Ante el interés mostrado por la comunidad artística, la exposición de François-Xavier Boissoudy en la Galerie Guillaume de París se ha prolongado hasta el 25 de enero. El público está valorando muy positivamente las obras con las que este pintor contracultural ofrece un homenaje al matrimonio. El título de la muestra es Bienaventuranza, y está compuesta por una serie de evocadoras obras que rompen con los estereotipos del amor puramente romántico, sentimental, volátil.
El puente.
Como explica el filósofo católico Martin Steffens al introducir el catálogo de la exposición, al artista le pidieron una serie de cuadros sobre el Sermón de la Montaña y lo enfocó bajo el prisma de la felicidad ("bienaventurados" es "felices"), pero también bajo el prisma de las penas que Jesucristo vincula a esa felicidad, y que no dejan de estar presentes en la vida conyugal: "¡Si al menos [Boissoudy] pintase la felicidad compartida de una fiesta, de la amistad común!... Pero ¡una pareja! La pareja es la puerta más estrecha de la felicidad. Es el marco de esa puerta. Un promesa decepcionada con tanta frecuencia..."
El artista toma, pues, "el camino más difícil, el menos indicado, el más escarpado", subraya Steffens: "Pinta la vida conyugal".
El viento.
Nacido en 1966, Boissoudy no es un pintor católico, dice, sino "un católico que pinta" (pincha aquí para ver un carrusel con sus obras): "Soy católico por bautismo, es un don que he recibido... Debo la fe a mis padres, al largo trabajo subterráneo que Dios hace cada día, y al descubrimiento maravilloso del día en el que fui tocado por Su presencia".
El desayuno.
Cada año consagra varios de sus lienzos a exposiciones temáticas religiosas, que suele acoger la Galerie Guillaume: la Resurrección, la Misericordia, la Santísima Virgen... Para Boissoudy, la frontera entre el arte sagrado y el que no lo es "no reside en la voluntad de hacer o no hacer arte sagrado, sino en la búsqueda de un orden superior en todas las cosas, en acoger la Gracia cuando se presenta, ya sea que se la espere o que llegue de forma imprevista".
Foto: Picbear.
En sus exposiciones, Boissoudy busca la complicidad de los principales referentes del pensamiento católico francés, como es el caso del citado Martin Steffens o de Fabrice Hadjadj, quien presentó el catálogo de su muestra sobre la paternidad.
Un misterio, el de la paternidad, que capta el pintor con sus pinceles no menos que el filósofo con sus palabras. "¿Cómo comprender es misterio más sencillo y más difícil que los enigmas de la Esfinge?", comenta Hadjajd al introducir la visión de Boissoudy: "¿Cómo mostrar al padre sin descubrirle, cómo reconocerle sin identificar su imagen ni con la de un héroe ni con la de una nulidad, ni con la de un padre-disciplina ni con la de un padre-pastel? ¿Cómo, en fin, verle sin verle?"
Es lo que ha logrado ahora Boissoudy al retratar la felicidad conyugal, que define así Steffens al glosar sus cuadros: "Es una alegría en el otro. Una alegría en forma de enigma: ¿cuál es esa parte de ti que no se deja apresar, y que yo solo debo sorprender o recibir?".