Hipatia de Alejandría es el personaje central de la superproducción de Alejandro Amenábar, Ágora: la caída del Imperio Romano.

Hipatia fue una filósofa neoplatónica de los siglos IV y V. Al igual que su padre, Teón, también fue científica, interesándose especialmente por las matemáticas y la astronomía. Su mayor contribución consistió en las reediciones y comentarios de obras fundamentales de las ciencias y matemáticas alejandrinas, como Los Elementos de Euclides y el Almagesto de Ptolomeo.

Además, fabricó instrumentos como el astrolabio, empleado en astronomía, y el hidrómetro, un aparato que mide la densidad o gravedad específica de los líquidos, aunque ambos se habían inventado antes de su tiempo.

Asimismo, fue una destacada maestra en su época, aunque es importante señalar que no tuvo discípulos de gran renombre.

Por tanto, vemos que, aunque Hipatia fue una mujer muy inteligente y virtuosa, no se trata de alguien que cambiara el devenir de la ciencia y la filosofía.

Sin embargo, en la película de Amenábar se presenta una Hipatia que apuesta por que la Tierra gira alrededor del Sol, que descubre el movimiento de rotación de la Tierra lanzando objetos desde lo alto del mástil de un barco y que incluso se adelanta a Kepler, célebre astrónomo del siglo XVI, en la deducción de las órbitas elípticas de los planetas, cuando Hipatia, como filósofa neoplatónica, solo podía concebir el círculo, pues el ideal de Platón era esa figura geométrica.

A Amenábar solo le faltó imaginar a Hipatia escribiendo las ecuaciones que sostienen la teoría del Big Bang.

¿Qué fin se persigue al querer inflar la figura de Hipatia?

Pues dramatizar más el triste final que sufrió, su asesinato a manos de una turba exaltada de cristianos. Así, ya tenemos el ejemplo perfecto de enfrentamiento entre razón y religión, lo cual dista mucho de la realidad.

No cabe duda de que el asesinato de Hipatia es un hecho lamentable en la historia del cristianismo, pero también hay que aclarar que fue un caso aislado y, además, hay que contextualizarlo.

En primer lugar, Hipatia era creyente, aunque su credo difería del cristiano. Ella era pagana, lo cual a menudo se confunde con el ateísmo, pero el paganismo es, en realidad, lo contrario; los paganos creen en muchas deidades.

Como tal, Hipatia nos dejó esta preciosa frase donde une su amor por el conocimiento con su creencia en la existencia de otra vida después de la terrena: "Comprender las cosas que nos rodean es la mejor preparación para comprender las cosas que hay más allá". Se trata de una expresión que podría alinearse con la visión positiva que tiene el cristianismo del conocimiento, aunque cabe matizar que, para el cristianismo, el conocimiento no es un fin en sí mismo, sino un medio para comprender mejor la fe, a la cual debe estar subordinado.

Por otro lado, aunque los asesinos fueron un grupo de cristianos, es muy improbable que la motivación fuera sus enseñanzas. Se trata más bien de que Hipatia se vio involucrada en la lucha entre el obispo Cirilo y el prefecto romano Orestes, tomando parte a favor de este último. Era el enfrentamiento entre la autoridad religiosa, Cirilo, y la civil, Orestes, y, además, en el bando de Orestes también había cristianos, con lo cual no era una lucha de paganos y cristianos, sino una disputa por el poder.

El caso es que, por haber sido asesinada por partidarios de Cirilo, se presenta a este último como instigador de la muerte de Hipatia, una teoría que aparece también en la película Ágora. Sin embargo, no existe prueba alguna que sostenga esta hipótesis; ningún contemporáneo de Cirilo lo acusa de esto, y no le faltaban enemigos con ganas de manchar su imagen.

Las acusaciones comienzan unos 50 años después de la muerte de Cirilo, a través de un detractor suyo, el pagano Damascio, lo cual resta bastante credibilidad a la cuestión. Además, Cirilo reprobaba toda la violencia que había en Alejandría desde hacía siglos y que continuó incluso después de Hipatia y Cirilo. Por ejemplo, en 422 asesinaron al sucesor de Orestes, Calisto, y en 457 arrastraron al obispo Proterio por las calles y luego lo quemaron.

Por último, conviene recordar que el paganismo sobrevivió hasta el siglo VII, cuando llegó el islam, lo que indica que, si bien el cristianismo mostró hostilidad hacia el paganismo, no lo aplastó por completo.

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