Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

LOS TEXTOS CLÁSICOS DESMIENTEN EL ARGUMENTO

Los tres engaños de la película «Ágora» de Alejandro Amenábar

La muerte de Hipatia de Alejandría ha querido ser vista por sectores anticristianos como la de una «mártir de la ciencia»; Amenábar mezcla cine histórico con ideología moderna.

R.B./ReL

Rachel Weisz, como Hipatia
Rachel Weisz, como Hipatia
Ágora es la nueva película del director español Alejandro Amenábar. En ella aborda la vida de Hipatia, filósofa y maestra neoplatónica y la primera matemática mujer de la que se tiene constancia en la Historia. Nació en Alejandría entre el 355 o el 370 d.C. y destacó en Matemáticas y en Astronomía además de ser directora de la famosa Biblioteca de la urbe.
 
Hipatia educó a una selecta escuela de aristócratas cristianos y paganos y su asesinato se produjo en el marco del advenimiento del apogeo del cristianismo, el declinante paganismo y las luchas políticas entre las distintas facciones de la Iglesia, según informa Forumlibertas.
 
Desde la época de la Ilustración la filósofa ha querido ser presentada como una presunta «mártir de la ciencia» y símbolo del fin del pensamiento clásico ante el avance del Cristianismo. Sin embargo, en la actualidad se destaca que su asesinato fue un caso excepcional y que, de hecho, la Escuela neoplatónica alejandrina perduró hasta el siglo VII. Hipatia era miembro y líder de la Escuela a comienzos del siglo V.
 
Ideología anticristiana
Alejandro Amenábar engaña cuando modifica la realidad de acuerdo a su ideología que es anticristiana. Lo demostró falseando los hechos en su anterior producción: Mar adentro y lo hace ahora en Ágora.
 
En Mar adentro el director español hizo un falseamiento ético y estético de una realidad compleja y extrema como es la vida de un tetraplégico. Un contrapunto al tratamiento sobre la eutanasia la encontraríamos en la película de Clint Eastwood Million Dolar Baby en la que se reconoce una evolución y un proceso en el tratamiento de la muerte provocada como la solución a una vida considerada indigna por el propio portador.
 
Amenábar narra la vida y la muerte de Hipatia desde una perspectiva que no revelan los textos clásicos que hablan de esta filósofa neoplatónica. Los tres puntos más destacables de la manipulación que realiza el filme son los siguientes:
 
1.- Cuando Hipatia murió contaba con entre 45 y 60 años de edad dependiendo de su fecha de nacimiento de la que no se tienen datos precisos. Por lo tanto, la filósofa no murió joven como se da a entender en la producción. Es evidente que el director busca ensalzar un mito y propone una Hipatia joven para agravar las circunstancias de su muerte.
 
De esa forma se pretende realizar la «canonización» laica de Hipatia e incluso la confección de un martirio propio de carácter profano.
 
2.- En Alejandría se sucedían las luchas internas entre facciones (con cristianos, judíos y paganos a menudo mezclados en los mismos grupos) a lo largo de toda la historia de la ciudad. Los cristianos no atacaron la «civilizada Hipatia» en los términos en los que lo plantea la película sino que se trataba de luchas entre  hordas de multitudes que actuaban sin control.
 
La muchedumbre que asesinó a Hipatia no está cercana al concepto de muerte refinada y fría que sugieren algunos autores, sino que el hecho está enmarcado en el tumulto callejero que en Alejandría practicaron judíos, paganos y cristianos, contra los otros y contra ellos mismos. En estas circunstancias de muerte violenta y descuartizamiento después, también murieron obispos en diversas algaradas.
 
3.- La escuela neoplatónica pagana –no atea, los neoplatónicos eran monoteístas- de la que formaba parte Hipatia duró en Alejandría hasta el siglo VII. En la famosa escuela matemática de Alejandría convivían alumnos de tradición neoplatónica y cristiana hasta su desaparición. Esto desmiente el hecho de que el cristianismo acabara con la tradición clásica y que Hipatia se erigiera en símbolo de su fin. Los dos siglos posteriores a su muerte el neoplatonismo pagano siguió su curso poco a poco apagado por el surgimiento de un cristianismo imperante.
 
De hecho Constantino no suprimió las religiones que no fueran la cristiana cuando llegó al poder sino que suprimió la prohibición del cristianismo que existía. En los siglos posteriores, la expansión de la religión cristiana no significará la extinción de la sabiduría clásica a pesar de que se quieran realizar lecturas sesgadas y manipuladas en pro de ideologías.
 
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