Según el psicólogo especializado Tom Kasser
Una Navidad más espiritual da más beneficios que una materialista: está estudiado científicamente
Navidad puede ser la época del año en que más chocan dos tendencias: una altruista, e incluso espiritual, frente a otra hedonista, centrada en el consumo y lo material, los objetos.
Uno de los principales investigadores en comportamientos consumistas es Tom Kasser, profesor de psicología en el Knox College de Galesburg, Illinois (EEUU), autor de “The high price of materialism” (El alto precio del materialismo) en 2002 y de “Psychology and consumer culture” (Psicología y cultura del consumidor) en 2004.
“Sabemos por los estudios científicos que el materialismo va asociado a bajos niveles de bienestar, menos comportamiento prosocial interpersonal, más comportamientos ecológicamente destructivos y peores resultados académicos. También va asociado a más problemas de gasto y deuda. Desde mi punto de vista, todo eso son efectos negativos”, afirma este psicólogo especializado en estudiar la mentalidad del materialista.
Kasser establece (desde la web de la Asociación de Psiquiatría Americana) la definición de materialismo como “tener valores que dan una alta prioridad a conseguir mucho dinero y muchas posesiones, así como imagen y popularidad, que se manifiestan casi siempre mediante dinero y propiedades”.
La sociedad occidental es muy materialista y sin embargo mucha gente ve mal el materialismo. Kasser cree que esta mala imagen se debe a que las personas más materialistas tienden a tratar al resto de la gente de forma “competitiva, manipuladora y egoísta, a ser menos empáticos”, algo que asegura que los estudios han demostrado que se da.
Causas del materialismo
Kasser explica que una persona se vuelve materialista por dos razones. La primera es que lo aprende de su entorno: si sus padres, amigos o medios de comunicación dan mucha importancia a la apariencia y la posesión, él los imita y asume sus valores.
La segunda causa que lleva al materialismo puede ser una reacción a la inseguridad: las personas que se sienten rechazadas, que viven con temor a la pobreza o temor a algo tan inevitable como la muerte intentan agarrarse al tener cosas para sentirse más seguras.
La TV contagia materialismo
Lo que está muy demostrado, dice Kasser, es que las personas que consumen más televisión y más medios de comunicación de masas tienden muchísimo más a ser materialistas. “Tanto los anuncios como los programas enseñan que precisamente las personas ricas y guapas son las felices y exitosas”, señala el psicólogo.
Sin embargo, los estudios muestran que la realidad de la psique humana es distinta: adoptar valores materialistas tiende a disminuir el bienestar real de la persona, como demuestra un metaestudio de Kasser con la Universidad de Sussex que repasa datos de todo tipo de gente, culturas y medidores de materialismo.
“Descubrimos que cuanto más se adhiere uno a valores materialistas más tiende a sufrir depresión, ansiedad, problemas de salud física como dolores de cabeza y estómago, y sentirá menos emociones agradables y menos satisfacción con su vida”.
¿Religioso y materialista? Especialmente dañino
En el caso de las personas religiosas, el materialismo resulta especialmente perjudicial. La tendencia hacia lo espiritual y la tendencia hacia lo material (más propiedades, mejor imagen) son contradictorias porque la persona se marca objetivos que entran en conflicto, dice el estudioso.
“Por ejemplo, es relativamente fácil centrarse en objetivos que dan dinero y a la vez en objetivos que dan popularidad; son cosas relacionadas que se apoyan mutuamente. Pero intentar alcanzar objetivos materialistas y espirituales a la vez causa a las personas un conflicto y estrés”. Kasser señala que los “pensadores” de grandes religiones ya lo advirtieron, y señala el caso de Jesús, Buda, Lao Tse y otros.
Materialismo y espiritualidad en Navidad
La Navidad es un ejemplo claro y Kasser la ha estudiado con el psicólogo Ken Sheldon. “Descubrimos que cuanto más se centraba alguien en sus vacaciones en gastar y recibir, menos se centraban en objetivos espirituales. También vimos que la gente aseguraba tener Navidades más felices si la espiritualidad era importante en esas vacaciones, mientras que si los aspectos materialistas dominaban las fiestas, declaraban un menor bienestar”.