientos geográficos e históricos, todo ello desde un relato de aventuras. También recojo en esta obra un aspecto en el que me he volcado en otros trabajos y estudios: las raíces y la esencia cristianas de Europa y de sus naciones, en buena medida por la obra evangelizadora y cultural de los monjes; en este libro, sobre todo reflejo el caso de Irlanda".
¿A quién está destinada esta novela? "A un público infantil y juvenil, principalmente de edades comprendidas fundamentalmente entre 10 y 15 ó 16 años, aunque también ha habido padres y adultos a los que les ha gustado", responde Cantera. A quien interrogamos sobre esta vocación literaria, hasta ahora desconocida: "La verdad es que, si bien venía pensando desde hacía mucho tiempo en la importancia de elaborar libros de Historia para niños y jóvenes, ha sido en mis años en el Valle y, sobre todo, desde mi contacto con la Escolanía, cuando me he querido volcar más en ello y cuando propiamente ha brotado esta vocación literaria. Es algo que debo al Valle, a mi vida monástica en él y especialmente a la Escolanía y a sus chavales".
La serie hispano-japonesa de animación Ruy, el pequeño Cid fue emitida en 1980. Contaba aventuras de la infancia de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid (1048-1099).
Los viajes de Mailoc tendrá continuación, al menos en la intención de su autor: "El libro pretende ser el primero de una trilogía si mis múltiples ocupaciones me permiten escribir los otros dos… Y luego me gustaría escribir una vida de San Benito contada por San Plácido, su discípulo niño, y algunos relatos más de niños viviendo en monasterios y con monjes: por ejemplo, en alguno de los monasterios egipcios del siglo IV o en la España de la Reconquista, donde también podría ser en relación con las Órdenes Militares de caballería. Me viene aquí a la memoria la imagen de los dibujos de Ruy, el pequeño Cid, relacionándose con los monjes de San Pedro de Cardeña".