Para este domingo estaba convocada en todo el mundo una jornada de oración por la liberación de Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa (Nicaragua), condenado a 26 años de prisión por el régimen comunista de Daniel Ortega. Recientemente se negó a ser desterrado en las condiciones que le ofrecían las autoridades, prefiriendo quedarse interno y compartir con sus compatriotas el sufrimiento al que viven sometidos.
Si alguien sabe de ese sufrimiento es su compañero Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, agredido varias veces y amenazado de muerte hasta el punto de que en 2019 el Papa Francisco le ordenó salir del país para salvar su vida.
"Dictadura asesina"
En el exilio de Miami donde vive, monseñor Báez consagró este 16 de julio su homilía en la parroquia de Santa Ágata a la situación de su hermano en el episcopado.
El obispo Rolando Álvarez, en arresto domiciliario desde agosto de 2022, y desde febrero de 2023 en una de las peores cárceles nicaragüenses.
“Te pedimos, Señor", oró, "que hasta la celda donde él esté, llegue la fuerza de nuestra oración como una brisa suave y un consuelo fuerte. Te pedimos para que le des salud y fortaleza y aumentes en él la esperanza. Sobre todo, te pedimos para que muy pronto veamos el milagro, que solo de ti puede venir, de que Rolando sea liberado incondicionalmente y pueda volver como obispo en medio del pueblo que la Iglesia le ha confiado”.
Don Rolando es una víctima de la “sangrienta y cruel dictadura asesina sandinista de Nicaragua”, proclamó monseñor Báez, que la vivió en sus carnes junto al cardenal Leopoldo Brenes durante las protestas de abril y mayo de 2018, durísimamente reprimidas por el gobierno.
Un asalto de matones del régimen contra los católicos durante las protestas de 2018.
Pese a todo, "no hay que perder la esperanza ni creer que todo inútil en la construcción de una sociedad donde prevalezcan la justicia y democracia”, dijo el obispo: "Nos podemos sentir también impotentes ante la crueldad prepotente de los poderosos que someten al pueblo o, peor aún, llegar aceptar como normal la represión y el miedo”.
El fundamento de la esperanza
Pero, haciendo referencia al Evangelio del día, que proclamó la parábola del sembrador (Mt 13, 1-23), monseñor Báez pidió a los fieles "no obsesionarse con cosechar antes de la siembra", sino confiar en Dios, "que no deja de esperar que de entre nuestras piedras y espinas surjan siempre brotes de amor y de vida”.
"En el campo de nuestra sociedad Jesús sigue sembrando la semilla de la vida, de la verdad y de la libertad”, añadió y por ello el pueblo nicaragüense, "aun temeroso y llorando, sigue resistiendo sin resignarse a la represión. No faltan líderes buenos que viven olvidados de sí mismos y grupos que no temen al diálogo y sienten el dolor del pueblo”. Son la “semilla del futuro” y “signos de la siembra de Dios en los corazones y en la sociedad”, que un día dará fruto.
En los últimos meses se ha intensificado la persecución de Daniel Ortega contra la Iglesia, con detención de sacerdotes, cierre de universidades, prohibición de procesiones o el cierre de Cáritas, que sigue al de otras instituciones que ayudan a los más necesitados, como las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta, expulsadas en 2012.